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La muerte del papa emérito Benedicto XVI coincidió con el fin de año. Por esto, el papa Francisco rindió un homenaje a su predecesor durante el sermón por la víspera y el Te Deum de fin de año.
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El Te Deum católico es un himno litúrgico que sus feligreses entonan como acción de gracias durante una fecha importante, como es el 31 de diciembre en el mundo occidental. En el marco de este canto solemne, el papa Francisco recordó a Joseph Ratzinger, el papa número 265 de la Iglesia Católica, el sétimo soberano de la Ciudad de El Vaticano y el primero de ellos en renunciar a su pontificado -además de la de él, la última renuncia conocida se dio en 1294, cuando Celestino V dejó voluntariamente esa dignidad-.
En la Basílica de San Pedro, el papa Francisco dio su homilía, rememorando la nobleza y amabilidad de Benedicto XVI. “En este momento, el pensamiento se dirige espontáneamente al queridísimo papa emérito Benedicto XVI que nos ha dejado esta mañana. Recordamos con conmoción su persona, tan noble, tan amable”, dijo.
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De igual forma, resaltó la gratitud de la Iglesia Católica con Dios y con el que también fue cardenal-obispo de Ostia: “Gratitud a Dios por haberlo donado a la Iglesia y al mundo, gratitud a él por todo el bien que ha hecho, y por su testimonio de fe y oración, en especial en estos últimos años de vida retirada”.
Años que el papa emérito pasó casi que en silencio en su residencia, el mo
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Sobre esto, el papa Francisco hizo un especial y último hincapié, destacando que “solo Dios conoce el valor y la fuerza de su intercesión, de sus sacrificios ofrecidos por el bien de la Iglesia”.
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