Cada vez que parece que la situación en Oriente Medio no puede ser más caótica, una nueva escalada entre las potencias radicales deja al descubierto que siguen sin llegar a su límite de respuesta y ataque. Mientras la situación en Gaza sigue siendo crítica, Israel decidió apostar el viernes en la madrugada por una peligrosa escalada atacando puntos claves para la República Islámica de Irán y bombardeando entre el viernes y el sábado Teherán, su capital, así como varias instalaciones nucleares claves, algo que responde a su promesa de exterminar el programa nuclear iraní, visto como una amenaza desde Tel Aviv y las principales potencias occidentales.
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La respuesta del régimen islámico no fue menor, ni menos simbólica. Después de que los primeros ataques mataran al jefe de los Guardianes de la Revolución, Hosein Salami, y al jefe del Estado Mayor, Mohamad Bagheri, además de varios científicos nucleares. Hubo por lo menos 78 fallecidos y más de 300 heridos. Luego vino una diciente bandera roja izada en Teherán, la “bandera roja de la venganza”, seguida por una serie de ataques a Tel Aviv que superaron el famoso domo de hierro de Israel, el sistema de defensa que ya había sido puesto a prueba en 2024. Todo esto después de que Irán respondiera a un ataque a las instalaciones nucleares de Isfahán.
Sin embargo, esta vez parece que las consecuencias fueron más considerables. Rafael Grossi, director de la agencia nuclear de la ONU, afirmó que Irán reportó un grave daño a una planta de enriquecimiento de uranio: “Una parte exterior de la planta piloto de enriquecimiento de uranio en Natanz, donde Irán producía uranio enriquecido al 60 %, ha sido destruida”.
“Han sido unos ataques muy fuertes, muy superiores en capacidad destructiva a los que vivimos en abril del año pasado. Irán, a través del ayatolá Jamenei, ha sido muy contundente y ha dicho que obviamente va a haber una respuesta y un castigo para Israel. Entonces, el riesgo es que esto escale. Podemos dar por sentado que Irán va a seguir respondiendo. Ya ha enviado algunos drones a Israel, que a su vez sigue manteniendo la campaña de bombardeos. Todo esto, digamos, desestabiliza aún más la región de Oriente Medio, que —además— ya sabemos está viviendo las consecuencias de la ofensiva israelí sobre Gaza”, analiza sobre la trascendencia de esta escalada Angélica Alba, analista y docente de la Pontificia Universidad Javeriana.
¿Catástrofe nuclear?
Así como Irán reportó a la ONU el grave daño a su instalación nuclear en Natanz, también advirtieron que el riesgo de que el impacto hubiera sido peor fue alto. Por fortuna, el Organismo Internacional de Energía Atómica (OIEA), la agencia nuclear de la ONU, confirmó que no se observaron niveles de radiación elevados tras el primer ataque.
Alba afirma que sin estar allá, no hay forma de constatar el riesgo y recuerda que incluso la misma OEIA había tenido problemas en los últimos meses para poder realizar las inspecciones rutinarias a las instalaciones nucleares iraníes. “Todos sabemos que esto conlleva unos riesgos enormes, solo por el hecho de que se esté llevando a cabo esta operación militar contra blancos relacionados con el programa nuclear. El riesgo es altísimo en cualquier escenario”, afirma.
Janiel Melamed, experto en seguridad internacional y docente de la Universidad del Norte de Barranquilla, complementa esta tesis advirtiendo que son afirmaciones que deben ser tomadas con escepticismo: “Carece de evidencia verificable y parece ser una herramienta retórica para movilizar apoyo interno y presión internacional. Las instalaciones nucleares iraníes, como Natanz y Fordo, están diseñadas con medidas de seguridad robustas, y los ataques israelíes, según informes, fueron precisos y evitaron dañar infraestructura crítica que pudiera liberar material radiactivo”.
El rol de Washington
Por dos días enteros las alarmas antimisiles de Teherán, Jerusalén, Tel Aviv y otras ciudades claves en ambos países estuvieron sonando avisando que las retaliaciones seguían adelante, incluso con ataques graves como al aeropuerto de Teherán. Sin embargo, a diferencia de lo que ocurrió en 2024, esta vez Estados Unidos afirmó públicamente que no estuvo involucrado de ninguna forma en los ataques.
Vale la pena recordar que Washington y Teherán llevan meses de varias rondas de conversaciones para lograr un nuevo acuerdo nuclear después de que Donald Trump retirara a su país del último acuerdo vigente en 2018. El mismo presidente afirmó que sí tuvo conocimiento de los ataques, en una operación llamada por las Fuerzas de Defensa Israelíes como “León Ascendente”. No obstante, más que participación, parece que fue más por cortesía, pues el secretario de Estado, Marco Rubio, afirmó tajantemente que la inteligencia estadounidense no estuvo involucrada.
Entonces, ¿estamos ante una disonancia entre la Casa Blanca y el gobierno de Netanyahu? Visto desde afuera puede parecer que sí: Trump lleva varias semanas advirtiendo a Israel que no atacara Irán. Lo hizo públicamente, así como dijo que puede que ocurra el ataque. Es decir, no estaba de acuerdo, pero igual sabía. Sin embargo, para Melamed, es prematuro hablar de una desconexión o diferencias graves entre ambas naciones.
