En el Hotel Nemo de Odesa, una de las regiones ucranianas que más ha recibido el asedio de los rusos durante la invasión, los espectáculos de delfines que ofrece la instalación han servido para que niños y niñas que escaparon de la destruida ciudad de Jersón (Kherson) se distraigan por un minuto de los horrores de la guerra.
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“Los delfines son muy positivos, no les importa la guerra”, le dijo el gerente de servicio del hotel, Vyacheslav Lutushko, a la agencia Reuters.
Pero los delfines del Hotel Nemo, que son usados para entretener a los refugiados ucranianos, ya no son los únicos animales en tener un rol activo en la guerra de Ucrania. Imágenes satelitales del puerto de Sebastopol, corroboradas por el Instituto Naval de Estados Unidos (USNI, por sus siglas en inglés), mostraron que Rusia también está usando delfines para su propio fin: defender su base militar en el puerto de Sebastopol, en el extremo sur de Crimea.
Según el USNI, Moscú desplegó en Sebastopol dos grupos de delfines militares entrenados por sus Fuerzas Armadas, los cuales tienen la misión de disuadir a buzos enemigos y recuperar objetos en el mar. La operación busca evitar que las fuerzas ucranianas se infiltren en el puerto y saboteen los buques de guerra de la Armada de Rusia en el Mar Negro.
Esta no es la primera vez que Rusia usa su compañía de delfines en una operación militar. De hecho, una operación similar se vio hace relativamente poco. En 2018, Moscú llevó a su equipo de animales a defender su base naval en Tartus, Siria, y se cree que una ballena beluga que fue encontrada en Noruega en 2019 con arneses para sostener cámaras de video hacía parte de las operaciones de espionaje de la marina rusa en la región. Porque sí: los delfines no son los únicos animales que se han usado en las guerras. Las belugas también son entrenadas como instrumentos para la guerra por tener mejores capacidades para adaptarse a las condiciones climáticas en el Ártico, mientras que las focas, por su agilidad, son usadas en operaciones de contrabuceo.
Pero concentrémonos en los delfines: en plena Guerra Fría, tanto la Unión Soviética como Estados Unidos desarrollaron programas costosos de entrenamiento de delfines para que sirvieran en operaciones militares. Y es que, a pesar de todos los avances tecnológicos, las capacidades de ecolocalización de estos animales continúan siendo superiores.
“[Los delfines nariz de botella] son mejores que cualquier máquina en lo que respecta a la detección de minas”, le dijo Paul Nachtigall , jefe del programa de investigación de mamíferos marinos de la Universidad de Hawai en Kane’ohe Bay, a la National Geographic.
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Los delfines pueden detectar objetos bajo el agua, como minas, además de alertar sobre la presencia de enemigos en el campo de batalla mucho más rápido que las máquinas. Se estima que Washington se ha gastado por lo menos US$28 millones en el mantenimiento de sus tropas de delfines y leones marinos de California desde 1960, y el gobierno todavía le dedica una porción del presupuesto de defensa a este programa: hasta 2019, EE. UU. Contaba con 70 delfines nariz de botella y 30 leones marinos en su base naval en San Diego, California.
Entre las misiones que ha tenido el equipo de delfines de EE. UU. Está la limpieza de minas en el Golfo Pérsico tras las guerras del Golfo y la invasión estadounidense de Irak. La Marina estadounidense ha dicho que planea sacar gradualmente a los mamíferos de sus fuerzas y espera reemplazarlos con robots, pero, por ahora, señala que “la tecnología no es rival para los animales”.
El programa ruso de entrenamiento de delfines, por otro lado, cayó finalmente en desuso tras la desintegración de la Unión Soviética, pero revivió en 2012 en un acuario de Sebastopol bajo el liderazgo de Ucrania, cuando Crimea no había sido anexada por Rusia. En 2014, tras la invasión rusa, el programa pasó a manos rusas y, a pesar de los reclamos ucranianos, los mamíferos de combate no fueron regresados a Kiev.
“Nuestros especialistas desarrollaron nuevos dispositivos que convierten la detección de objetivos por sonar submarino de los delfines en una señal para el monitor del operador. La armada ucraniana carecía de fondos para tales conocimientos y algunos proyectos tuvieron que suspenderse”, señaló una fuente a la agencia rusa RIA Novosti.
Al igual que ocurre con el programa estadounidense, los rusos han recibido críticas por el trato de los animales. Sin embargo, las autoridades de ambos países sostienen que estos reciben “los más altos estándares de atención” y que es falso que se hayan entrenado para matar a buzos enemigos.
Hay otros programas que investigan cómo usar las cualidades de los animales para la guerra. La Oficina de Investigación del Ejército de Estados Unidos, por ejemplo, estudia cómo el olfato de los elefantes puede ayudar a detectar explosivos. En el pasado, la misma oficina destacó el uso de ratas para encontrar bombas. Documentos estadounidenses también muestran que se han usado burros y mulas para el transporte en terrenos montañosos y cerdos y cabras para el entrenamiento médico. Y no hay que olvidar cómo el Ejército estadounidense supervisó el entrenamiento de palomas en Nueva Jersey para que llevaran mensajes durante la Primera Guerra Mundial y la Segunda Guerra Mundial, mucho antes de la existencia de los drones.
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