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Miles de personas se congregaron el domingo en Moscú ante la tumba de Alexéi Navalni, a pesar del riesgo de represalias por parte de las autoridades, al cumplirse el primer aniversario de la muerte en prisión del principal opositor al Kremlin.
Al menos 1.500 individuos acudieron al cementerio de Borísovskoye, en la capital rusa, donde está enterrado el político y abogado. En un breve discurso, su madre deseó que los responsables de su “asesinato” sean “castigados”.
Lyudmila Navalnaya, conteniendo las lágrimas detrás de unas gafas oscuras, agregó: “Todo el mundo sabe quién lo ordenó, pero queremos saber quién lo llevó a cabo, quién permitió que sucediera y quién lo hizo”.
En un día de temperaturas glaciales, decenas de familias con niños se reunieron en el lugar, donde se desplegó un dispositivo de seguridad con policías de civil.
Anna, una psicóloga infantil de 63 años, dijo llorando que no esperaba “ver a tanta gente”, en un contexto en el que, según ella, “el miedo está presente en todas las casas”.
Varios diplomáticos occidentales, entre ellos de Estados Unidos, el Reino Unido, España, Noruega y la Unión Europea, también se sumaron al homenaje.
La pérdida de su figura más connotada, las luchas internas y la agravada represión en Rusia dejaron a la oposición en una posición de especial debilidad, aunque distintos dirigentes exiliados intentan reavivar la llama de la lucha contra el presidente Vladímir Putin.
Navalni, abogado, activista anticorrupción y su principal opositor en los últimos tiempos, fue declarado “extremista” por la justicia rusa. Mencionar su nombre o el de su organización, el Fondo de Lucha contra la Corrupción (FBK), sin especificar dicho estatus, expone a los infractores a duras penas.
Esta amenaza sigue vigente tras la muerte de Navalni, en circunstancias que no han sido esclarecidas en una prisión del Ártico el 16 de febrero de 2024, y pese a que casi todo su entorno vive fuera de Rusia.
“Muy valiente”: esposa de Navalni a quienes visitaron la tumba de su marido
Su viuda, Yulia Navalnaya, que asumió el relevo de su movimiento, participó en una conmemoración en Berlín, donde viven muchos de sus partidarios.
Ella, declarada “extremista” por las autoridades, llamó a los rusos en el exterior a que salieran a las calles a protestar en nombre de quienes no pueden hacerlo en su país.
También agradeció a los simpatizantes de su marido que, pese al riesgo de represalias, lo homenajearon en Rusia: “La gente que sale en una situación así es muy valiente, y estoy muy agradecida”.
El jefe del Gobierno alemán, Olaf Scholz, fue uno de los primeros dirigentes occidentales en rendir homenaje al opositor, fallecido “porque luchó por la democracia y la libertad en Rusia”. La jefa de la diplomacia de la Unión Europea, Kaja Kallas, mencionó, por su lado, que “Navalni dio su vida por una Rusia libre y democrática”.
En el país, varios canales de Telegram favorables al Kremlin advirtieron a los seguidores de Navalni de no acudir al cementerio. En el texto se aseguraba que hay un “Gran Hermano y su ojo que siempre está vigilando”, y se adjuntó la fotografía de un cartel que indica que hay cámaras de vigilancia en las puertas del lugar.
Las autoridades rusas han desarticulado metódicamente el movimiento de Navalni y varios de sus partidarios están en prisión. Cuatro periodistas están siendo juzgados actualmente en Rusia por “participación en un grupo extremista”, acusados de haber realizado imágenes para el equipo del opositor.
En enero, tres de los abogados que defendían al opositor fueron condenados a penas de entre 5 y 3 años y medio de prisión por haberle transmitido mensajes durante su detención.
Una oposición rusa debilitada
La muerte de Navalni, a los 47 años, no ha sido totalmente esclarecida. Las autoridades rusas afirman que falleció mientras caminaba por el patio de la prisión.
Él fue arrestado en enero de 2021, al regresar a Rusia tras una convalecencia en Alemania por un envenenamiento del cual responsabilizó al Kremlin, que negó su implicación.
En diciembre de 2023 fue trasladado a una colonia penitenciaria aislada para cumplir una condena de 19 años de prisión por “extremismo”. La oposición rusa, reprimida en el país, intenta reactivar el movimiento en el extranjero, sin mucho éxito hasta ahora.
Yulia Navalnaya y otras dos importantes figuras de la oposición organizaron en noviembre una marcha en Berlín contra Putin y su ofensiva en Ucrania, que reunió a cerca de 2.000 personas. Además, varios escándalos dentro del movimiento lo han debilitado, provocando la frustración de una parte de sus militantes.
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