
Escucha este artículo
Audio generado con IA de Google
0:00
/
0:00
Mientras los cardenales y obispos daban el último adiós a Francisco uno por uno, una pequeña religiosa se saltó el protocolo y se colocó en uno de los lados para detenerse en oración durante varios minutos sin que nadie pudiera decirle nada: era sor Geneviève Jeanningros, amiga del papa y quien le llevo ante los últimos de Roma, los feriantes y las transexuales.
La monja, de 81 años, de la orden de las Hermanitas de Jesús y con una mochila sobre sus hombros, se acercó discretamente a la zona donde se había colocado el féretro del papa Francisco, fallecido este lunes a los 88 años, para rezar y llorar en silencio.
A pesar de que no formaba parte del rígido protocolo que obligaba a los cardenales, obispos y personal del Vaticano a ser los primeros en dar el adiós al pontífice, nadie se atrevió a decirle a la religiosa que ese no era su lugar y allí permaneció durante varios minutos.
La ‘enfant terrible’ llamaba el papa Francisco a esta religiosa que se dedica desde hace 56 años a asistir a las mujeres transexuales y a los trabajadores de los espectáculos itinerantes de Ostia, la costa de la región del Lacio.
Sor Geneviève empezó cada miércoles a llevar a las audiencias generales a grupos de homosexuales y transexuales, muchas de ellas que ejercen la prostitución en esta zona degradada a las afueras de Roma.
En medio de la pandemia del coronavirus, junto con el párroco de la Santísima Virgen Inmaculada de la localidad de Torvaianica, don Andrea Conocchia, llamó a la puerta del cardenal limosnero Konrad Krajewski para que llevase ayuda a las personas que trabajan en las ferias y a la comunidad trans: unas 40 o 50 personas, muchas sudamericanas, que ya no podían trabajar.
Un miércoles acompañó a Claudia, a Marcella y a muchas otras transexuales para que conocieran al papa. “Incluso una fue asesinada poco después. Se habían tomado una foto con el papa, se la llevé y él rezó por ella”, contaba a los medios vaticanos.
Y la monja consiguió, incluso el 31 de julio de 2024, que un papa visitará el parque de atracciones de Ostia para encontrarse con los feriantes. EFE
¿Quién es la monja que se acercó al féretro del papa?
De acuerdo con ACI Prensa, Sor Jeanningros vive actualmente con un grupo de artistas de circo del Luna Park de Ostia Lido, situado en una playa a las afueras de Roma, donde realiza una destacable labor social.
Allí viven en caravanas, en la pobreza más absoluta. Muchos no cuentan con luz eléctrica y es difícil que funcione el sistema de recogida de basuras. Sin embargo, estas duras condiciones no han frenado su vocación de ayudarles.
Así fue uno de los encuentros con el Papa. 👇🏻
“A finales de julio del 2014, el Santo Padre quiso visitarlos en una de sus escapadas por Roma, en las que llevaba su cariño a las periferias de la Ciudad Eterna”, relata el medio católico.
Dice el periódico El Mundo de España, que también registró la historia de la monja, que ella se conoció con el papa, mucho antes de ser elegido para el trono de Pedro. “Se conocieron cuando el Cardenal Jorge Mario Bergoglio era Arzobispo de Buenos Aires”.
La monja y la dictadura
Pero hay algo más. “Sor Jeanninggros es la sobrina de Sor Leonié Duquet, una de las monjas francesas desaparecidas en 1977 durante la represión de la dictadura argentina”, relata ACI Prensa.
Según los registros de la prensa argentina, “su cuerpo fue encontrado en una fosa común en la que también estaban los restos de Esther Ballestrino de Careaga, quien fuera la primera jefa del Papa Francisco cuando se puso a trabajar de perito químico”.
“Las últimas investigaciones forenses aclararon que ambas fueron víctimas de uno de los vuelos de la muerte, usados por la dictadura militar que gobernó Argentina entre 1976 y 1983 para asesinar a los detenidos desaparecidos y eliminar las pruebas del delito”, informa ACI Prensa.
*Con información de la agencia EFE
Por Redacción Mundo
