Autoridades de Chipre siguen sin encontrar a mujeres asesinadas y arrojadas al lago rojo

Desde hace unos meses los 700 habitantes del pequeño pueblo de Mitseros, en Chipre, se mantenía en vilo tras la desaparición de algunos de sus habitantes. El desenlace del caso es estremecedor. Y es que las autoridades capturaron el pasado abril a Nicos Metaxas, un hombre de 35 años que desde hace tres años asesinaba a mujeres y niñas y botaba sus cuerpos dentro del lago rojo, no muy lejano del pueblo. 

Al momento de su detención el caso no tenía semejante dimensión. De hecho, el hombre, quien es un exmilitar chipriota, fue acusado de intento de violación a una menor. Sin embargo, durante el interrogatorio Metaxas comenzó a revelar todos sus crímenes. Aseguraba que en total había asesinato a siete mujeres en los últimos tres años, aunque la cifra real podría ser superior. 

También reveló los detalles de su modus operandi. Casi siempre contactaba a las víctimas a través de una página de citas y poco a poco se ganaba su confianza. Al momento del primer encuentro las invitaba a su casa, donde las violaba y la estrangulaba. Uno de los escalofriantes datos que contó a las autoridades el hombre es que luego de asesinar a la mujer, iba a su casa y, si tenía hijos o hijas, entraba y también los mataba, posiblemente para no dejar cabos sueltos. 

(Le puede interesar: El asesino en serie de mujeres que aterra a Chipre)

Casi todas las víctimas eran migrantes filipinas, rumanas y hasta de origen nepalí. Por eso una lluvia de críticas y demandas ha caído sobre la policía chipriota, pues, según la población, cada vez que una de estas mujeres se desaparecía nadie prestaba atención. Y como no había familiares cercanos rodeándolas, el hecho pasaba desapercibido. 

"Me surgen muchas preguntas con respecto a la forma en la que nuestras autoridades policiales y el sistema judicial tratan los casos de personas desaparecidas, en particular mujeres ¿Están sus informes tirados en algún cajón?", dijo a Efe Maria Hadjipavlu, profesora universitaria y experta en género y resolución de conflictos.

Ver más: Los asesinos en serie más terroríficos de 2018

"Este fenómeno es resultado del aumento en los últimos años de algunas características de nuestra sociedad patriarcal, militarista y nacionalista, es decir, el sexismo, racismo, clasismo y la violencia contra las mujeres", explicó Hadjipavlu.

El Ministerio de de Interior chipriota ordenó una intensiva búsqueda de los cadáveres en el lago rojo, de origen articifial y que adquirió su color por los minerales y compuestos de una mina que en años anteriores quedaba en ese lugar. 

Durante las búsquedas solo ha aparecido una maleta en el fondo del lago con un cuerpo en su interior, además de otro cuerpo que fue encontrado en abril casualmente por un grupo de turistas. Sin embargo, los operativos siguen en marcha y las autoridades presienten que todavía falta mucho por descubrir sobre estos asesinatos en serie. 

Desde hace unos meses los 700 habitantes del pequeño pueblo de Mitseros, en Chipre, se mantenía en vilo tras la desaparición de algunos de sus habitantes. El desenlace del caso es estremecedor. Y es que las autoridades capturaron el pasado abril a Nicos Metaxas, un hombre de 35 años que desde hace tres años asesinaba a mujeres y niñas y botaba sus cuerpos dentro del lago rojo, no muy lejano del pueblo. 

Al momento de su detención el caso no tenía semejante dimensión. De hecho, el hombre, quien es un exmilitar chipriota, fue acusado de intento de violación a una menor. Sin embargo, durante el interrogatorio Metaxas comenzó a revelar todos sus crímenes. Aseguraba que en total había asesinato a siete mujeres en los últimos tres años, aunque la cifra real podría ser superior. 

También reveló los detalles de su modus operandi. Casi siempre contactaba a las víctimas a través de una página de citas y poco a poco se ganaba su confianza. Al momento del primer encuentro las invitaba a su casa, donde las violaba y la estrangulaba. Uno de los escalofriantes datos que contó a las autoridades el hombre es que luego de asesinar a la mujer, iba a su casa y, si tenía hijos o hijas, entraba y también los mataba, posiblemente para no dejar cabos sueltos. 

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Casi todas las víctimas eran migrantes filipinas, rumanas y hasta de origen nepalí. Por eso una lluvia de críticas y demandas ha caído sobre la policía chipriota, pues, según la población, cada vez que una de estas mujeres se desaparecía nadie prestaba atención. Y como no había familiares cercanos rodeándolas, el hecho pasaba desapercibido. 

"Me surgen muchas preguntas con respecto a la forma en la que nuestras autoridades policiales y el sistema judicial tratan los casos de personas desaparecidas, en particular mujeres ¿Están sus informes tirados en algún cajón?", dijo a Efe Maria Hadjipavlu, profesora universitaria y experta en género y resolución de conflictos.

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"Este fenómeno es resultado del aumento en los últimos años de algunas características de nuestra sociedad patriarcal, militarista y nacionalista, es decir, el sexismo, racismo, clasismo y la violencia contra las mujeres", explicó Hadjipavlu.

El Ministerio de de Interior chipriota ordenó una intensiva búsqueda de los cadáveres en el lago rojo, de origen articifial y que adquirió su color por los minerales y compuestos de una mina que en años anteriores quedaba en ese lugar. 

Durante las búsquedas solo ha aparecido una maleta en el fondo del lago con un cuerpo en su interior, además de otro cuerpo que fue encontrado en abril casualmente por un grupo de turistas. Sin embargo, los operativos siguen en marcha y las autoridades presienten que todavía falta mucho por descubrir sobre estos asesinatos en serie.