La destitución de la presidencia de Fernando Lugo significa un retroceso para la frágil democracia en Paraguay, en opinión de diversos analistas internacionales, quienes a su vez aseguran que esto no provocaría un aislamiento similar al de Honduras.
Lugo fue destituido por el Congreso el viernes tras un juicio político "express" iniciado el jueves por "mal desempeño de sus funciones". La decisión del Legislativo puso fin a un experimento político inédito en Paraguay, que hace apenas cuatro años dejó atrás seis décadas de gobiernos del Partido Colorado, incluyendo la dictadura de Alfredo Stroessner entre 1954 y 1989.
"Si se trató de un Golpe de Estado es discutible, pero ciertamente fue un retroceso para la democracia en un país con un preocupante pasado autoritario", dijo Michael Shifter, presidente del Diálogo Interamericano en Washington.
"La remoción de Lugo no fue un momento feliz para la democracia paraguaya, el Congreso pudo haber cumplido con el texto de la ley y la Constitución, pero lo que hicieron y cómo lo hicieron, tan rápido y sin un debido proceso fue contra el espíritu y el significado esencial de la democracia", agregó.
Por su parte Stephen Johnson, director del programa para América Latina del Centro de Estudios Estratégicos Internacionales (CSIS por sus siglas en inglés), dijo que "si las dos Cámaras del Poder Legislativo siguieron la Constitución, entonces, la destitución del presidente Lugo es legal".
Pero cuestionó la forma en que se llevó a cabo el juicio y el momento político, a escasos diez meses de la elección de abril de 2013.La "acción parece poco prudente. ¿Por qué? Porqué si es una cuestión de efectividad del mandatario con el poco tiempo que queda de su periodo, las otras competencias del gobierno podrían haber entablado un diálogo con él" y evitar la actual situación.
La Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) fue contundente al afirmar que el juicio político afectó el Estado de Derecho en ese país. Es "inaceptable lo expedito del juicio político contra el presidente constitucional y democráticamente electo", señaló en un comunicado la Comisión, ente autónomo de la Organización de Estados Americanos (OEA), al destacar que el procedimiento "afecta la vigencia del Estado de Derecho en Paraguay".
Paraguay también quedó con una relación cuestionada con sus vecinos, particularmente Brasil, socio primordial de la pujante economía local.Shifter estimó que lo que ocurre en Paraguay es diferente a la situación de Honduras tras el golpe de Estado de junio de 2009. "Es poco probable que Paraguay sea aislado y expulsado de la OEA como fue Honduras".
De acuerdo al analista "la ecuanimidad de Lugo al aceptar la decisión del Congreso hará que sea más difícil para la comunidad internacional la aplicación de acciones punitivas contra el gobierno de (Federico) Franco".
La reacción de los gobiernos de la Unión de Naciones Suramericanas (Unasur) "no es sorpredente, pero lo que realmente importa es la posición que adopte el gobierno de Brasil". "Las señales que emita Brasilia serán cruciales para tener una referencia sobre el desafío que tendrá que enfrentar el nuevo gobierno paraguayo en los próximos meses", afirmó Shifter.
Hasta el momento Brasil no ha reaccionado directamente a la destitución de Lugo, aunque la presidenta Dilma Rousseff dijo antes que los protocolos de la Unasur prevén sanciones si hay "ruptura democrática", aunque aclaró que no se discutió la posibilidad de aplicarlos a Paraguay.
El ex canciller del gobierno de Fernando Henrique Cardoso, Luiz Felipe Lampreia, dijo que "Brasil siempre ha tenido una posición de no intervención sobre Paraguay, que ya tuvo todo tipo de golpes y situaciones políticas o dictaduras y las relaciones han seguido".
"No creo que haya ningun peligro en la relación entre Paraguay y Brasil", afirmó Lampreia y consideró que el juicio político a Lugo "fue un proceso constitucional".
Brasil es el principal socio comercial de Paraguay y recibe gracias a acuerdos bilaterales la mayor parte de la producción energética de la enorme represa de Itaipú, en el fronterizo río Paraná. "La velocidad exhibida por el Legislativo para alejar a Lugo del cargo preocupa a quienes desean ver preservada la democracia en América Latina", dijo el diario O Globo en su editorial.