El Espectador le explica: las polémicas modificaciones al Barrio Rojo en Ámsterdam

Foto de referencia - Barrio Rojo de Ámsterdam. / Pixabay

El barrio rojo de Ámsterdam, uno de los lugares turísticos más famosos de Europa, está a punto de vivir uno de los cambios más importantes de su historia. O al menos a eso aspira la alcaldesa de la ciudad, Femke Halsema, quien, además de ser la primera mujer en asumir las riendas de la capital de los Países Bajos, busca humanizar y regular la prostitución y combatir el tráfico de drogas. 

La resistencia por parte de la población ha sido fuerte, en los primeros discursos solo se encontraba con insultos de todo tipo. "Fue el momento en el que me confronté con mi condición de ser mujer", afirma en una entrevista otorgada a The Guardian. Eso sí, eso no le ha impedido continuar con la ambiciosa agenda que propuso durante campaña. "La gente debería darse cuenta de que el joven que que trafica cocaína está en un ambiente muy complicado y podría ser asesinado. Alguna vez me pasó a mí, crecí en el este de los Países Bajos y allí no había mucho más que hacer que fumar marihuana", aseguró. 

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En lo que respecta al Barrio Rojo desde hace un tiempo ya se vienen haciendo modificaciones al reglamento de la zona. En abril del año pasado se prohibieron los recorridos guiados, según las autoridades, para promover el respeto a las trabajadoras sexuales y poner fin a los problemas provocados por el turismo masivo en esta zona céntrica de la ciudad.

Las molestias, el ruido y la basura arrojada por los grupos de turistas en la calle fueron las principales razones por las que se anunciaron estas medidas, aunque fuentes del gobierno subrayaron también que la restricción se debe a que "ya no es de esta época que los turistas acudan en masa a ver a las trabajadoras sexuales".

Justo este es el punto de Halsema, pues advierte que dicha conducta solo vulnerabiliza a la mujer y la expone de una forma degradante. "Sigo aceptando la prostitución como una profesión legal porque creo que la única forma de emancipar a las trabajadoras sexuales es aceptando que se trata de un mercado, en el que hay demanda y oferta. Pero el Barrio Rojo tiene un sabor especial por su pasado, en el que las mujeres decían lo que querían y lo que no", aseguró al diario británico. 

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Luego agrega: "Pero si miras la situación actual del Barrio Rojo, muchas de las mujeres que trabajan son extranjeras, en un estado de vulnerabilidad legal. No sabemos mucho de su contexto. El otro cambio que hay que hacer está en el turismo. Si uno camina por las angostas calles, ves grupos enormes de turistas que se paran frente a las ventanas a fotografiar mujeres y a reírse de ellas. Como mujer, no puedo aceptar ese tipo de humillación".  

Entonce, ¿cuáles son las opciones? La alcaldesa afirma que algunas de sus ideas son ampliar el perímetro de la zona, para lidiar con la congestión de personas, trasladas a las mujeres a moteles autorizados que cumplan con las normas sanitarias, o enviar personal para cobrar por la entrada al barrio. "Tenemos que repensar el significado cultural del centro de nuestra ciudad y lo que significa para las personas que viven en Ámsterdam. Necesitamos las agallas para interferir en las estructuras económicas de la ciudad. Creo que estamos a tiempo.