Sergio Coronado es un político francés de origen chileno, miembro del partido Europa Ecología Los Verdes (EELV). Luego del golpe de Estado en Chile de 1973 que derrocó el gobierno de Salvador Allende, Coronado y su familia recibieron asilo político en Francia. Allí estudió y recibió la nacionalidad francesa por residencia, pero en 1994 decidió regresar a Chile. Fue elegido en 2012 como diputado de la Asamblea Nacional para los residentes de la Francia de ultramar, correspondiente a América del Sur, América Central, México y las Antillas; cargo que espera obtener de nuevo en las elecciones legislativas de 2024.
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¿Cuál es el mensaje que quiere transmitir desde los franceses de ultramar hacia la Asamblea Francesa y qué temas le gustaría promocionar allá?
Hay 100.000 franceses radicados en América Latina y el Caribe y viven en condiciones locales, o sea, no son expatriados y trabajan en empresas locales. Actualmente, el mensaje es muy particular en Francia porque es la primera vez que la derecha está tan cerca de llegar al poder y vemos que el proyecto de la derecha se enfrenta de manera brutal, radical, a lo que es esta comunidad francesa en el exterior. Empezaron con una propuesta de prohibir una cantidad impresionante de cargos públicos para las personas que tienen dos nacionalidades y es que la mayoría de los franceses en el exterior, una mayoría rotunda en América Latina y el Caribe que debe acercarse al 70 % o un poco más, somos binacionales, o sea, somos franco-chilenos, franco-colombianos o franco-argentinos. Eso da a entender que cuando uno tiene una doble nacionalidad no es un francés como otro, es decir, sería un francés como de segunda categoría.
Lo hemos visto en otros países de Europa, pero en América Latina también, que cuando la derecha llega al poder entra con una política muy agresiva contra las minorías, contra las mujeres o contra el Estado de Derecho. Pero la gente que vive en el exterior se siente muy abierta, siente que tiene una riqueza cultural impresionante, habla varios idiomas, piensa que las sociedades tienen que cultivar una forma de apertura o de inclusión social y étnica, es gente que piensa que a pesar de lo que ha conllevado la globalización en términos de desigualdad, el intercambio es algo necesario para que una sociedad no se encierre, para que siga creando, para que siga el camino de la innovación; entonces es un mensaje bastante claro de oposición rotunda de lo que representa hoy en día la extrema derecha.
También, es un mensaje de lo que necesitan los franceses en el exterior, es decir, que el Estado francés no se desaparezca. Francia tiene una de las redes diplomáticas más importantes del mundo. Tenemos una red consular, diplomática, educativa con los liceos franceses que son bastante conocidos, cultural con las Alianzas Francesas y, últimamente, y sobre todo con Emmanuel Macron, el Estado francés se ha ido retirando poco a poco. Lo que quiero garantizar, lo que queremos garantizar, en esta campaña del Nuevo Frente Popular es un acceso universal, por ejemplo, a la educación para la familia francesa. Para eso se necesita presupuesto, becas, inversión en la educación y eso es lo que caracteriza hoy en día al acuerdo que se firmó entre las fuerzas de izquierda y Los Ecologistas: un acuerdo bastante ambicioso políticamente, en términos de propuesta, que busca reanudar con prioridad el acceso a los servicios públicos.
No es solo una campaña en contra, es una campaña positiva que les propone a los franceses volver a empezar con una política pública ambiciosa y que se ocupe de lo que vivimos en lo cotidiano. En el exterior eso tiene mucho impacto porque es poder mandar a su niño o su niña al Liceo Francés, es tener acceso a un servicio consular que no se limite a un correo electrónico, o sea, tener la posibilidad de hablar con alguien para ser orientado y ayudado.
¿En qué se diferencia el acuerdo de la izquierda?
Hace años que la izquierda tiene debates internos que le han impedido tener una opción de unidad, de poder sentarse en la mesa y decir bueno, hay urgencias y este país tiene que cambiar de política, tiene que cambiar de rumbo y el llamado de Macron a las elecciones anticipadas aceleró el calendario. Finalmente, la izquierda, que no ha sido siempre muy responsable, se mostró muy a la altura del momento histórico.
El acuerdo firmado es un acuerdo electoral, político y programático, es un acuerdo muy sólido, muy bueno con cifras. Incluso, acaba de recibir el apoyo de los principales economistas de Francia cómo la premio Nobel Esther Duflo o Thomas Piketty, que han trabajado mucho el tema de la desigualdad. Me parece muy importante que este acuerdo de medidas de política pública tenga no solo el apoyo de las organizaciones políticas, sino también de la sociedad civil y de los economistas. Para nosotros es un elemento muy positivo de credibilidad para poder ir y decir que tenemos una cantidad de inversión prevista, pero sabemos dónde vamos a ir a buscar el dinero. No es solamente gastar el dinero público para para satisfacer clientelas, el objetivo es cuestionar qué ha pasado en Francia.
