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Un joven de 19 años murió tras caer del techo de un supermercado de la cadena Lidl en Seine-Martitime, noroeste de Francia, en la madrugada del viernes. Se trata de la primera muerte en relación con las protestas y saqueos en el país que estallaron el martes tras la muerte de un joven de 17 años a manos de la policía, según confirmó la emisora francesa RTL.
Por ahora, hay dos versiones sobre lo ocurrido en el supermercado. Según la policía, el joven, de 19 años, cayó “en el marco de un saqueo” de supermercado en Petit-Quevilly, una localidad a 6 km de Ruan, capital de la región de Normandía.
La Fiscalía de Ruan apuntó, en cambio, que esa tienda “no estaba siendo atacada por saqueadores” en ese momento. La víctima había subido con otro joven al techo de un centro comercial en el cual hay muchas tiendas desafectadas, precisó el fiscal, Frédéric Teillet.
“El segundo individuo, que fue detenido, explica que ambos subieron al techo hacia las 5:00 para tratar de penetrar en la tienda a fin de recuperar un objeto, sobre el cual no dio precisiones, que se les habría caído adentro” del establecimiento, reportó Teillet.
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¿Qué está pasando en Francia?
La violencia en el país estalló el martes en las afueras de París y se extendió a otras partes de Francia después de la muerte de Nahel, de 17 años, por un disparo a quemarropa de un agente en un control vial que quedó registrado en video. Según Mounia, la madre de la víctima, el agente “vio un rostro árabe, un pequeño, y quiso arrebatarle la vida”, insinuando que se trataría de un caso de racismo.
Todas las noches desde el martes se han registrado fuertes disturbios en varias zonas del país. El balance de los enfrentamientos en la última noche fue elevado. El gobierno informó de la detención de 875 personas (408 en París y sus suburbios) y de 249 agentes heridos, así como de 492 edificios atacados y de 2.000 vehículos calcinados.
Francia anunció este viernes el despliegue de blindados y de más policías para contener los violentos disturbios que en las últimas tres noches se extendieron a varias ciudades en respuesta a la muerte de Nahel. La primera ministra, Élisabeth Borne, dijo que se estudiarían “todas las opciones”, entre ellas el estado de emergencia que piden la derecha y la ultraderecha, pero finalmente el gobierno recurrió a medidas de otro tipo para evitar más disturbios.
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Presión para Emmanuel Macron
El gobierno se encuentra bajo presión, entre la derecha y la ultraderecha que le piden mano dura -e incluso una “represión feroz” en palabras del político ultra Éric Zemmour- y quienes reclaman medidas de apaciguamiento.
Dos sindicatos de policía, entre ellos el mayoritario Alliance, llamaron en un duro comunicado al “combate” contra las “hordas salvajes” que protagonizan los disturbios y advirtieron al gobierno que “entrarán en resistencia” una vez superada la crisis.
La oposición de izquierda condenó el comunicado, que calificó de “amenaza de sedición” y de “llamado a la guerra civil”. El líder izquierdista Jean-Luc Mélenchon llamó al “poder político” a “retomar el control de la policía”.
Sin referirse al comunicado, el ministro del Interior apeló a los agentes a “respetar las leyes y la deontología” y subrayó que la “minoría de delincuentes [de los disturbios] no representa la inmensa mayoría de los habitantes de los barrios pobres”.
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