La caída del régimen de Bashar al Asad, en medio del rápido avance de grupos rebeldes sirios que en cuestión de días lograron tomarse ciudades clave, marca un punto de quiebre para la guerra civil iniciada en 2011.
Aunque la coalición Hayat Tahrir al Sham (HTS) y sus aliados lograron el objetivo de derrocar a Al Asad, quien ha huido del país, no podría decirse que la paz para el país está garantizada: el control del territorio sigue fragmentado, con importante presencia de fuerzas kurdas, por ejemplo.
Además, la presencia de remanentes del Estado Islámico o facciones más pequeñas con vínculos con Al Qaeda siguen siendo una amenaza de desestabilización. En la coyuntura actual, podrían aprovechar el vacío de poder para reorganizarse y lanzar nuevas ofensivas.
Aunque HTS planteó una especie de acuerdo de convivencia con los kurdos, grupo étnico que reivindica su identidad y reclama su autonomía, en otras fuerzas que combatieron codo a codo con HTS hay un profundo sentimiento antikurdo que puede derivar en nuevos conflictos y enfrentamientos.
Pero ¿de dónde surgió la actual rebelión?
Hay que recordar que la guerra civil siria se extendió por cerca de 13 años. Tuvo sus orígenes en medio de los movimientos de resistencia contra los gobiernos autoritarios de Medio Oriente, conocidos como la Primavera Árabe.
Lo que se inició como protestas pacíficas, terminó en una respuesta armada a raíz de la dura represión del régimen de Al Asad, en el poder desde el año 2000, cuando lo heredó de su padre, Háfez al Asad, quien gobernó por cerca de tres décadas.
La conformación de milicias organizadas por parte de la oposición fue lo que terminó configurando la guerra civil siria.
El año 2013 marcaría varios hitos para el curso de la guerra: mientras Estados Unidos aprobaba el envío de apoyos para fuerzas opositoras, se creaba el Estado Islámico de Irak y el Levante (ISIS), lo que sumaría un nuevo y brutal actor al convulsionado panorama.
Las raíces de ISIS, que nació con el objetivo de la instauración de un califato (sistema de gobierno islámico con control civil y religioso), se remontan a la invasión de Estados Unidos a Irak, en 2003. Sin embargo, el contexto de caos y desgobierno en la guerra civil siria le dio nuevos aires, que permitieron que en 2014 finalmente proclamara la creación de un califato en las áreas que el grupo había logrado controlar, como Mosul y Raqqa. Abu Bakr al-Baghdadi se autodenominó califa.
Aquí podría entrar en escena Abu Mohamed al Jolani, personaje principal en la actual rebelión, como líder de la coalición HTS. A principios del siglo, Al Jolani había dejado su natal siria para participar de la guerra en Irak, en donde se unió a Al Qaeda.
Tras el estallido de la guerra en siria, regresó para establecer la rama local de Al Qaeda. En 2013, no obstante, se negó a jurar fidelidad a Abu Bakr al Baghdadi (que se había autodenominado califa), y se posicionó a favor del líder de Al Qaeda, Ayman al Zawahiri.
Más adelante, enfocado en el objetivo de liberar a Siria, Al Jolani rompió lazos con Al Qaeda. Para no dar motivos a Occidente para arremeter contra su organización, en 2015 juró no atacarlo, como sí lo hizo ISIS.
La guerra en Siria continuó. Desde 2014, Estados Unidos y sus aliados intervinieron con bombardeos para combatir a ISIS, que venía realizando mortales atentados en suelo europeo y que para 2015 ya controlaba la mitad de Siria. Las fuerzas occidentales entraron también a respaldar a las fuerzas kurdas, opositoras del régimen de Al Asad y que también combatían a ISIS.
En 2016, con el apoyo de fuerzas rusas, Bashar al Asad logró recuperar puntos clave como Palmira y Alepo, mientras que las fuerzas kurdas logran sacar a ISIS de Al Raqa.
En 2017, la administración de Donald Trump justificó un ataque con misiles contra Siria en el uso de armas químicas por parte del régimen de Al Asad contra su propia población.
Para 2018, Trump anunciaba la derrota del Estado Islámico (que era combatido desde distintos frentes, por distintos actores), al que le quedaba para entonces un 1 % del califato. Tiempo después, Estados Unidos inició el retiro de sus tropas.
La guerra civil, no obstante, siguió, con nuevas acusaciones de ataques rusos y abusos del régimen contra la población civil.
En total, más de medio millón de personas han muerto en esta guerra, con más de ocho millones de refugiados fuera de Siria, principalmente en Turquía, y más de siete millones desplazados internamente.
Fue en noviembre de este año que grupos rebeldes al régimen lanzaron su ofensiva relámpago. A finales de mes, se hicieron con el control de la mayor parte de la provincia de Idlib, al noreste del país; luego, Alepo. Posteriormente, cayó Hama, en el centro.
Avanzaron hacia Damasco, adonde llegaron este fin de semana. El 8 de noviembre, los rebeldes reclamaron la victoria, mientras el paradero de Al Asad, quien dejó el país, es desconocido.
*Con información de Efe y AFP.
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