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Bachelet, sin sorpresas

Serían las elecciones con menor votación desde el retorno a la democracia en 1990.

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Juan Jorge Faundes. / Especial para El Espectador
15 de diciembre de 2013 - 09:20 p. m.
La expresidenta Michelle Bachelet invitó a vencer el abstencionismo.  / EFE
La expresidenta Michelle Bachelet invitó a vencer el abstencionismo. / EFE
Foto: EFE - FELIPE TRUEBA
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Los chilenos votaron este domingo en la segunda vuelta de las elecciones presidenciales, en las que la exmandataria socialista Michelle Bachelet se impuso frente a su rival, la oficialista Evelyn Matthei. A pesar de los buenos números para la expresidenta, la abstención fue alta, las mesas de votación estuvieron vacías a lo largo de la jornada y, de confirmarse la baja participación con el análisis final de los resultados, serían las elecciones menos votadas desde el retorno de la democracia en 1990. Analistas habían previsto que el predecible triunfo de Bachelet, el ambiente prenavideño y el debut del voto voluntario serían las causas de la baja participación. Sin embargo, el presidente Sebastián Piñera analizará hoy junto a su equipo de gobierno la poca afluencia de votantes a las urnas.

En Colombia, el análisis será qué tanto pueden cambiar las relaciones con un nuevo gobierno de Michelle Bachelet. Por eso vale la pena mirar atrás. Durante su primer gobierno (2006-2010), en lo económico se abrieron de par en par las puertas del comercio bilateral gracias a la aprobación y promulgación del tratado de libre comercio entre ambos países. Este permite que el 98% del total del comercio bilateral se encuentre libre de aranceles.

El año 2006, primero del gobierno de Bachelet, el intercambio comercial entre Chile y Colombia ascendió a US$855 millones, ocupando Colombia el sexto lugar de destino de las exportaciones chilenas en América Latina. Al mismo tiempo, la inversión materializada al año 2006 alcanzó US$5.204 millones, que representaban el 12% de la colocación de capitales chilenos en el mundo y ubicaban a Colombia como el cuarto destino para los inversionistas chilenos. En ese entonces, 45 empresas chilenas desarrollaban en Colombia unos 70 proyectos, concentrados especialmente en generación y distribución de electricidad, servicios financieros y de salud, transporte naviero y retail.

En lo político, la exmandataria fue clara cuando hubo que defender principios universales, como el respeto de las fronteras. Así, cuando el año 2008 el gobierno del presidente Álvaro Uribe Vélez (2002-2010) abatió en territorio ecuatoriano a Raúl Reyes, número dos de las de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (Farc), fue enfática para afirmar que “Colombia les debe una explicación a Ecuador y a todos los países de América Latina por haber traspasado la frontera ecuatoriana”.

“Una situación de esta naturaleza amerita, sin duda, una explicación por parte de Colombia a los ecuatorianos, al presidente ecuatoriano y al conjunto de la región”, afirmó entonces Bachelet. Agregó que “las fronteras deben respetarse” y sostuvo que “todos queremos que haya paz en la región. Tanto la OEA como los presidentes podemos jugar un rol en este sentido”.

Como directora ejecutiva de ONU Mujeres, Michelle Bachelet, el miércoles 12 de septiembre de 2012 acompañó en Bogotá al presidente Juan Manuel Santos en el lanzamiento de la Política Pública Nacional de Equidad de Género. En esa oportunidad hizo un llamado al gobierno colombiano a incluir a las mujeres en el proceso de construcción de paz e insistió en que “la paz sin las mujeres no es posible”.

En la misma ocasión respaldó el proceso de diálogo entre el gobierno colombiano y la guerrilla de las Farc. “Sabemos que Colombia vive un momento político muy importante, a través del cual se han iniciado negociaciones con el fin de consolidar la paz que tanto anhela el país y deseamos mucho éxitos en este proceso”, dijo Michelle Bachelet.

En consecuencia, con la socialista Bachelet —de la coalición centroizquierdista Nueva Mayoría, que por la izquierda integra al Partido Comunista y por el centro a la Democracia Cristiana— ha de esperarse un incremento del intercambio económico entre Chile y Colombia, y un apoyo a todas las iniciativas regionales que involucren construcción de políticas públicas de equidad de género, mayor democracia y gestión participativa y pacífica de las demandas ciudadanas y de la administración pública, así como apoyo a todas las iniciativas que impliquen procesos hacia la paz.

Bachelet, sin duda, defenderá la herencia de su antecesor Piñera con la Alianza del Pacífico conformada por Chile, Colombia, México y Perú. La exitosa unidad, que según todos los análisis tiene las mejores perspectivas y cuyo objetivo es profundizar la integración entre estas economías y definir acciones conjuntas para la vinculación comercial con Asia Pacífico, sobre la base de los acuerdos comerciales bilaterales ya existentes, se encuentra todavía ante el desafío de identificar oportunidades de negocios que puedan conducir a proyectos concretos, ya sea de inversión o de intercambio comercial.

En general, Chile sigue siendo un ejemplo para el futuro político de varios países latinoamericanos, que hoy todavía debaten si las fuerzas de izquierda pueden acceder al poder por vía de elecciones democráticas.

 

El debate: ¿voto obligatorio o voluntario?
La escasa participación en las urnas abrió el debate. El exmandatario chileno Ricardo Lagos (2000-2006) declaró que “está demostrado que el voto voluntario es un error”. “Votar es un derecho, pero en el fondo también es una obligación con el país, que tiene derecho a pedirle a cada chileno y chilena que reflexione sobre que lo mejor es votar en conciencia”. La exdirigenta del movimiento estudiantil chileno y diputada electa del Partido Comunista, Camila Vallejo, aseguró: “Soy partidaria de volver al voto obligatorio, de que todos estemos automáticamente inscritos en los registros electorales y que tengamos la obligación de votar, pero que si no queremos, podamos borrarnos del padrón”.
 

Por Juan Jorge Faundes. / Especial para El Espectador

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