Aunque sí afirma que puede ser el caso de una “divergencia estratégica”: “Estados Unidos ha buscado mantener un equilibrio entre apoyar a Israel, su principal aliado regional, y evitar una escalada hacia un conflicto regional más amplio. La decisión de Israel de bombardear instalaciones nucleares iraníes sin el respaldo explícito de EE. UU. indica que Netanyahu está priorizando los intereses de seguridad inmediatos de Israel sobre la estrategia diplomática estadounidense, que ha enfatizado negociaciones nucleares con Irán”.
De hecho, para este domingo estaba planeada una nueva ronda de conversaciones entre el enviado de la Casa Blanca, Steve Witkoff, y Abbas Araghchi, ministro de Exteriores de Irán. Asimismo, para el viernes estaba previsto que los iraníes no tuvieran la voluntad de sentarse de nuevo en la mesa. De hecho, lo dejaron claro: culpan indirectamente a Estados Unidos de la responsabilidad de este ataque y dijeron que no tendrán reparos en atacar activos estadounidenses en la región.
Trump dijo a Fox News el viernes que Estados Unidos estaba listo para responder si esto ocurría, mientras que afirmó a Axios que tenía fe de que estos ataques motivaran a Irán a llegar con celeridad a un acuerdo: “No pude lograr que llegaran a un acuerdo en 60 días. Estuvieron cerca, deberían haberlo hecho. Quizás ahora lo logren”.
Incapacidad de la diplomacia internacional
El mismo viernes en horas de la tarde estuvo reunido el Consejo de Seguridad de la ONU convocado de emergencia ante la repentina escalada. Desde Omán, que hoy iba a alojar la sexta ronda de negociaciones con Estados Unidos, hasta China y Rusia manifestaron preocupación ante los ataques. “La responsabilidad de todas las consecuencias de estas acciones recae enteramente sobre el liderazgo israelí y sus aliados”, afirmó Vasily Nebenzya, representante ruso ante el organismo, mientras que el mensaje central de la reunión fue un llamado a la contención y la diplomacia.
Pero para la profesora Alba, el precedente de cómo han actuado los organismos multilaterales ante el proceder de Israel en la Franja de Gaza dice mucho de lo que puedan lograr en esta situación: “Si vemos lo que ha sido la actuación de los organismos y las organizaciones multilaterales en los últimos 20 meses, respecto a la cuestión en Gaza, podemos decir que ha quedado maltrecha cualquier posibilidad de actuar frente a Israel. Para muchos, se ha convertido en un escenario muy poco funcional para frenar, en este caso, las acciones de Israel. Honestamente, en este momento creo que la capacidad política y práctica está por fuera de las manos de los organismos multilaterales, y está concentrada, por supuesto, en los actores geopolíticos regionales e internacionales”.
En ese sentido, será clave ver qué tanto se involucren otras potencias. Por ejemplo, aunque para el cierre de esta edición no existía una posición oficial de Corea del Norte, varios medios afirmaban que existe un apoyo en esta coyuntura hacia Teherán.
Lo que puede venir en la región
Para Melamed es importante analizar en la respuesta de los organismos multilaterales el rol que cumplen otras potencias de la región que no necesariamente comulgan con Irán… ni tampoco con Israel.
“Es importante señalar que pese a declaraciones en contra, países como Arabia Saudita y los Emiratos Árabes Unidos, rivales de Irán, no presionan por sanciones contra Israel, lo que reduce a su vez la presión sobre organismos multilaterales. Es decir, podrán hacer condenas en público, pero en privado Arabia Saudita les alivia que Irán no tenga capacidades nucleares que también le amenacen”, afirma.
El analista advierte que el rumbo de lo que pueda ocurrir en estos días dependerá mucho de la respuesta de Irán, quienes, afirma, están en su punto más “vulnerable en décadas. “La República Islámica de Irán posee capacidades militares significativas, pero su posición debilitada limita su capacidad para ejecutar una represalia efectiva sin arriesgar una guerra total. Tras los bombardeos israelíes de octubre de 2024 a sus instalaciones de misiles y defensas aéreas, junto con sanciones económicas y la pérdida de aliados claves, como Hamás y la Yihad Islámica en Gaza, y el debilitamiento de Hezbolá en el Líbano y/o los hutíes en Yemen”, asegura.
Por el lado de Israel, Netanyahu prometió que será “una de las mayores operaciones militares de la historia”, que durará “muchos días”. También habló, después de iniciada la ofensiva, con Donald Trump, mientras que confirmó que la retaliación de Irán estaba ya prevista. “Pronto se abrirán las puertas del infierno sobre este régimen asesino de niños”, dijo Mohamad Pakpur, recién nombrado comandante de la Guardia Revolucionaria, sobre Israel.
Para Angélica Alba, lo único cierto es que esto profundiza en gran medida las divisiones históricas en la región: “Como están las cosas hoy, no creo que vaya a haber grandes cambios geopolíticos, pero sí, por supuesto, una profundización de las divisiones, de las rivalidades y, potencialmente, un escenario de conflicto y violencia mucho mayores, que podrían tener consecuencias muy complicadas”.
Por su parte, Melamed anticipa que si la respuesta es limitada, como los ataques que se presenciaron durante el viernes y el sábado, puede haber una tendencia a “restaurar la disuasión sin escalar a una guerra total”. Sin embargo, si el escenario es una escalada mayor, todos los actores de la región podrían verse envueltos.
“Una respuesta militar amplia, en la que Irán ataca infraestructura crítica (como refinerías saudíes o bases estadounidenses en Catar), podría desencadenar una respuesta masiva de Israel y EE. UU., involucrando a otros actores, como Arabia Saudita y Turquía, y llevando a una guerra regional prolongada”, concluye.
Un riesgo nuclear latente que preocupa al mundo entero.
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