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Pese a la gran brecha ideológica que me separa de la escritora japonesa TN, busco su opinión y sus explicaciones siempre que quiero saber qué piensa el promedio de los habitantes de este archipiélago sobre asuntos de candente actualidad. (Lea más columnas de Gonzalo Robledo sobre Japón).
Mi más reciente consulta tuvo que ver con el anuncio, emitido en las noticias de la televisión pública NHK, de que muy pronto las mujeres del archipiélago podrán comprar, sin distinción de edad y sin receta médica, la píldora del día después. La noticia fue celebrada por colectivos de mujeres que llevan años intentando conseguir facilitar la compra del que en muchos países es considerado un método habitual de prevención de embarazos indeseados.
El lento proceso actual, que exige pedir cita en un centro médico y obtener una receta autorizada (y permiso de los padres en el caso de las menores de edad), le quita sentido a una medicina que por su alto nivel de efectividad en frenar embarazos accidentales es llamada también “la píldora de la emergencia”.
Expliqué a TN que la información televisiva mencionaba la conveniencia de la futura medida para personas cuyos métodos rutinarios de anticoncepción habían fallado.
Se citaron, le dije, casos de mujeres víctimas de violencia sexual que ante la imposibilidad de ingerir la medicina en el plazo requerido de 72 horas, habían tenido que esperar angustiadas hasta la siguiente menstruación para confirmar que no habían quedado preñadas.
Como siempre, TN soltó una de sus lapidarias afirmaciones con las que suele poner fin, o desvía completamente, cualquier línea de razonamiento.
“No entiendo cómo pueden aprobar una medida semejante”, afirmó y procedió a informarme de la preocupación de muchos ciudadanos japoneses maduros a la creciente propagación del SIDA y otras infecciones de transmisión sexual entre la juventud si se abandona el muy extendido uso de los preservativos.
Japón ha sido desde mediados del siglo pasado un beligerante promotor de los condones. Los fabricantes nipones son líderes en el sector y algunos críticos aseguran que el uso extendido de los condones, la fuerte presión de la industria y el hecho de que el aborto sea legal, son razones de que la clásica píldora anticonceptiva, comercializada en Occidente en los años sesenta, haya tardado casi cuatro décadas en ser aprobada.
Recordé que el Viagra, aprobado en 1998 en Estados Unidos, fue autorizado para su venta en Japón en solo seis meses. Esperaba una crítica al machismo de la sociedad japonesa, pero solo obtuve un silencio discreto.
Para no dejar inconclusa una conversación caleidoscópica opté por dejar para una próxima oportunidad el tema de la caída demográfica y el incipiente movimiento de académicos según los cuales hay una posibilidad de que cuando seamos menos viviremos mejor.
* Periodista y documentalista colombiano radicado en Japón.