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Como un balde de agua fría cayó la noticia de que el epidemiólogo Neil Ferguson, clave en el análisis de las medidas tomadas para controlar el coronavirus en Reino Unido, había dimitido hoy por violar el confinamiento obligatorio. El hecho ocurre en un momento clave, justo cuando el país se convierte en el segundo con más muertos del mundo (29.427).
Esta semana, el científico afirmó a la BBC: "Hay que acelerar la toma de decisiones. Necesitamos poner en marcha una infraestructura, un puesto de mando, una capacidad de organización. El Gobierno creó un Departamento del Brexit ante una emergencia nacional, y ahora estamos ante una emergencia aún mayor".
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El diario "The Telegraph" reveló hoy que el investigador, especialista en la propagación de enfermedades en humanos y animales, se saltó las normas de distancia social al permitir que una mujer atravesara Londres al menos en dos ocasiones para encontrarse con él en su domicilio.
"Acepto que cometí un error de juicio y tomé el curso de acción incorrecto. Por ello, he dado un paso atrás en mi actividad en SAGE (siglas en inglés del Grupo Asesor Científico para Emergencias)", afirmó en un comunicado el matemático y epidemiólogo de 51 años.
Además, el epidemiólogo agregó: "Me arrepiento profundamente de cualquier menoscabo del mensaje de la necesidad de distancia social para controlar esta epidemia devastadora".
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A mediados de marzo, Ferguson publicó un informe en el que alertaba de que el Reino Unido se enfrentaba a en torno a 260.000 muertes por COVID-19 si no endurecía las medidas de aislamiento social.
Pocos días después, el 23 de marzo, el primer ministro, Boris Johnson, ordenó que la población se quedara en casa salvo en ciertos supuestos, una medida que continúa vigente.