El debate sobre la seguridad energética vuelve a ser el centro de la discusión tras una polémica propuesta del presidente estadounidense Donald Trump: que Estados Unidos tome el control de las plantas nucleares ucranianas para “protegerlas” y garantizar su operación. El presidente ucraniano, Volodimir Zelenski, ya dijo que esto fuera de discusión. Analistas estadounidenses dicen que sería una gran idea, mientras entre los ciudadanos ucranianos hay inquietud.
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“La propiedad estadounidense de esas plantas podría ser la mejor protección para esa infraestructura”, dijo Trump, quien además aseguró que Washington “podría ser muy útil en el manejo de esas infraestructuras con su experiencia en electricidad y servicios públicos”.
La propuesta surgió durante una llamada del miércoles, entre Trump y Zelenski, que duró aproximadamente una hora. Fue la primera conversación directa entre ambos líderes desde el ya famoso incidente en la Oficina Oval, cuando Trump le dijo a Zelenski que no podía indicarle cómo “debía sentirse frente a la guerra”. Un día antes, Trump había hablado con Vladimir Putin, quien, según la versión estadounidense, se comprometió a no atacar más infraestructura energética en Ucrania. Sin embargo, Zelenski denunció que “el presidente ruso ya rompió esa promesa” antes.
Por su lado, Zelenski dijo el jueves después de la llamada que “todas las centrales nucleares pertenecen al pueblo de Ucrania. Son centrales nucleares estatales. No tenemos propiedad privada en esta zona. Y la de la región ocupada de Zaporiyia (dónde está la central nuclear), en la ciudad de Enerhodar, también pertenece al Estado ucraniano”.
En una entrevista con el periodista Andrew Craft, del canal estadounidense LiveNOW de Fox News, conocido por sus posturas conservadoras y pro-Trump, el analista de seguridad nacional Hal Kempfer, consideró que la propuesta podría ser una jugada táctica.
“Si Estados Unidos las posee y las opera, habrá personal estadounidense en el terreno, lo que asegura que no sean atacadas”, explicó. “Eso cambia completamente el cálculo para Rusia. ¿Quieren enfrentarse directamente con EE. UU.? ¿Quieren atacar algo que tiene su bandera?”.
Kempfer añadió que la red eléctrica ucraniana es golpeada continuamente por ataques y que poniendo las plantas bajo control estadounidense “es una gran presión sobre Rusia”.
“¿De verdad quieren enfrentarse a algo que ahora pertenece a EE. UU., con personal estadounidense ahí adentro? Eso es un escenario completamente distinto. Lo encuentro muy innovador. Es la primera vez que escucho algo así en todo este conflicto”, manifestó.
Pero, según la lectura del analista político Andrew Bishop de Signum Global Advisors, en conversación con CNBC News una firma de asesoría independiente que opera en la intersección de políticas y mercados globales, por lo general, se tiende a tomar a Trump muy en serio. “No es ningún tonto, y a menudo es mucho más estratégico de lo que la gente le atribuye, pero hay algunas cosas que, esencialmente, son demasiado inverosímiles para que yo las tome en serio, y esta es una de ellas”.
Agrega que parte de la razón es el hecho de que Ucrania en realidad no controla físicamente la planta nuclear en este momento, y duda que Rusia simplemente se la entregue a Estados Unidos. “Ese es solo uno de muchos otros problemas”, concluyó el analista.
La cuestión de Zaporiyia
Durante la llamada, Trump sugirió que EE. UU. administre las plantas de energía ucranianas. Zelenski, sin embargo, descartó entregar el control de las infraestructuras. Aclaró que “solo hablamos de una planta que está bajo ocupación rusa” y enfatizó que Ucrania mantendrá el control de sus activos estratégicos.
El foco está en la planta nuclear Zaporiyia, la mayor central nuclear de Europa, ocupada por Rusia desde 2022.
Zelenski dijo, desde Oslo, que “si (EE. UU.) quiere recuperarla de los rusos, invertir en ella, modernizarla, ese es otro asunto. No estamos hablando de un cambio de propiedades”, dijo en rueda de prensa.
Un pasado que pesa: Chernóbil y el miedo latente
Además de enfrentar una guerra con Rusia, Ucrania es recordada como el lugar donde ocurrió uno de los peores desastres nucleares en la historia: el accidente de Chernóbil en 1986, provocado por errores humanos y fallos de diseño.
En la actualidad, Ucrania cuenta con cuatro plantas nucleares activas (Zaporiyia, Rivne, Jmelnitski y Ucrania Sur), además de numerosas instalaciones térmicas e hidroeléctricas. La sola idea de que un gobierno extranjero, aunque sea aliado, administre estas instalaciones en medio de una guerra, genera inquietud en sectores diplomáticos y ciudadanos.
El recuerdo de Chernóbil, aún presente en la memoria colectiva, refuerza la sensibilidad sobre cualquier intervención en el sector nuclear del país. “En el contexto actual, cualquier intento de externalizar el manejo de plantas nucleares podría generar tensiones diplomáticas e incluso internas, al ser percibido como una forma de intervención”, afirmó un funcionario europeo citado por France 24.
Condiciones para el cese al fuego
Durante su conversación con Trump, el líder ucraniano solicitó más sistemas de defensa aérea, especialmente baterías Patriot, los interceptores para misiles entrantes. En una rueda de prensa del jueves, la vocera de la Casa Blanca, Karoline Leavitt, dijo que el presidente “accedió a trabajar con Zelenski para buscar sistemas disponibles, particularmente en Europa”.
Ambos líderes también discutieron un cese al fuego parcial enfocado en instalaciones energéticas. “Los equipos técnicos se reunirán en los próximos días en Arabia Saudita para explorar la ampliación del cese al fuego”, dijo Leavitt. Zelenski, por su parte, reiteró su disposición a un cese total “sin condiciones”.
No obstante, Putin aceptó únicamente un cese limitado, que evitaría ataques a plantas energéticas, sin detener otras operaciones militares. Para Zelenski esta medida es insuficiente.
El lunes se espera que delegados de Estados Unidos, en Arabia Saudita, hablen por separado con homólogos de Ucrania y Rusia para avanzar hacia algún acuerdo.
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