El presidente surcoreano, Yoon Suk-yeol, abrió un altar en memoria de las 154 personas muertas en una aglomeración que se dio durante una fiesta de Halloween. Allí, la gente se ha reunido a orar y a dejar flores. Mientras tanto, las autoridades enfrentan acusaciones de ser provocadoras del desastre por la falta de control policial.