Escucha este artículo
Audio generado con IA de Google
0:00
/
0:00
La vida de Abdullah Laghmani, el vicedirector de inteligencia afgana, terminó al concluir sus oraciones a Alá. Un hombre que lo esperaba a la salida de una mezquita en Mehtar Lam, capital de la provincia de Laghman, se acercó a su grupo de seguridad y se inmoló.
“Obviamente es el trabajo de talibanes que están intentando desestabilizar Afganistán pisoteando los valores islámicos”, aseguró Lutfullah Mashal, gobernador local y quien salió ileso del atentado horas antes de que ese grupo rebelde reconociera la autoría del hecho.
La noticia coincidió con un informe de Naciones Unidas que revela una reducción del 22% en los cultivos de opio del país, además de una caída de diez puntos en su comercio.
Sin embargo, el país, que espera los resultados electorales de hace dos semanas, aún produce el 90% del opio mundial. La arremetida de los talibanes también ha puesto a varios gobiernos, como el alemán, a plantear la retirada de sus militares.