El número de personas mayores de 60 años en África puede cuadriplicarse en los próximos 40 años si se mantiene el aumento de la esperanza de vida y la bajada de la natalidad, lo que le supondrá a ese continente un desafío económico y social adicional, advierte un informe difundido hoy.
Los expertos del Instituto Nacional francés de Estudios Demográficos (INED) señalan que el envejecimiento de la población africana será mucho más rápido que el experimentado en los países desarrollados durante los siglos XIX y XX.
Sus previsiones, que se han servido de datos de las Naciones Unidas y de la Organización Internacional del Trabajo (OIT), adelantan que de 2010 a 2050 los mayores de 60 pasarán de los 56 millones actuales (el 5,5 % del total) a 215 millones (cerca del 10 %).
Los menores de 15 años representan en ese continente el 40 por ciento de la población, frente al 27 por ciento de la media mundial.
El estudio, que destaca las divergencias entre los países que lo componen, precisa que mientras que en Níger uno de cada dos ciudadanos tiene menos de 15 años y los mayores de 60 solo representan el 4 por ciento de la población, en otros como en Túnez esos porcentajes se sitúan, respectivamente, en el 23 y el 10 por ciento.
Pero los expertos advierten de que si el sistema de atención no cambia, el continente no está preparado para ofrecer a ese colectivo un cuidado adecuado, partiendo de la base, entre otros ejemplos, de que las pensiones de jubilación se limitan en muchos de sus países a los funcionarios y empleados de grandes empresas privadas.
"En ausencia de una pensión suficiente, cuando una persona deja de trabajar solo puede apoyarse en su red familiar. Pero sin el apoyo de políticas públicas adaptadas, la futura capacidad de las familias para hacer frente a la vejez y a la dependencia de los mayores es cuestionable", indica ese documento.
El INED avanza además que el cambio social y económico registrado en África, con la emancipación de los jóvenes de la familia o la reducción de la superficie de los hogares en las ciudades, debilita la solidaridad entre generaciones en detrimento de los mayores.
"Los Estados africanos van a enfrentarse a un doble desafío: consolidar el equilibrio presupuestario de los dispositivos existentes en materia de protección social y garantizar su extensión a una mayor parte de la población", concluye ese instituto.
Entre sus recomendaciones se incluyen mejorar la complementariedad entre las herramientas públicas y privadas de solidaridad, comenzar a preparar su adaptación a esa situación futura, y ver esos esfuerzos "como una inversión social, y no solamente como un gasto".