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El primer año de la era Carla Bruni

La primera dama de Francia ha pulido la imagen de su esposo, Nicolás Sarkozy, y le ha abierto las puertas de la izquierda burguesa.

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Inmaculada Cruz / Especial de El País, París
07 de febrero de 2009 - 10:00 p. m.
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Carla Bruni lleva ya un año calzando zapato plano. Desde que se casó con el presidente francés, Nicolás Sarkozy, la modelo nacida en Italia ha intentado ponerse a la altura de su marido, aunque sea imposible menguar su 1,76 de altura hasta el 1,68 de su esposo. “Aún estoy aprendiendo y preparándome para mi labor pública como esposa del presidente”, confiesa, siempre discreta.

En este tiempo ha hablado poco, quizá para no crear polémica. En los últimos días se ha lanzado y ha recordado en un viaje a Roma donde intervino en un programa de televisión: “Sigo siendo italiana y de izquierdas”. También ha contado algunos pequeños secretos de su vida matrimonial. La ex modelo y cantante asegura que su esposo nunca le ha pedido que cambie de opinión —“ni yo cambiaría”— y que la considera “políticamente más compleja”, que simplemente de “izquierdas”.

“Él cree que yo veo la parte humana y él la técnica”, explica Bruni, para quien ser de izquierdas significa “'tener en cuenta las injusticias, aunque no las sufra”.

Sarkozy se ha pulido

También ha contado que no se mete en política, lo que no quita para que por la noche, cuando él llega a casa, tenga que oír lo que ella piensa sobre algunos temas. La casa es la de ella. Porque Bruni puso como condición en su unión intentar mantener en el día a día sus hábitos de siempre, entre ellos, poder seguir trabajando en el estudio de grabación que tiene en su hogar.

Pero sin duda uno de los mayores méritos de Carla Bruni en este año que llevan juntos ha sido pulir algo a su esposo, con ese gusto  que tiene a la ostentación de joyas de oro, corbatas chillonas y relojes gigantes. También le debe el presidente a su esposa haber ampliado su círculo social, acercándole incluso hasta al mundo de la cultura, algo insólito para él. También las puertas de la izquierda burguesa jamás se habrían abierto para él si no hubiera entrado del brazo de una mujer como Carla Bruni.


Ella, mientras, ha descendido de la pasarela para subirse a los escenarios de donde aún no ha bajado. El presidente de la república francesa ha conseguido cortarle los tacones, pero no que suelte la guitarra. Ya casada, sacó su tercer disco, Comme si de rien n'était (Como si nada), donde dice ser una niña con sus “40 años y 30 amantes”.

Los beneficios del disco fueron a parar a diversas causas humanitarias y, para que fueran cuantiosos, la esposa del presidente de Francia no dudó en recorrer varias televisiones europeas susurrando sus elocuentes canciones (una de ellas, supuestamente dedicada a Sarkozy: Mi droga).

Los franceses empiezan a conocer a su primera dama. O al menos así lo dijeron en una encuesta de evaluación de Bruni. Según contestaron, el papel de la ex modelo es bueno, pues “ha sabido encajar bien en su nuevo rol institucional”. Sin embargo la ven “distante” y “un poco aristocrática”, según dice el diario Le Parisien.

Por lo que se refiere a la representación de Francia en el extranjero, el veredicto de los franceses es unánime: no ha cometido ningún error, controla su imagen como la profesional de las pasarelas que fue y compagina perfectamente su rol de cantante y esposa. “Ha sabido separar el show business y el Estado”, dice el publicista Jacques Séguéla, quien fue quien se la presentó al jefe del Estado. Además, traslada una imagen más moderna de mujer activa e independiente que, por ejemplo, Cherie Blair o Bernardette Chirac.


Las otras caras de  Bruni

También su faceta de modelo la revisita en ocasiones, sobre todo cuando se trata de sus poses más atrevidas. Un desnudo suyo se subastó el año pasado por casi US$58.000. Otro fue utilizado por las aerolíneas Virgin para promocionar sus vuelos. Y un tercero se estampó en unos bolsos, cuya firma va a tener que indemnizar a la ex modelo con US$40.000 por utilizar su imagen sin su consentimiento.

El dinero, como todo lo que gana desde que está en los Campos Elíseos, irá destinado a causas humanitarias. Esa faceta benéfica de Bruni va más allá de la actividad habitual de las esposas de mandatarios y de príncipes. Tampoco le viene de su ideología de izquierda burguesa. Su apoyo a la lucha contra el sida tiene mucho que ver con la reciente muerte de su hermano Virgilio.

Sólo por eso y por llevar los modelos de Dior y Chanel como ninguna, Francia le debe mucho. Pero no todos opinan así. Su protagonismo en ciertos viajes oficiales ha sido, para algunos analistas políticos, excesivo. La prensa británica llegó a titular cuando la pareja visitó a la reina Isabel II: “Sarkozy acompaña a Carla Bruni en su viaje a Londres”.

Ahora estos mismos analistas hablan y comparan la belleza refinada de Carla, con la contundencia de Michelle Obama. Porque si Bruni camina como descalza y susurra al hablar con su boca fina, como infantil, Michelle Obama es todo lo contrario: una mujer de boca generosa y caderas anchas que pisa fuerte con sus tacones por todas las alfombras del poder. La descendiente de esclavos negros, licenciada por Harvard y que habita ya la Casa Blanca luce los modelos como si fueran de andar por casa, porque el mundo para ella es su casa. El reinado de Carla Bruni está en el aire.


Siguiente aparición: España

El presidente de Francia, Nicolás Sarkozy, hará una visita de Estado a España a finales de abril en la que se discutirá un mecanismo unificado de cooperación en la lucha contra el crimen organizado.

El presidente francés ya estuvo en Madrid en viaje oficial en mayo de 2007, poco días después de llegar al Palacio del Elíseo, pero esta será la primera ocasión que la visita tenga carácter de Estado. Por eso, Sarkozy llegará a Madrid acompañado de su esposa, Carla Bruni, quien ya tiene alborotados a todos los medios de comunicación, que esperan ver a la despampanante primera dama francesa, que adonde llega le roba el ‘show’ a su esposo.

La pareja presidencial francesa tendrá encuentros con el Rey y con el jefe del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero, entre otros actos.

La intención del presidente Sarkozy es avanzar en la misma dirección de la lucha contra ETA y estudiar la manera de optimizar recursos humanos y materiales para hacer más eficaz la acción contra el crimen organizado.

Otro asunto de los que se hablará será la crisis económica y la necesidad de impulsar planes europeos para ayudar al sector automotriz.

Por Inmaculada Cruz / Especial de El País, París

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