Hace 30 años, en Suiza, Thierry Delessert y su novio estaban buscando apartamento; simpre les preguntaban si eran homosexuales o primos. Si respondían lo primero, se quedaban sin la posibilidad de encontrar vivienda. Pero todo parece indicar que atrás quedó la época en la que la policía fichaba a los homosexuales, y el próximo domingo los suizos votarán en referéndum si aprueban o no el matrimonio igualitario.
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Las parejas del mismo sexo ya pueden registrar una unión civil en Suiza, pero esto no otorga los mismos derechos que el matrimonio, por lo que si llega a aprobarse, abriría la posibilidad a los cónyuges extranjeros, en relaciones del mismo sexo, a solicitar la ciudadanía a través de un procedimiento simplificado, y permitiría la adopción de niños.
“Quiero poder elegir por mí mismo si quiero casarme con la pareja que tengo a mi lado y si es el camino correcto para que podamos formar una familia”, dijo Oswald, de 30 años, a Reuters. “Es importante mostrarle a la generación más joven que no es necesario que se esconda”, agregó.
Según los sondeos, la iniciativa cuenta con un amplio apoyo de la población, en un país que es de los pocos de Europa occidental que todavía no ha dado ese paso. Se trata de “un gran paso adelante” para Suiza, declaró a la AFP Thierry Delessert, un investigador de la Universidad de Lausana, de 56 años especializado en historia de la homosexualidad en el país.
Suiza despenalizó la homosexualidad en 1942, pero varios cuerpos de la policía municipal tenían, en algunos casos hasta principios de los años 1990, registros de homosexuales. El investigador explicó que esos registros se mantenían en nombre del “control de la desviación y de la moralidad”.
“Si un supuesto homosexual era juzgado por violación, la homosexualidad era una prueba adicional de su inmoralidad. Si un homosexual pedía un apartamento, no lo recibía. Si un homosexual quería un trabajo en la función pública, no lo obtenía”, detalló Delessert. Los registros, sin embargo, nunca fueron divulgados y las personas que estaban inscritos en ellos no lo sabían.
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“Solo Zúrich y Basilea, en 1979 y 1980, anunciaron oficialmente la supresión. Como historiador, es frustrante, pues los registros desaparecieron misteriosamente”, lamentó el especialista.
Giro político
Con todo, gracias a sus investigaciones pudo encontrar el testimonio de un comisario que mencionaba que, cada año, en Zúrich se incluía a unas 200 personas en los registros. También halló notas manuscritas en documentos de la policía en las que los agentes reclamaban la creación esas “fichas” de homosexuales detenidos. Esos documentos eran de uso interno de la policía y fueron destruidos, indicó a la AFP el servicio de archivos de Zúrich.
En abril de 1990, la prensa reveló, gracias a un denunciante, que ese tipo de registro seguía existiendo en Berna, y esto llevó a las autoridades a abandonar esa práctica.
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“Tras las investigaciones efectuadas a nivel interno, no hemos podido encontrar informaciones sobre ese registro que aparentemente existió. A nivel ético, difícilmente podríamos entender hoy un registro así”, dijo a la AFP la policía cantonal de Berna.
Con todo, Delessert saluda el giro político reciente que ha vivido el país, que en 2020 adoptó un dispositivo penal contra la homofobia y, a finales de 2021, un texto en el Parlamento a favor del matrimonio igualitario. Pero sus opositores, conservadores, lanzaron un referéndum para intentar bloquear la iniciativa.
El texto prevé que las parejas del mismo sexo puedan adoptar un niño conjuntamente y que las parejas de mujeres puedan recurrir a la inseminación artificial. Los opositores a la iniciativa han basado su campaña en ese último punto, lamentando la “mercantilización” de los niños y considerando que “el matrimonio para todos mata al padre”.