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Macron, el único que derrotaría a Le Pen

Con la decaída de la candidatura de François Fillon, Macron se revela como un puente entre izquierda y derecha y partidario de la UE. Rusia intervendría en las elecciones francesas.

redacción internacional

09 de febrero de 2017 - 10:00 p. m.
Foto: AFP - JEAN-PHILIPPE KSIAZEK
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Hasta hace unas semanas, el conservador François Fillon y la líder del Frente Nacional, Marine Le Pen, eran los candidatos que se retarían en los primeros lugares de las elecciones presidenciales en Francia, el 23 de abril. Pero el viento político cambió de dirección en pocos días: los diarios revelaron que la esposa de Fillon tendría un trabajo público ficticio, por el que habría recibido sumas exorbitantes, y que dos de sus hijos habían servido como asistentes parlamentarios sin tener las credenciales básicas. Entonces Fillon, que se mostraba como un candidato moderado y que podía quitarle votos a Le Pen, se redujo en las encuestas. De golpe, Emmanuel Macron, exministro en el mandato de Nicolás Sarkozy, se elevó como la competencia de Le Pen. Y ahora está en la mira.

Tanto Fillon como Le Pen le significaban una victoria al gobierno ruso, que está incrementando su influencia geopolítica en Europa (y que ya lo hizo en Estados Unidos): ambos se han declarado cercanos a las políticas y la figura de Vladimir Putin. Le Pen incluso recibió dineros rusos para su campaña. Macron, en cambio, tiene un perfil casi antirruso: defiende la Unión Europea y las relaciones con Washington, propone aumentar el pie de seguridad nacional, respetar el laicismo y abogar por los derechos de los trabajadores. Macron se ha convertido en el puente entre algunos socialistas y la derecha, que ven al candidato socialista, Benoît Hamon, como una opción poco probable y en cierto sentido caduca (Hamon propone una “izquierda de combate”).

Sin embargo, en los últimos días Macron se ha enfrentado a duros ataques que provendrían de la política rusa: su sitio de campaña, En Marche!, ha sufrido cerca de 2.000 ataques informáticos y el Washington Post aseguró que los rumores que circularon sobre su sexualidad provienen también del gobierno ruso, que tiene intenciones de influir en las elecciones nacionales.

Macron se ha mostrado contrario a cualquier intención rusa: dice, por ejemplo, que Francia es una “tierra fértil” para aquellos que “están luchando contra el oscurantismo en Estados Unidos”. Es un golpe directo a Rusia. Macron se ha definido como progresista y ha demostrado cierta fuerza electoral. En un evento reciente en Lyon reunió a más de 16.000 personas. “No les digo que la izquierda y la derecha ya no signifiquen nada (...) Pero en los momentos históricos, ¿estas divisiones son insuperables?”, dijo el candidato.

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Uno de los asistentes al mitin dijo: “Es el único candidato que dice que mañana no será peor que hoy y que los cambios a los que nos enfrentamos no son sinónimo de desilusión”. Macron ha sabido capitalizar el disgusto contra Fillon, que influyó de manera drástica en su favoritismo, y la desesperanza de los socialistas, apabullados por la decisión de Hollande de mantenerse al margen de la lucha por un nuevo mandato. En parte por eso, el director del Partido Socialista, Jean-Christophe Cambadélis, enfiló sus armas contra Macron: como 500 cargos públicos deben avalar la candidatura de Macron para hacerla real, les ha advertido a sus copartidarios que quien lo avale será expulsado. Cambadélis quizá no se ha dado cuenta de cuánto favorece a Le Pen.

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Por redacción internacional

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