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Cinco claves para entender el conflicto entre India y Pakistán

Este nuevo episodio reaviva temores internacionales, especialmente por la dimensión nuclear del conflicto.

Alana Barguil

07 de mayo de 2025 - 07:20 p. m.
Una persona pisa un pelele con la cara del primer ministro indio, Narendra Modi, durante una protesta contra la India en Karachi.
Foto: EFE - REHAN KHAN
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La reciente ola de enfrentamientos entre India y Pakistán en la región de Cachemira, históricamente disputada entre los dos países por los últimos 80 años, volvió a escalar tras un ataque ocurrido el 22 de abril, en el que murieron al menos 26 personas, la mayoría turistas hindúes.

Dos semanas después, India respondió con bombardeos sobre nueve sitios en Pakistán y Cachemira bajo control pakistaní, lo que provocó la muerte de más de 20 personas y una dura advertencia de Islamabad, India responderá “en el momento y lugar que considere”.

A continuación, van cinco claves para entender por qué esta disputa preocupa al mundo.

India y Pakistán son potencias nucleares

India y Pakistán figuran entre los nueve países que poseen armas nucleares. Según datos del Instituto Internacional de Investigación para la Paz de Estocolmo (SIPRI), India cuenta con alrededor de 160 ojivas nucleares y Pakistán con unas 170. Una ojiva nuclear es la parte de un misil o bomba que contiene la carga explosiva nuclear diseñada para detonar al alcanzar su objetivo.

La mayor preocupación ante cualquier escalada es que un enfrentamiento convencional se descontrole y escale hacia el uso de armas de destrucción masiva. Aunque ambos países han prometido moderación, en crisis anteriores, como en 1999 y 2019, hubo declaraciones cruzadas insinuando disposición a emplear su arsenal.

Cachemira, una región marcada por la religión

El conflicto en Cachemira tiene una dimensión profundamente religiosa. La región, de mayoría musulmana, quedó en medio del choque identitario entre India, de mayoría hindú, y Pakistán, país fundado como un Estado islámico tras la partición de la India británica en 1947.

Aunque el maharajá hindú de Cachemira decidió integrarse a la India, la población local, en su mayoría musulmana, ha sido históricamente marginada en las decisiones sobre su destino.

En 2019, el gobierno de Narendra Modi, con una agenda nacionalista hindú, revocó la autonomía de Cachemira, disolvió su legislatura local y la subordinó directamente a Nueva Delhi.

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La medida provocó protestas masivas, cortes de comunicación, miles de arrestos y denuncias de violaciones a los derechos humanos, sobre todo entre la población musulmana. La represión acrecentó las tensiones religiosas y dejó aún más frágil el equilibrio en una región ya atravesada por décadas de desconfianza entre comunidades.

El agua: un recurso en disputa

La región de Cachemira no solo es geopolíticamente sensible, con una de las fronteras más militarizadas del mundo, sino también vital desde el punto de vista ambiental. Es el origen de varios ríos cruciales como el Indo, del que dependen millones de personas en India y Pakistán para consumo humano, riego y generación eléctrica.

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Ambos países firmaron en 1960 el Tratado de Aguas del Indo, mediado por el Banco Mundial. Aunque ha sobrevivido a múltiples guerras, la tensión actual ha puesto en duda su continuidad. Cualquier confrontación sostenida podría amenazar la seguridad hídrica y agravar la crisis climática en una de las zonas más densamente pobladas del planeta.

El impacto internacional de una guerra regional

India y Pakistán no son solo rivales fronterizos. India es aliado estratégico de Estados Unidos y mantiene relaciones comerciales con potencias como Japón y la Unión Europea. Pakistán, por su parte, tiene lazos estrechos con China, incluyendo cooperación militar y proyectos económicos conjuntos bajo la Iniciativa de la Franja y la Ruta.

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Una nueva guerra afectaría el equilibrio geopolítico del sur de Asia, desestabilizaría rutas aéreas, frenaría el comercio y complicaría otros conflictos regionales, como el de Afganistán. La ONU y varias potencias ya han expresado preocupación por el riesgo de escalada.

Antecedentes: décadas de crisis no han traído soluciones duraderas

Desde 1947, el conflicto por Cachemira ha pasado por múltiples fases de guerra abierta, insurgencia armada y diálogo interrumpido. Las tensiones escalaron en 1965, 1971 y 1999, y más recientemente en 2019, cuando un atentado suicida en Pulwama mató a 40 soldados indios y desató ataques aéreos cruzados.

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El actual episodio se produce tras el ataque del 22 de abril en Pahalgam, en el que fueron asesinados 26 civiles. India responsabilizó a militantes respaldados por Pakistán. Islamabad lo negó y ofreció cooperación internacional, pero la respuesta de Nueva Delhi fue inmediata.

Ambas partes carecen de mecanismos sólidos de resolución de conflictos. Aunque existen canales militares de comunicación, no hay garantías que eviten que un incidente escale en horas.

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Por Alana Barguil

Historiadora y periodista en formación de la Universidad Javeriana. abarguil@elespectador.com
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