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Rusia lanzó una serie de ataques con misiles contra Kiev, la capital ucraniana, que causó daños en varios edificios, entre ellos algunas embajadas y una emblemática catedral, al tiempo que dejó un muerto y al menos doce heridos, aseguraron las autoridades. La Fuerza Aérea de Ucrania detalló que la agresión se llevó a cabo con misiles balísticos del modelo Iskander-M o del norcoreano KN-23, y todos fueron derribados. A eso de las 7:00 a. m., hora local, los residentes se levantaron por el ruido de fuertes explosiones y sirenas antiaéreas.
Un centro comercial y la iglesia católica romana de San Nicolás fueron afectados por las detonaciones. Los edificios donde están ubicadas seis embajadas, las de Albania, Argentina, Palestina, Macedonia del Norte, Portugal y Montenegro, también sufrieron daños, aunque no se reportó ninguna víctima entre el personal diplomático.
Al respecto, el ministro portugués de Asuntos Exteriores, Paulo Rangel, citado por el diario The Guardian, afirmó: “Este fue un ataque muy intenso por parte de la Federación Rusa. Es absolutamente inaceptable que los ataques dañen o tengan como objetivo instalaciones diplomáticas”. Por su parte, el alcalde de Kiev, Vitali Klitschko, tras una visita a la zona atacada, acusó a Moscú de “genocidio” y afirmó que “no hay justificación para esto”. La agresión también dejó 630 edificios sin calefacción ni electricidad, rasgo que ha sido característico a lo largo de la guerra con los ataques a la infraestructura energética, en un intento por desmoralizar a los ucranianos.
El Kremlin se refirió a la reciente ofensiva como una represalia por el último ataque ucraniano con diez misiles ATACMS y Storm Shadow, el cual alcanzó la región sureña rusa de Rostov. El Ministerio de Defensa ruso lo expresó así: “En respuesta a las acciones del régimen de Kiev, apoyado por sus patrocinadores occidentales, esta mañana fue lanzado un ataque combinado con armas de alta precisión y largo alcance”.
“Aumenten el apoyo a Ucrania y presionen a Rusia para lograr una paz justa, antes de que esto se convierta en una realidad para otras ciudades europeas”, escribió en la red social X, antes Twitter, el ministro de Exteriores ucraniano, Andrí Sibiga, quien también compartió unas fotos de la iglesia San Nicolás, cuya fachada, rosetón y cristales, tanto interiores como exteriores, resultaron dañados. Las escaleras que conducían a sus torres góticas, construidas a principios del siglo XX, quedaron destruidas.
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