Laboristas del Reino Unido: un gobierno que quiere cambios

El Reino Unido decidió, después de 14 años de gobierno conservador, darle la oportunidad al Partido Laborista. Su líder, Keir Starmer, se dedicó por cuatro años a redireccionar el partido socialdemócrata desde la izquierda hacia el centro político con el mensaje de que un gobierno laborista traerá cambios, pero no de los que asustan. Con esa promesa, Starmer deberá atender las principales preocupaciones del país: el costo de vida, el acceso a servicios públicos y la inmigración.

Con una victoria “aplastante” los laboristas consiguieron 412 escaños en el Parlamento, más del doble que en 2019. Una señal de que los conservadores, que fueron mayoría durante 14 años, no cumplieron con las expectativas de los votantes y perdieron la reputación que les quedaba. “Aquí lo que se refleja, y que es muy propio de los sistemas parlamentarios, es el tema del voto castigo. Esto fue un voto castigo para los conservadores que después de estos años han dejado peor las cosas”, opinó Alejandro Bohórquez-Keeney, docente de Relaciones Internacionales de la Universidad Externado de Colombia.

¿Cómo reciben el país?

La radiografía del gobierno de los “tories”, como se conoce a los conservadores, es la siguiente: estancamiento económico, descuido del sistema público de salud, la ineficacia del brexit y el auge de la migración irregular.

Tras la crisis financiera internacional de 2008, la economía del Reino Unido ha estado marcada por un débil crecimiento per cápita y un aumento en la desigualdad. Según resumió el analista Jorge Castro para Clarín, en los últimos 15 años, la productividad británica ha crecido solo 0,4 % anual (la mitad de los principales 25 países de la OCDE), los salarios reales de los trabajadores han caído, ha habido una pérdida de expectativas de los jóvenes de entre 18 y 29 años y la clase media es hoy en día 20 % más pobre que sus pares de Alemania.

Aunque las turbulencias globales como la pandemia o la invasión a Ucrania afectaron la economía del país en los últimos años, los constantes cambios en el gobierno y las decisiones políticas internas aumentaron la presión. En este lapso han pasado tres primeros ministros, cinco ministros de Exteriores y siete ministros de Economía, pero la cicatriz más grande la dejó el brexit.

Según Goldman Sachs, la banca de inversión y de valores más grande del mundo, desde la votación del Brexit, Reino Unido ha tenido un desempeño inferior al de otras economías avanzadas en aproximadamente un 15 %. Si el país hubiera permanecido en la Unión Europea, según proyecciones de la Oficina para Responsabilidad Presupuestaria (OBR, por sus siglas en inglés), que pertenece al ministerio de Finanzas, la productividad de la economía británica sería un 4 % más alta.

“Gran parte de la razón por la cual el costo de vida en el Reino Unido y el crecimiento económico en el país es distinto al del resto de Europa tiene que ver con brexit”, afirmó Sergio Guzmán, director y cofundador de Colombia Risk Analysis. “Claramente, al no ser parte de la Unión Europea, el Reino Unido perdió una gran parte de esos beneficios arancelarios que tenía con el resto de Europa y esto ha aumentado el costo de vida no solo en asuntos inmobiliarios, sino en cosas del día a día”, explicó.

Otro de los efectos del Brexit ha sido el control en la inmigración. “Take Back Control” (recuperar el control) fue uno de los lemas de la campaña del referéndum que prometía que, al definir sus propias políticas, áreas como la inmigración tendrían mejor gestión; sin embargo, las cifras demuestran lo contrario.

