"Chávez nació de nuestras entrañas"

¿Cómo ve usted a Hugo Chávez?

Como un hombre que está destruyendo a Venezuela. Es un hombre que sufre perturbación mental. A Chávez no hay que verlo como un problema exclusivamente venezolano. Es un peligro regional. Forma parte del célebre foro de Sao Paulo, creado en los 90 por Fidel Castro, que agrupa a todos los extremistas de América Latina. A él pertenecen las Farc y el Eln de Colombia. De allí su apoyo a estas organizaciones. Pero siento la satisfacción de que trató de dar un golpe militar para derrocarme y no pudo. Lo metí a la cárcel. Y la rabia que me dio cuando Rafael Caldera lo puso en libertad.

¿Pero usted le ganó esa mano?

Sí. Lo derroté. El día del golpe su propósito era matarme. Tanto la residencia presidencial como el Palacio de Miraflores fueron rodeados con tanques y tropas, disparando contra la casa familiar y la oficina presidencial. Inmediatamente que logramos vencer el primer ataque, busqué dos soldados voluntarios y en un automóvil salí a la calle para tomar una televisora y desde allí dirigirme al país. Así derroté el golpe. De allí su pánico y terror contra mí. Por eso me hace responsable de todo lo que sucede en Venezuela.

 ¿Cuál fue el error que usted cometió en ese momento?

Después de haber logrado dominar el golpe de estado de Chávez no adopté las medidas que debía haber tomado. Exceso de democracia. No le di la trascendencia que tenía y nunca pensé que llegaría un Rafael Caldera a traicionar el país, poniéndolo en libertad. Chávez estaba sometido a un juicio por el crimen de lesa patria, por haber tomado las armas de la República contra el país, y no merecía perdón.

¿Cuándo cree que se va a ir Chávez?

Muy pronto, por el paro de los empresarios.

¿Qué le desea para el futuro?

Que vaya a dar a la cárcel cuanto antes.

Un sueño, doctor Pérez

¡La liberación de Venezuela!

Y cuando usted estuvo en el poder ¿qué se le quedó sin hacer?

¡Ah caramba! ¡Mucho! ¡Mucho! Aunque yo hice bastante por mi país, como nacionalizar el petróleo, el hierro, desarrollar la pequeña y mediana industria, librar a los pequeños agricultores de sus deudas, crear el plan de becas Gran Mariscal de Ayacucho, que fue elogiado por la Unesco; lograr que el Banco Mundial les diera espectacular reconocimiento hasta conceder un gran empréstito para créditos educativos. La presencia de Hugo Chávez nos demuestra cuánto nos quedó por hacer. Porque Chávez no vino de Marte. Chávez nació de nuestra propia entraña, de los errores que cometimos los partidos políticos. Porque no hay duda de que en Venezuela los partidos se fueron clientizando, corrompiendo, y eso trajo como consecuencia una gran frustración del pueblo que lo llevó a votar por él, como si fuera un vengador.

Y de esos tiempos de poder ¿cuál es su mejor recuerdo?

¡Tantos! Pero todavía me emociono cuando pienso en el día en que izamos la bandera nacional en el pozo Zumaque Nº 1, el primer pozo petrolero que se puso en producción en Venezuela; el día de la nacionalización de la industria, el 1º de enero de 1976. Antes eran de empresas extranjeras... Cuando envié por el aeropuerto de Maiquetía al primer grupo de estudiantes a diversas universidades del mundo, como beneficiarios del plan becas Gran Mariscal de Ayacucho.

¿Qué se siente cuando éste se pierde?

Afortunadamente en los regímenes democráticos nosotros, los presidentes, recibimos los “preavisos más largos”. De cinco años es nuestro preaviso. Así que no hay ninguna sorpresa. Lo que no sabría explicar es la desazón, la frustración que se siente cuando se nos arrebata el poder, para retrocedernos a una situación “autoritaria”, dictatorial. Creo que no hay hombre sin poder. Algún poder se tiene siempre. Pero para los que hemos tenido la pasión de la política como yo, a la que entré a los 14 años, puedo decirle que el poder es un medio para realizar las ideas que uno tiene sobre su país. Desgraciadamente, en América Latina los partidos políticos nos hemos desacreditado enormemente, nadie cree en nosotros y para la inmensa mayoría somos unos pillos.

Si usted volviese a ser presidente de Venezuela, ¿que haría?

En primer lugar, restauraría las relaciones con Colombia en términos de una verdadera amistad y de plena normalidad. Y comenzaría una labor muy ardua y muy difícil como va a ser la recuperación de las instituciones en Venezuela que Chávez ha destruido. Venezuela está en la anarquía, en el caos; ha estimulado una lucha de clases, de pobres contra ricos, y de paso de hamponismo. Va a costar trabajo devolverle la armonía al país. Aprovecho para decir que aunque mi popularidad en Venezuela sigue muy alta, no tengo ya ningún propósito de protagonismo político. Yo creo que una de las cosas malas que hicimos en venezuela fue que prolongamos demasiado el tiempo de nuestro liderato. Esto no es bueno, hay que dar oportunidad a la nuevas generaciones, que ahora tendrán siempre mi cooperación, pero no mi rivalidad.

¿Y a Colombia qué le recomienda?

Yo no me debo meter en la campaña electoral de Colombia. Pero me identifico con la tesis de Álvaro Uribe, porque infortunadamente, a pesar de la buena fe y de todo el esfuerzo del presidente Pastrana, desgraciadamente no fructificó y creo que aquí no queda más que usar la violencia del Estado contra este flagelo de la guerra y el narcotráfico. Por lo demás, la democracia está garantizada en Colombia con cualquiera de los candidatos que gane.