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Vladimir Putin y la memoria de la II Guerra Mundial

La Plaza Roja de Moscú será escenario este miércoles del imponente desfile para celebrar el 75º aniversario de la victoria sobre el nazismo. Pandemia, patria y un próximo referendo que busca consolidar el poder del presidente ruso.

Redacción Mundo

24 de junio de 2020 - 07:49 a. m.
Este miércoles se celebró el desfile militar más grande de Rusia por los 75 años del final de la Segunda Guerra Mundial.
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La peor noticia que recibió Vladimir Putin, tras la llegada del coronavirus a Rusia, fue la cancelación del desfile militar que se realizaría el 9 de mayo para celebrar 75º aniversario de la victoria sobre el nazismo. Todo estaba listo, pero el país se convirtió en el tercero más afectado por la pandemia (584.680 casos registrados el domingo y 8.111 muertes) y tuvo que posponerlo.

Aunque el avance de la COVID-19 no cede en Rusia y más de quince ciudades prefirieron cancelar sus desfiles militares definitivamente, Putin quería organizar este desfile el 24 de junio, una fecha simbólica porque marca el primer desfile de este tipo, en 1945.

En las calles de Moscú desfilaron cerca de 13.000 soldados rusos y de otros trece países, incluidos India y China. El presidente ruso, que protagonizará una de las primeras salidas públicas desde el comienzo de la pandemia, también podrá supervisar más de 200 vehículos blindados y piezas de artillería.

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El alcalde de la capital, Sergei Sobianin, y el portavoz del Kremlin, Dmitri Peskov, sin embargo, pidieron al público seguir el desfile por televisión.

Este desfile siempre ha sido siempre uno de los pilares del patriotismo del presidente ruso y el desfile es un símbolo del regreso de Moscú al primer plano internacional.

Revisar la historia

Esta vez, sin embargo, la polémica marca la fecha. Con acusaciones cruzadas de "complot", "cinismo", "falsificaciones", Rusia y Occidente se libran a una guerra verbal sobre las responsabilidades de cada uno en la II Guerra mundial.

A medida que las relaciones ruso-europeas se deterioraban debido a las guerras en Ucrania y en Siria, a las acusaciones de espionaje o de injerencias, un abismo se ha abierto también respecto a la interpretación de los acontecimientos del siglo pasado; cada campo acusa ahora al otro de "reescribir la historia" en su favor.

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En los meses que precedieron la pandemia, Vladimir Putin pareció casi obsesionado por la memoria de la “Gran guerra patriótica”, como los rusos llaman al conflicto germano-soviético. “Estamos obligados a defender la verdad sobre la victoria. Si no ¿qué diríamos a nuestros hijos si la mentira se extiende por todo el mundo como la peste?”, dijo Putin en enero ante el Parlamento.

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En su última intervención hasta la fecha, el 18 de junio Putin acusó a los occidentales de “revisionismo” antirruso, en un largo artículo publicado en una revista estadounidense.

“Para Putin, el tema de la guerra es la base de su idea nacional de renacimiento ruso, de poder fuerte, de recuperación del país” opina el historiador Vitali Dymarski, quien destaca que esta memoria refuerza asimismo la imagen de una patria asediada por sus enemigos.

Putin denunció el "increíble cinismo" de Polonia, que acusa a Rusia de haber cerrado un "pacto" con Hitler al inicio de la guerra. El primer ministro polaco replicó diciendo que eran "tonterías" rusas.

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Vladimir Putin también reaccionó airado a una resolución en septiembre del Parlamento Europeo que condenó la repartición de Polonia entre la URSS y Alemania, considerándolo como un intento de colocar comunismo y nazismo en el mismo plano.

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De hecho, Europa insiste en denunciar el pacto germano-soviético de 1939, que organizó la repartición de Europa oriental entre los dos regímenes totalitarios. Pero para Moscú fue una necesidad ya que las potencias europeas dejaron a la URSS "sola frente a Alemania" al ceder en 1938 en Munich los Sudetes checoslovacos a Hitler.

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Rusia también reprocha a Occidente minimizar su papel en la victoria y los enormes sacrificios humanos realizados -- 27 millones de rusos muertos -- para engrandecer en cambio a Estados Unidos y al Reino Unido, especialmente gracias al desembarco de Normandía en 1944.

Rusia ya se declaró "terriblemente indignada" de que la Casa Blanca citara en mayo solamente a Estados Unidos y al Reino Unido como los vencedores de los nazis.

La victoria de 1945 es un elemento esencial de la identidad nacional rusa y ha sustentado para Moscú su preminente lugar en la posguerra, que se trate de su escaño en el Consejo de seguridad de la ONU o de los territorios liberados de los nazis, que la URSS convirtió luego en satélites comunistas.

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Hoy, esta memoria asociada a una política de poder debe “unir al pueblo” ruso frente al adversario, opina Vitali Dymarski. Por lo demás, “toda esta querella con Europa no es Historia, es simple política” resume.

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Para otros, detrás de la memoria histórica de Putin está el referéndum del 1 de julio, en el que se decidirá si Putin tiene derecho a permanecer en el poder hasta 2036, cuando cumpliría 84 años.

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