
Turistas recorren el monumento a Catalina la Grande, obra del escultor Mikhail Mikeshin, en San Petersburgo.
Foto: EFE - ANATOLY MALTSEV
Una librería del centro de San Petersburgo, antaño una diminuta reliquia soviética, se convirtió en tan solo unos años en uno de los emblemas culturales de la ciudad. Multiplicó 12 veces su tamaño anterior, y añadió dos cafeterías, un departamento de souvenirs y un programa editorial.
La tienda, Podpisniye Izdaniya, también desarrolló una identidad y un prestigio distintivos como refugio de ideas en una Rusia cada vez más férreamente controlada. Sus bolsas de tela con ingeniosos eslóganes permitían a sus seguidores reconocerse en todo el...
Por Ivan Nechepurenko y Nanna Heitmann | The New York Times
Conoce más