Tras semanas de amenazas, Rusia lanzó en la madrugada del jueves una invasión de Ucrania, con ataques aéreos en todo el país, incluida la capital, Kiev, y la entrada de fuerzas terrestres desde el norte, el este y el sur.
Los esfuerzos diplomáticos de las últimas semanas y la imposición de sanciones occidentales contra Rusia no bastaron para disuadir al presidente Vladimir Putin, que había desplegado entre 150.000 y 200.000 tropas a lo largo de las fronteras de Ucrania desde hacía semanas.
El ejército ruso aseguró el jueves que estaba atacando instalaciones militares ucranianas con “armas de alta precisión”, reivindicando que habían destruido los sistemas de defensa antiaérea y haber dejado “fuera de servicio” las bases aéreas de Ucrania.
Además, afirmó que los separatistas del este estaban avanzando y tomando el control de territorios.