En cuanto a la migración regular, según la Oficina Nacional de Estadísticas (ONS por sus siglas en inglés), la migración neta (las personas que llegan a Reino Unido menos los que se marchan) se situó en 2022 en 606.000 personas, casi el triple del 2019 que se estimó en 226.000. En cuanto a migración irregular, como parte de la estrategia conservadora de Stop The Boats (frenar los botes) para poner fin a la llegada de migrantes en pequeñas embarcaciones por el canal de la Mancha, el Gobierno anunció un polémico plan para enviar a los solicitantes de asilo a Ruanda. La BBC calcula que unos 52.000 de los más de 100.000 solicitantes de asilo que hay en el país podrían ser deportados en los próximos cinco años. La iniciativa está en veremos.

También, los años del gobierno conservador se caracterizaron por el recorte del gasto público, en especial del Servicio Nacional de Salud (NHS). La Oficina Nacional de Estadística británica estimó en abril que cerca de 10 millones de personas estaban en las listas de espera de la Sanidad. El triple desde 2010, año en que los tories regresaron a encabezar el Gobierno británico.

La propuesta de Starmer

“No voy a presentarme aquí y decir que hay una varita mágica que puedo agitar el día después de las elecciones y encontrar el dinero que no hay”, dijo Starmer en un debate antes de las elecciones. “Se ha hecho un daño enorme a nuestra economía. Va a llevar tiempo”, advirtió. El nuevo primer ministro recibe el país con solo 9.000 millones de libras (US$11.000 millones) del llamado margen fiscal, apenas un tercio de la media de los gobiernos desde 2010.

Para encontrar los recursos, Starmer prometió respetar “un estricto control del gasto”, así no aumentará la inflación o los tipos de interés. Aseguró que todas sus iniciativas “estarán debidamente financiadas” por los ingresos del Estado, sin generar deuda adicional. Dijo que no subirá el impuesto sobre la renta, las cotizaciones a la seguridad social ni el IVA, lo que hará será buscar el dinero con impuestos a las empresas petroleras y energéticas. Así, el líder del Partido Laborista cree que podrá recaudar cerca de 70.000 millones de libras (unos US$90.000 millones) adicionales para invertir en la mejora de los servicios a los ciudadanos.

Para responder a las demandas del sistema de salud, pretende introducir listas de espera compartidas entre hospitales vecinos para reducir la carga. Además, prometió realizar dos millones de operaciones, exploraciones y citas adicionales del NHS cada año; es decir, 40.000 citas más cada semana. Eso, con la ayuda del personal del área de la salud para que atienda citas adicionales fuera del horario laboral.

En cuanto a la inmigración, los laboristas consideran que las políticas conservadoras no han ofrecido más que trucos desesperados. Sin aún empezar, la política de deportaciones ha costado cientos de millones de libras e incluso si se pusiera en marcha solo podría atender a menos del 1 % de los solicitantes de asilo que llegan. Su plan será crear un Comando de Seguridad Fronteriza en el que trabajen las principales agencias del orden y fronterizas del Reino Unido con agencias internacionales, en particular la Europol. Así se frenará el tráfico desde el origen y se irá tras las bandas criminales. Esta entidad se financiaría en parte con un nuevo acuerdo de seguridad que espera firmar con la UE.

“En teoría, Starmer, de 61 años, parece una figura clásica del establishment”, describió CNN. Su biógrafo, Tom Baldwin, dice que es “despiadado”, “pragmático” y “radical”. Por su parte Catherine Barnard, profesora de la Universidad de Cambridge, dijo a France 24 que Starmer “es sincero en todos los sentidos. No hará bromas ni buscará entretener a la gente, pero también es sincero en que no será deshonesto. No mentirá y está en su ADN comportarse apropiadamente”. Y ese carácter es lo que lo ha llevado a ser el líder del partido y ahora el primer ministro del Reino Unido.

Aunque no haya intención de deshacer el brexit, se espera que este nuevo mandato provoque algún tipo de acercamiento a la Unión Europea en seguridad y economía. Rachel Reeves, portavoz laborista que llegará a esta cartera, ha dicho que un Ejecutivo de Starmer buscará derribar barreras comerciales con el bloque, así como “mejorar” el presente acuerdo bilateral.

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