Según Naciones Unidas, 2010 ha sido el año más sangriento de los últimos cinco en Afganistán. Según la prensa internacional, el promedio de ataques terroristas en el país es de uno diario. Los lugares escogidos por los talibanes para cometer los ataques han sido los más concurridos, como mercados, mezquitas y transitadas carreteras de las principales ciudades.
Pero el jueves decidieron atacar durante una fiesta. Era una boda. Testigos que sobrevivieron al infierno señalaron que fue un carro que irrumpió en la celebración, el que estalló y mató a 40 personas. Cerca de 80 resultaron gravemente heridas.
El novio, Abdullá Aka, murió en la explosión, y entre los heridos se encuentra el líder de su misma milicia, Mohamed Naji Kako, creada hace unos meses con la colaboración de las fuerzas especiales del Ejército de Estados Unidos.
“Fue un ataque suicida en una fiesta de boda. Cuando la gente estaba cenando, el suicida se hizo estallar y causó esta catástrofe. Hemos enviado un equipo para investigar los hechos”, explicó el portavoz afgano de Interior, Zemarai Bashary. En el lugar del ataque, según la agencia afgana AIP, iba a casarse el hijo del jefe de una compañía de seguridad que presta servicio a los convoyes logísticos de las tropas extranjeras.
“Cuando estábamos comiendo, escuché una gran explosión y toda la boda se convirtió en sangre”, relató a Efe desde Kandahar uno de los heridos en el atentado. Varias de los víctimas se encuentran en estado crítico, reveló un doctor del hospital de Mirwais, quien además añadió que la mayoría de los afectados son varones, porque la explosión ocurrió en un área reservada para hombres.
La Fuerza Internacional de Asistencia a la Seguridad (ISAF) afirmó horas después en un comunicado que sus fuerzas prestaron ayuda a los heridos y que el ataque es una prueba de “las tácticas nauseabundas e indiscriminadas de los talibanes”.
Sin embargo, un portavoz de la milicia insurgente negó a Efe que sus fuerzas tuvieran que ver con el ataque. “No fue un ataque suicida y no estamos implicados. Lo condenamos. Fue un bombardeo aéreo perpetrado por las tropas extranjeras”, aseguró por teléfono el portavoz talibán Mohammed Yousif Ahmadi.
Por El Espectador
