Vivir esquivando la crisis en Venezuela

El momento actual que viven los venezolanos deja más incertidumbres que certezas. Los venezolanos se acostumbraron a vivir en medio de la duda. Así trata el país de vivir en una relativa normalidad.

Diana Lache*
03 de mayo de 2019 - 03:00 a. m.
La estrategia de Juan Guaidó de convocar paros escalonados puede tener un efecto menor en los venezolanos. / AFP
La estrategia de Juan Guaidó de convocar paros escalonados puede tener un efecto menor en los venezolanos. / AFP

Venezuela es la historia de nunca acabar. La gente, en medio de la crisis, se acostumbró a vivir en la incertidumbre.

Son más las dudas que dejan momentos como el actual, porque nadie entiende cómo más de 24 horas después de la salida del líder opositor, Leopoldo López, de su prisión domiciliaria (en la que estaba desde 2017, tras pasar unos años en la cárcel de Ramo Verde) las autoridades venezolanas hacen un allanamiento, cuando lo regular es que una operación así se realice inmediatamente.

Además, el tipo de paros escalonados que propone Juan Guaidó, presidente de la Asamblea Nacional, no tienen un impacto mayor al que ya existe debido a la constante incertidumbre que vive el vecino país.

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Algunas de las empresas del este de Caracas, por la zona de Altamira y Chacao, toman medidas como suspender temporalmente sus actividades cuando la situación se complica.

Después de las jornadas del 30 de abril y el 1º de mayo, por ejemplo, los comercios abrieron y las citas médicas se llevaron a cabo sin contratiempo en el este de la capital. Por la zona del centro todo siguió como si nada. Así, la ciudad intenta día a día continuar con su rutina, porque, por más fe y esperanza que Guaidó haya capitalizado de parte de los venezolanos, sigue sin estar claro cómo logrará retirar el apoyo militar hacia Nicolás Maduro, los hermanos Rodríguez y Diosdado Cabello.

Este jueves, por ejemplo, varias de esas empresas ya regresaron a una relativa normalidad, con advertencias a sus trabajadores de que, en caso de alguna alteración significativa, les avisarán para volver a sus casas a tiempo.

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Hay que tener presente que, en general, las empresas que aún operan en territorio venezolano y organismos internacionales como el Banco Interamericano de Desarrollo (BID) están listos para el “día después de”. Pero mientras ese día llega seguirán operando bajo la incertidumbre de un país en donde cada día se trata de sobrevivir y esquivar la crisis de la mejor manera. Muchas de las compañías están dispuestas a seguir aguantando hasta el final.

Como avanzan hoy las cosas es más conveniente seguir en Venezuela que reinstalarse cuando el régimen salga del poder. Esa es la razón fundamental para que lo poco que queda de su economía se mantenga a flote.

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En Venezuela, cada día se escribe una nueva historia. Si bien hoy se podría pensar que está más cerca el final, lo cierto es que, al menos ahora, el apoyo de Estados Unidos y las ventajas que pueda ofrecerles a los militares —a cambio de contribuir a derrocar al régimen— son una opción más clara que lo que se podía esperar hace una década.

* Periodista y analista en temas sobre Venezuela.

Por Diana Lache*

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