La idea de Japón como el lugar donde se encuentra siempre el futuro, planteada por William Gibson desde su primera novela, Neuromante (1984), sigue vigente con fenómenos sociales actuales como el envejecimiento de la población, el aumento de la soledad y la despoblación de las zonas rurales. (Lea más columnas de Gonzalo Robledo sobre Japón).
Aunque el autor estadounidense no había estado en Japón cuando escribió su obra seminal, se inspiró en ciudades como Tokio y Chiba para ambientar una distopía donde los seres humanos están comunicados de forma permanente a través de implantes cerebrales.
Era un anticipo de internet al que llamó “ciberespacio” y definió como “una alucinación consensual experimentada diariamente por billones de legítimos operadores”.
Cuando finalmente visitó Japón, Gibson se convenció de que las grandes urbes niponas correspondían a su idea de ese futuro adelantado solo unos años al presente.
Eran, además, el escenario ideal para ambientar relatos anclados en el planeta tierra y donde la alta tecnología circula en el mercado negro y puede ser cochambrosa.
Neuromante se puso de moda justo cuando Japón empezaba a perder su rango de segunda economía mundial y se enfrentaba a problemas sociales implícitos en las novelas de Gibson con soluciones reales que llamaron la atención de analistas y académicos.
Ya en el siglo XXI, Japón empezó a ser visto como un laboratorio social para observar desafíos y soluciones pragmáticas en áreas clave que afectan unos años después al resto del mundo.
Analizar qué hace Japón respecto al rápido envejecimiento de su población es una tarea permanente para los legisladores de países donde se teme que el aumento en la proporción de ciudadanos de la tercera edad ponga en peligro su fuerza laboral, su sistema de salud y sus presupuestos de pensiones.
En la reciente Exposición Universal de Osaka 2025, Japón se esmeró en presentar tecnología aplicada al cuidado de los ancianos y mostró, por ejemplo, una “lavadora humana”, un enorme electrodoméstico para asear y secar una persona con problemas de movilidad.
Cómo repoblar el campo nipón es otro desafío al que el gobierno central y los gobiernos regionales hacen frente con subvenciones para familias jóvenes con niños que se muden a las zonas rurales y para empresas que funden sedes y aumenten los puestos de trabajo.
Para frenar la drástica caída de los matrimonios en Japón, consecuencia de la precariedad laboral y la desconfianza en el futuro, se idean aplicaciones digitales para encontrar pareja o se ofrecen subsidios por hijo.
Aunque el universo de Gibson no sea un espejo de la sociedad japonesa, cumple con la labor de la mejor narrativa de ciencia ficción de anticipar realidades complejas.
Y a muchos les contagia su fascinación con su musa geográfica.
* Periodista y documentalista colombiano radicado en Japón.