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Papa Francisco adelanta detalles sobre su funeral: no se expondrá su cuerpo

En una nueva publicación, el sumo pontífice habla de simplificar el ritual. Asimismo, contó más sobre su relación con el fallecido papa emérito Benedicto XVI y cómo en el cónclave de 2005 le comentó al colombiano Darío Castrillón que no permitiría ser usado para bloquear el nombramiento de Ratzinger.

03 de abril de 2024 - 03:19 a. m.
El papa Francisco conversa con el periodista español Javier Martínez-Brocal (d). El papa Francisco ha simplificado el ritual del funeral de los papas y su cuerpo no será expuesto en público, según revela en el libro "El Sucesor".
El papa Francisco conversa con el periodista español Javier Martínez-Brocal (d). El papa Francisco ha simplificado el ritual del funeral de los papas y su cuerpo no será expuesto en público, según revela en el libro "El Sucesor".
Foto: Cristian Gennari/EFE - Cristian Gennari

El papa Francisco ha simplificado el ritual del funeral de los papas y su cuerpo no será expuesto en público, según revela en el libro ‘El Sucesor”, donde aborda por primera vez su relación con Benedicto XVI y confirma que será enterrado en la basílica de Santa María La Mayor y no en las grutas vaticanas.

En este libro-entrevista escrito por el periodista español Javier Martínez-Brocal, Francisco asegura que el funeral de Benedicto XVI fue el último que se llevó a cabo con el actual protocolo fúnebre y que en el caso del papa emérito todo lo decidió su secretario histórico, el alemán Georg Gänswein.

"Le confío una cosa, va a ser el último velatorio hecho así, con el cadáver del papa expuesto fuera del ataúd, en un catafalco. He hablado con el maestro de ceremonias y hemos eliminado eso y muchas otras cosas", asegura.

"Será con dignidad, como cualquier cristiano, pero no sobre almohadones. En mi opinión, el ritual actual estaba demasiado recargado. Eso de hacer dos velatorios me parecía excesivo. Que se haga uno solo y con el papa ya en el ataúd, como en todas las familias. Cambié varias cosas, en línea con la reforma que ya hicieron Pablo VI y Juan Pablo II", explica en el libro.

Durante los días del velatorio de Benedicto en San Pedro, la basílica cerraba sus puertas en torno a las siete de la tarde y no volvían a abrirse hasta las siete y media de la mañana.

Sin embargo, se organizó la entrada por una puerta lateral para que personas cercanas e invitados de los habitantes del monasterio Mater Ecclesiae, donde vivía el papa emérito, pudieran rezar allí también a lo largo de la noche.

"Ya no se hará una ceremonia para el cierre del ataúd. Se hará todo en la misma ceremonia, como con cualquier cristiano. Además, en mi caso me van a tener que llevar a la basílica de Santa María la Mayor. Cuando termine el funeral, que me lleven allá", confirmó el papa.

Y explica: "Tengo mucha devoción a Santa María la Mayor, ya desde antes de ser papa, desde siempre. Allí ya está todo preparado. Justo después de la escultura de la Reina de la Paz hay un pequeño recinto, una puerta que da a un cuarto que usaban para guardar los candelabros".

“Lo vi y pensé: Ese es el lugar, y ya está preparado ahí el lugar de la sepultura. Me han confirmado que ya está listo”, añade.

La relación de Francisco con Ratzinger

El papa Francisco cuenta por primera vez cómo fueron los 10 años de convivencia con Benedicto XVI (en los que las diferentes facciones contrapusieron a los dos pontífices) en un libro en el que en el que asegura que siempre le defendió y nunca permitió que se hablase mal de él.

“Daba libertad, nunca se entrometió. Por ahí, en una ocasión en que hubo una decisión que no entendía, me preguntó al respecto con mucha naturalidad. Me dijo: ‘Mire, yo no entiendo esto, pero la decisión está en sus manos’, y yo le expliqué los motivos y quedó contento”, explica en el libro ‘El Sucesor’.

Francisco asegura que Ratzinger nunca le retiró su apoyo. “No permitió que se hablara mal de mí”, dice y cuenta que el papa alemán “siempre le defendió”, incluso cuando algunos eclesiásticos fueron al monasterio donde vivía para “hablar mal” de él y decir que el pontífice argentino apoyaba los matrimonios homosexuales y decía “herejías”.

“Era necesario que el papa Francisco diera su versión sobre lo que han pasado en estos 10 años de convivencia entre los dos papas. Nadie se lo había preguntado con detenimiento y la verdad es que me sorprendió la libertad con la que contó los episodios más difíciles y también cómo él vivió los problemas”, explica a EFE el autor.

Y en el volumen, que saldrá mañana a la venta, “lo que queda claro es que ni Benedicto consideraba a Francisco un rival, ni Francisco consideraba Benedicto XVI un enemigo. Entre los dos había enorme lealtad, enorme admiración, pero sí que salen a la luz las tensiones entre los dos equipos que apoyaban a cada pontífice, pero entre ellos dos había unidad de intenciones y total simpatía”, agrega el periodista.

Sobre el libro del histórico secretario de Ratzinger, Georg Gänswein, ‘Nient’altro che la Verità’ (Nada más que la verdad), Francisco rompe el silencio.

“Me afecta con una gran pena: que el día del sepelio se publique un libro que me pone de vuelta y media, contando cosas que no son verdad, es muy triste. Por supuesto, no me afecta en el sentido de que no me condiciona. Pero sí que me dolió que se usara a Benedicto. El libro salió publicado el día del entierro, eso lo viví como una falta de nobleza y de humanidad”, responde Francisco.

Las maniobras del cónclave de 2005

Pero en el libro además de contar los diez años de convivencia, también el papa reconstruye el cónclave de 2005 revelando que hubo algunas estratagemas entre los cardenales usando al entonces cardenal Bergoglio.

“Sucedió que yo llegué a tener 40 de los 115 votos en la Capilla Sixtina. Eran suficientes para frenar la candidatura del cardenal Joseph Ratzinger, porque, si me hubieran seguido votando, él no habría podido alcanzar los dos tercios necesarios para ser elegido papa”, describe Francisco.

Y continúa: “La maniobra consistía en poner mi nombre, bloquear la elección de Ratzinger y después negociar un tercer candidato. Me contaron, más tarde, que no querían a un papa ‘extranjero’. Fue una maniobra en toda regla. La idea era bloquear la elección del cardenal Joseph Ratzinger. Me usaban a mí, pero detrás ya estaban pensando en proponer a otro cardenal”.

Pero entonces, cuenta Bergoglio: “Le dije a un cardenal latinoamericano, el colombiano Darío Castrillón: ‘No embromen con mi candidatura, porque ahora mismo voy a decir que no voy a aceptar, ¿eh? Dejame ahí’. Y ahí ya salió elegido Benedicto”.

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