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Natacha Bouchart, la alcaldesa que odia a los inmigrantes

La alcaldesa de Calais se declararó en contra de las medidas del Consejo de Estado Francés para atender a la crisis migratoria en su región.

redacción internacional

31 de julio de 2017 - 02:02 p. m.
AFP
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Desde el comienzo de la crisis migratoria que azota a Europa, las costas de Calis, al Noroeste de Francia han sido uno de los escenarios emblemáticos del drama que afrontan las personas que huyen de los conflictos del Norte de África y Medio Oriente.

ELa “jungla de Calais”, uno de los asentamientos informales de inmigrantes más grande de Francia, llegó a alojar más de 5.500 inmigrantes de los cuales 1.200 eran menores. A pesar de haber sido desmantelada en octubre del año pasado, el flujo de inmigrantes a esta región en el norte de Francia no se detuvo y obligó al Consejo de Estado de ese país a ordenar esta semana a que el gobierno local le de agua potable y servicios sanitarios a los inmigrantes.

La disposición además incluye la creación de nuevos centros de acogida, una decisión a la que se opusieron fuertemente tanto el ministro del Interior Gérard Collomb y la administración local de Calais, con el argumento de que la promesa de recibir atención por parte del gobierno francés solo serviría para atraer aún más inmigrantes y propiciar la creación de nuevos asentamientos como la “jungla”.

La alcaldesa de la de Calais, la derechista Natacha Bouchart, anunció que no acataría la orden y la describió como una injusticia. "En ausencia de una política nacional y europea que ofrezca una solución global de control de la inmigración, la ciudad de Calais no obedecerá las ordenes", afirmó la mandataria.

No es la primera vez que Bauchart arremete contra los refugiados. En marzo de 2017 las improvisadas paredes de los campamentos amanecieron con copias del decreto expido por la alcaldesa con el que buscaba “evitar la distribución de comidas para los refugiados”.

Para Bouchart, los voluntarios que distribuían alimentos en la zona afectaban la paz y la seguridad. De hecho, según el diario británico The Guardian, la policía llegó a atacar con gas lacrimógeno a un grupo de 30 adolescentes que intentaron desacatar el decreto cuyos principales afectados fueron los cintos de menores que se concentran en los campamentos. “Los adultos siempre encontrarán la manera de comprar comida en las tiendas, pero para los menores será un gran problema porque no tienen dinero”, dijo en ese entonces Christian Salomé, presidente de la ONG Albergue de Inmigrantes.

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Los puntos de atención estarán a 90 kilómetros de Calias, en Troisvaux y Bailleul,  y servirán para prestar atención básica a quienes allí se alojen y para analizar su situación legal, algo que va de la mano de las declaraciones del presidente Emmanuele Macron quien prometió la apertura de más albergues de emergencia, una política que será acompañada de la expulsión de todos aquellos que no puedan justificar su estatus de refugiados.

Por redacción internacional

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