Ana Estrada ama la vida, pero sobre todo la libertad. Ha luchado por estar viva y bien desde que tiene 12 años cuando fue diagnosticada con poliomistiosis, una enfermedad incurable, que provoca una debilidad muscular progresiva. Aun así, Ana intentó llevar una vida normal: fue a la universidad de donde se graduó como psicóloga.
A los 20 años la enfermedad la postró en una silla de ruedas, con caídas, recaídas y una complicación tras otra. En un blog que abrió en enero de 2020, llamado Ana busca la muerte digna, relata cómo ha sido su vida con la enfermedad, confiesa que jamás pensó en suicidarse o se deprimió. Sin embargo, todo cambió en 2015 cuando la polimiositis alcanzó los músculos que intervienen en la respiración y terminó en cuidados intensivos.
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Entonces le pusieron sondas en la tráquea y el estómago para poder respirar y comer. “Lloraba todos los días, lo había perdido todo, les pedí a mis padres que me ayudaran a morir”, cuenta en su blog.
Hace tres años la situación se agravó aún más y pasó a necesitar atención de enfermeras las 24 horas del día. “Mi cuerpo se sigue deteriorando. Cada día estoy perdiendo más fuerza. Dependo más del ventilador, me agoto más para deglutir y en general para todas las actividades diarias”, declaró Estrada recientemente al diario Perú 21.
Fue entonces cuando decidió que iba a dar la batalla legal para pedir la eutanasia. Estrada abrió el blog “Ana busca la muerte digna” en enero y en septiembre de 2020 lanzó una petición en la plataforma Change.org. para que las autoridades peruanas le permitieran la muerte asistida (ilegal en Perú).
“Necesito la garantía de parte del Estado para elegir cuándo y en qué condiciones morir. Ayúdenme a lograrlo”, agregó.
Día de triunfo
Este jueves una corte de Perú ordenó en un fallo respetar la decisión de Ana de acabar con su vida. En la primera sentencia sobre este sensible tema en Perú, el 10º Juzgado Constitucional de la Corte Superior (de Apelaciones) de Lima ordenó al Ministerio de Salud y al Seguro Social de Salud (Essalus) “respetar la decisión” de Ana Estrada Ugarte, de 44 años, “de poner fin a su vida a través del procedimiento técnico de la eutanasia”.
La sentencia, que puede ser apelada, indica que se debe “entender por eutanasia a la acción de un médico de suministrar de manera directa (oral o intravenosa) un fármaco destinado a poner fin a su vida”, según el fallo divulgado por la Corte en Twitter.
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“Estoy sin palabras, muy emocionada, para mí es un placer, una alegría enorme la que estoy sintiendo. Hemos llegado a la meta, yo siento eso”, declaró Estrada al canal RPP tras conocer el fallo.
“Lo que siempre he tenido claro es que cuando llegara este momento, que ya llegó, yo iba a ser libre. Esa era la lucha por la que estaba peleando todo este tiempo”, agregó.
La decisión de la corte genera una gran controversia en Perú, un país mayoritariamente católico. La Iglesia rechaza la eutanasia.
En América Latina, solo Colombia despenalizó la eutanasia, en 1997. En México existe la llamada ley del “buen morir” que autoriza al paciente o su familia a solicitar que la vida no sea prolongada por medios artificiales, mientras en Uruguay el Congreso discute un proyecto sobre la eutanasia.
Un fallo histórico
El fallo dispuso que se “inaplique el artículo 112 del Código Penal” que prohíbe la muerte asistida, tras acoger un recurso presentado en febrero de 2020 por la Defensoría del Pueblo (ombdusman) en favor de Estrada.
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“El fallo es histórico porque reconoce un derecho y eso no sucede todos los días”, dijo a la AFP Percy Castillo, adjunto de derechos humanos de la Defensoría.
“El ser humano tiene todo el derecho de ponerle fin a su vida, porque es el último recodo de libertad”, declaró por su parte el defensor del Pueblo, Walter Gutiérrez, al Canal N.
La Corte argumentó que negarle la muerte asistida a Estrada afecta “los derechos a la dignidad, autonomía, libre desarrollo de su personalidad y de la amenaza de no sufrir tratos crueles e inhumanos”.
“Esto se trata del amor por la vida, de libertad. Yo amo tanto la vida que una vida sin libertad no es vida”, dijo Ana Estrada, la primera mujer en pedir la eutanasia en Perú y conseguirla.