Dentro de estos féretros hay once desconocidos, muertos en marzo durante la ocupación rusa de Bucha. Casi todos habían sido enterrados en fosas comunes por los vecinos de esta ciudad ucraniana cercana a Kiev, cuando la intensidad de los combates no daba tiempo para más.
Han pasado más de cuatro meses desde que un equipo de periodistas de AFP descubrió el 2 de abril los cadáveres de 20 civiles abatidos en Bucha, en lo que fue el primer indicio de crímenes de guerra en Ucrania. En cada una de las cruces ortodoxas plantadas en la tierra hay un cartelito acompañado de un número que servirá para localizar el cuerpo en caso de que el test de ADN dé resultado o se presente algún familiar.
Según las autoridades de Bucha, unas cincuenta personas de los 458 civiles muertos durante la ocupación rusa de la ciudad aún no han sido identificadas.
