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“Mantenemos negociaciones muy delicadas con el gobierno de Zimbabue para que nos dé el necesario espacio para que podamos actuar con eficiencia”, afirmó.
Pero tanto la FICR como un portavoz de la Organización Mundial de la Salud (OMS) coincidieron en señalar que en el Zimbabue del presidente Robert Mugabe se superponen numerosas dificultades que se suman a la propia crisis sanitaria provocada por esa enfermedad.
“No debemos olvidar que, antes de que estallara la epidemia de cólera, ya había una grave crisis alimentaria”, señalaron las fuentes.
“Un afectado por cólera se puede curar en unas 48 horas con el necesario tratamiento, pero cuando la persona lleva 4 ó 5 días apenas sin comer, la enfermedad se agrava”, afirmó Cochrane.
Por otra parte, la gravísima crisis económica que vive el país afecta con fuerza al sistema sanitario, que está totalmente paralizado.
En muchos hospitales apenas acuden doctores o enfermeras. Muchos de ellos no reciben sus sueldos desde hace tiempo porque los bancos tienen escasez de fondos, y los trabajadores ni siquiera tienen dinero para pagar el autobús que los lleve a su trabajo, agregó.
Además, dijo el portavoz, “cosas tan simples como encontrar combustible para los vehículos se convierten en una dificultad en Zimbabue. La logística es muy difícil”.
Por todo ello, y a pesar de que la Cruz Roja de Zimbabue cuenta con unos 30 mil voluntarios en todo el país, la epidemia se extiende.
Según los últimos datos difundidos por la oficina de ayuda humanitaria de la ONU (OCHA), desde agosto el número de casos de cólera en Zimbabue se ha elevado a 18.413.
De ellos, 978 personas han muerto, lo que supone un porcentaje de mortalidad del 5,3 por ciento, un número muy por encima de lo que las agencias sanitarias consideran como controlable.
Las zonas más afectadas son la capital, Harare, y las provincias de Mashonaland Central, Sur y Oeste, Masvingo, Manicaland y las llanuras del interior.
La Cruz Roja advirtió de que la situación puede empeorar aun más de cara a las próximas fiestas de Navidad, cuando se prevé que numerosos zimbauenses que trabajan en Sudáfrica regresen a su país.
Además, ya ha llegado la estación de lluvias a Zimbabue, lo que supone otro factor negativo más para la propagación de los casos de cólera.
La epidemia se ha extendido a países vecinos, y ya hay unos 10.000 casos en toda la región.
El gobierno de Sudáfrica declaró la zona fronteriza como área de desastre y ha establecido puestos de asistencia sanitaria.
También se han incrementado mucho los casos de cólera en Zambia, Botsuana, Angola y Mozambique.
Frente a la alarma de las organizaciones internacionales, el presidente Mugabe se empeña en señalar que la epidemia está controlada, mientras acusa a EE.UU. y Reino Unido de haber provocado el brote con un “arma biológica”.