El país ha tenido una política fiscal con base en mucha desigualdad, la clase media y la gente pobre paga mucho impuesto proporcional a lo que gana en diferencia de gente que ha hecho mucha fortuna hace muy poco tiempo, las empresas multinacionales, por ejemplo. Entonces vamos a ir a busca el dinero en ese sector económico.
Tenemos hoy en día varias prioridades que tienen cifras muy concretas y también una política fiscal muy progresiva que va a ser un cambio bastante importante en el país. Yo creo que eso somos los únicos hoy en día, el Frente Popular, en tener ese tipo de trabajo ya terminado. Un presupuesto estatal con cifras con políticas decididas y el mensaje también es eso, es una opción de gobierno seria, eficiente y responsable.
Si es elegido diputado de los representantes en el exterior, los cuales tienen 11 curules, ¿qué nivel de influencia tendría en las decisiones que se toman la Asamblea?
Cada diputado tiene la influencia que tienen todos los diputados, eso no tiene mucho que ver con el origen de la elección, tiene que ver más bien con el peso que uno tiene en el partido político, en la Comisión en la cual está presente. Yo fui diputado, fui el primer diputado de los franceses exterior, y tenía, yo creo, un poco de peso porque también pertenecía a la Comisión de leyes, que es una Comisión muy importante. También, había sido portavoz de mi partido, o sea, ya había tenido un cargo bastante clave así que eso me permitió tener influencia para poder dialogar con el resto de la mayoría parlamentaria.
También, es una práctica. Lo que pasa con los diputados de la mayoría presidencial es que el Ejecutivo los desprecia y el presidente los maltrata. Lo que se vio la noche del domingo cuando el presidente anunció las elecciones anticipadas después del resultado de las elecciones europeas que encabezó la extrema derecha es que ni lo había hablado con sus ministros o su primer ministro, y que la mayoría de los diputados lo supo por televisión. Es una situación muy extraña ver que un presidente desprecie tanto a su mayoría. Yo creo que una mayoría parlamentaria tiene que ser como un socio al que se escucha, con el que se discute, se le pregunta cómo va el país y qué dice el país. Pero Macron está hoy en día en una situación de encierro total donde, finalmente, uno tiene la impresión de que gobierna absolutamente solo o con unos consejeros muy cercanos a él, pero alejados del gobierno y del Parlamento. Eso no me parece ser una opción en una situación de crisis democrática muy viable.
¿Usted estaría preparado para trabajar con el partido de ultraderecha?
Yo no pretendo trabajar con la ultraderecha para nada, yo me presento a la Asamblea para impedir que la extrema derecha llegue al poder. El programa que tiene ese sector es racista, xenofóbico, antifeminista, de brutalidad con las minorías étnicas y sexuales. Yo no tengo ni un terreno de cooperación posible con la extrema derecha y por eso me presenté. A mí me llamó el grupo político de América Latina que está compuesto por colectivos militantes ecologistas y socialistas, pero mi postulación es por el momento histórico. Francia acogió a mi familia, yo soy hijo de refugiados políticos chilenos, viví en Argentina y Colombia un tiempo. Yo le debo mucho Francia y es muy claro en mi historia personal y familiar. Uno recobró la democracia en Francia, la libertad, la capacidad de poder utilizar su ciudadanía y comprometerse, militar, tener cargos públicos o sindicales sin tener miedo; entonces yo le debo mucho a Francia, me recibió y recibió a mi familia y yo decidí ser francés. Pensar que ese país, el de las revoluciones y la Declaración de los Derechos Humanos esté en manos de la ultraderecha que, históricamente ocupó el papel estelar de colaborar con el régimen nazi, es un sufrimiento muy grande. Yo no estoy para nada en una opción de cooperación con la ultraderecha.
En el caso hipotético de que ningún partido obtenga mayoría y tampoco se forme una coalición, ¿qué podría enfrentar el país?
