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El féretro con los restos mortales del papa emérito Benedicto XVI, quien falleció el sábado pasado a los 95 años, fue llevado este jueves a las Grutas Vaticanas para su sepultura en la tumba que perteneció a san Juan Pablo II hasta 2011, cuando ocurrió su beatificación.
El ataúd del papa emérito, quien fungió como sumo pontífice de la Iglesia católica entre 2005 y 2013, año en que renunció, fue llevado por 12 “sediarios”, los portadores de las antiguas Sillas Gestatorias (trono del papa), mientras los fieles en la plaza de San Pedro lo despidieron con un fuerte aplauso.
El papa Francisco, quien se detuvo de pie algunos minutos delante del féretro, presidió el solemne funeral, que se inició a las 3:30 de la mañana, hora colombiana, y que es un evento inédito en la historia reciente, por tratarse de la primera vez que se celebran las exequias de un papa emérito, sin funciones.
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¿Qué dijo el papa Francisco?
El papa Francisco destacó la “sabiduría, delicadeza y entrega” que Benedicto XVI “supo esparcir a lo largo de los años” en la homilía de la misa funeral por el pontífice emérito que celebró ante decenas de miles de fieles en la plaza de San Pedro del Vaticano.
La homilía de Francisco, que leyó sentado debido a sus problemas de rodilla, comenzó con las palabras “Padre, en tus manos encomiendo mi espíritu”, que son las últimas que el Señor pronunció en la cruz, según el Evangelio.
Detalles del funeral
Al funeral asistieron cerca de 130 cardenales y, aunque solo dos delegaciones, de Alemania (país se origen de Benedicto XVI) e Italia, fueron invitadas oficialmente por la Santa Sede, muchos líderes políticos, dignatarios, religiosos y monarcas de todo el mundo confirmaron su presencia a título personal.
Figuras como el canciller alemán, Olaf Scholz; el rey Felipe de Bélgica; la reina emérita española Sofía; así como los presidentes de Italia y Polonia, programaron su participación luego de tres días en los que casi 200.000 personas visitaron el cuerpo del papa emérito en la capilla ardiente que se abrió el lunes pasado.
¿Qué viene después?
De manera privada, se celebrará una ceremonia para los más cercanos al pontífice y un notario del Capítulo de la Basílica Vaticana redactará el acta de la sepultura y la leerá ante los presentes.
Fue el mismo Joseph Ratzinger quien dejó como última voluntad ser enterrado en la pequeña capilla de la cripta vaticana, donde estuvo la tumba de Juan Pablo II antes de que en 2011 se trasladase a la parte superior de la basílica para su beatificación y posterior canonización.
Benedicto XVI descansará así a pocos metros de la tumba del Apóstol Pedro, al lado de la tumba de Pablo VI y frente a la de Juan Pablo I.
La caja de ciprés que lleva los restos mortales del papa, cuyo no secular era Joseph Ratzinger, será encajada en otra de zinc de cuatro milímetros de espesor, a su vez encajada en otra de madera de olmo barnizada.
Sobre esta última se pondrá un sencillo crucifijo y el escudo del pontífice difunto, y una sencilla lápida, en la que está escrito en latín el nombre del papa y las fechas de nacimiento y muerte, cubrirá el enterramiento.
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