La Quinta República es una República con un poder bastante vertical, normalmente la elección presidencial determina el resto de la de las elecciones en todo caso legislativas. Sin embargo, en el 2022 no funcionó así con Macron. Esa vez, Macron tuvo mayoría relativa, pero no mayoría. A veces, él ha gobernado con votos de la derecha, pero también de la extrema derecha. El proyecto de ley sobre el asilo y las migraciones fue adoptado con los votos de la extrema derecha, así que hay posibilidades de acuerdo. Hay que saber dónde se sitúa el centro de la mayoría parlamentaria. Hoy en día lo que están mostrando las encuestas es que tenemos una polarización aguda, ustedes conocen bastante de eso en Colombia. Está el partido del presidente, pero se está hundiendo literalmente, tenía más de 200 diputados en el último mandato y las encuestas pronostican que lleguen entre 70 y 110 macronistas, es decir, muy pocos en comparación a lo que tienen ahora. El enfrentamiento está entre la ultraderecha y el Nuevo Frente Popular que es la coalición de la izquierda y de Los Ecologistas que va del centro izquierda. El juego político se está aclarando bastante y de manera polarizada. Yo creo que es algo que no había previsto Macron, él pensaba que iba a utilizar de nuevo la estrategia que le sirvió para ganar la presidencia, o sea, la extrema derecha llega en la segunda vuelta y él se presenta como el mejor defensor de la democracia. En este caso, todo el mundo se acuerda de considerar que no va a tener mayoría, los que pueden tenerla son la izquierda o la ultraderecha, entonces yo voy para bloquear a la ultraderecha y para que otra política (la izquierda) sea la opción que los franceses adopten. Impedir que la extrema derecha siga creciendo no se hace solamente con estrategias electorales, también hay que acatarse a realidades políticas muy fuertes en materia económica.
Los siete años de Macron tienen resultados muy concretos: 10 millones de pobres, multiplicación impresionante de los multimillonarios, desigualdad que ha ido creciendo, un servicio público de la educación que está en mal estado, un hospital público abandonado desde la crisis del covid, y en el exterior también, los consulados han cerrado, habían prometido durante los estados generales de la diplomacia la creación de 700 puestos para la acción exterior del Estado y fue solo una promesa, no pasó nada.
Yo creo que es necesario que no se haga solamente campaña en contra, pero que sean campaña en favor de otro modelo de desarrollo más ecológico, democrático y justos social y económicamente.
¿Cómo pretende lograr eso ante una mayoría de ultraderecha?
Yo no pienso que esté escrito que la ultraderecha gane. El cálculo de Macron era que la izquierda no iba a poder unirse porque la izquierda viene bastante dividida, lo vimos durante las elecciones europeas, pero la izquierda francesa siempre ha tenido una característica muy particular, ha estado siempre en capacidad de unificarse frente a la extrema derecha, frente a la urgencia. En la izquierda vemos que, ante una situación de dinámica política bastante evidente, somos la única opción que puede llegar a ser la alternativa. Claro que es un riesgo lo que está pasando con la ultraderecha, pero la historia no está escrita.
Antes Macron pensaba que era el único en hacerle frente a la extrema derecha, pero ya nadie considera que sea un obstáculo eficiente. Cuando él llegó al poder la extrema derecha pesaba un 20 %, hoy está casi por el 40 %. Un día más de Macron en el poder es un punto más de la extrema derecha en la opinión pública. Entonces, tenemos que ganar esa mayoría.
¿Qué pasaría en los territorios de ultramar que son colonia francesa ante una victoria de la ultraderecha?
En caso de victoria de la ultraderecha no solo pasarían eventos inéditos a nivel interior, se teme, y yo creo que los diplomáticos tienen razón, de un aislamiento a nivel europeo. Levantarse con un gobierno de extrema derecha podría ser algo muy complicado para Alemania, además una extrema derecha muy cercana a Putin. En los territorios que son tradicionalmente frutos de la colonización francesa como la Nueva Caledonia la situación es compleja incluso con el ministro actual, la situación es violenta, represiva y el que representa la República tiene la responsabilidad de haber roto el diálogo que se había instalado hace más de 30 años. Se debe temer realmente una política muy agresiva y violenta en esos territorios, una represión mucho más grande de lo que se conoce hoy en día.
Algún mensaje que quiera compartir a sus electores.
A mí lo que me inspira bastante es América Latina, acá sabemos lo que significa tener gobiernos de extrema derecha como ahora en Argentina con un caos y una destrucción casi planificada de lo que es el Estado argentino, vimos lo que fue Bolsonaro en Brasil, y cuando la izquierda gobierna, yo digo no digo que siempre es perfecto, obviamente no es perfecto, pero con las experiencias que se han llevado a cabo cómo Lula que sacó a más de 20 millones de personas de la pobreza extrema en Brasil, AMLO que tuvo una presidencia en México que fue bastante complicada salió con opinión favorable y con una presidenta electa que fue de su familia política; y, a pesar de todas las críticas que se le puede hacer a Petro la situación política en Colombia ha cambiado, me parece muy necesario que en una democracia pueda haber cambios de poder, que el poder no esté siempre las mismas manos. Es el juego político, es el juego democrático, y cuando la extrema derecha se instale en el poder ese juego democrático se acaba. Se mantienen, usan el aparato represivo, violan el Estado de Derecho como Trump que no quiso reconocer los resultados. Nadie tiene que ganar o esperar ganar nada con una victoria la ultraderecha.
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