La captura del expresidente de Perú, Alan García, en la últimas horas en Lima, revive un capítulo más de la historia de corrupción que protagoniza, desde hace más de dos años, la multinacional Odebrecht y varios países latinoamericanos. Mientras se esclarecen los detalles de la captura del exprimer mandatario, quien al parecer se habría disparado antes de ser capturado y estaría en delicado estado de salud, lo que es claro es que su arresto se da por la investigación que adelanta la Fiscalía peruana en su contra por su supuestos vínculos en el caso de Odebrecht.
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Hasta hoy, se sabía que las autoridades del Perú no tenían más que indicios de que García habría conocido de los sobornos que pagó la multinacional para quedarse con varias obras, y que además tenía una “buena relación de negocios” con varios funcionarios de Odebrecht. Por su parte, el expresidente de la multinacional, Marcelo Odebrecht, le contó otros detalles de su apoyo a diferentes candidatos a la presidencia peruana a la Fiscalía de Brasil. En enero del año pasado se conocieron apartes de su declaración.
Además de aclarar que su empresa apoyo varias elecciones y que, a pesar de que no tiene información específica de los pagos, está seguro de que apoyaron la campaña de García. “No puedo precisar si ese pago envolvió o no algún un tipo de tratativa, si hubo una contrapartida general, si fue un abre puertas, si hubo una contrapartida específica, si fue una donación espontánea. Eso, en el caso de Alan García, la persona que conoce, que tenía una relación con Alan García era Barata”, narró Odebrecht.
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Por otra parte, los indicios que tiene el Ministerio Público, como se le conoce a la Fiscalía en Peru, es que los contratos que habría conseguido la multinacional a través de sobornos habría sido el del tren eléctrico y del Gasoducto del Sur. Del primero, las autoridades tienen documentos claves del pago de sobornos en los que las iniciales AG aparecen mencionadas en varias ocasiones. Además, en varios teléfonos incautados a exfuncionarios de Odebrecht, la Policía Federal de Brasil encontró un contacto con esas mismas siglas.
Según los investigadores del caso, AG se refiere, precisamente a Alan García. Sin embargo, el expresidente negó que se tratara de él. “AG podría ser Alejandro Gómez de las cuentas de Odebrecht en Suiza o Andrade Gutierrez o un personaje internacional. En todos los casos no son Alan García”, refirió el exprimer mandatario. Sobre la segunda obra, las autoridades tienen los mismos indicios sobre García.
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Además de estas evidencias, el Ministerio Público peruano tiene otras declaraciones que serían claves en la captura de Alan García. Entre ellos están las del expresidente de Luiz Inácio Lula, José Dirceu, y dos altos ejecutivos brasileños, José Antunes Sobrinho (de la empresa Engevix) y Gilberto de Azevedo Branco Valentim (de la empresa Galvão Engenharia). Los cuatro hombres le contaron a la justicia brasileña que entre 2006 y 2011, García fue un contacto importante para sus negocios durante el gobierno de Alan García.
Los dos primeros fueron condenados a 32 y 21 años de prisión, respectivamente, por sus vínculos con los hechos de corrupción de Odebrecht, mientras que el último se acogió a un principio de oportunidad en Brasil. Por otra parte, medios peruanos han explicado que la Fiscalía tiene nuevas pruebas en contra del expresidente que, al parecer, habrían precipitado la captura de García.
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Se trata, aparentemente, de unas consignaciones por más de US$4 millones de dólares que habrían llegado a parar a las cuentas de Luis Nava, quien fue secretario de Presidencia en el segundo mandato de García (2006-2011), y de su hijo José Antonio Nava. Esas transacciones procederían de la Caja 2 de Odebrecht, la cuenta oculta con la que la empresa brasileña pagó millonarios sobornos en una docena de países de Latinoamérica, entre ellos Colombia.
Los beneficiarios de estas operaciones tenían como seudónimos "Chalán" para Nava, y "Bandido" para su hijo, identificación confirmada por la constructora brasileña. Además, Nava también recibió en sus cuentas más de un millón de dólares que Odebrecht transfirió inicialmente al exvicepresidente de la estatal Petroperú Miguel Atala en 2007, en una cuenta en la Banca Privada de Andorra (BPA).
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Estas revelaciones se conocieron el pasado domingo, cuando el IDL-Reporteros, un equipo de periodistas de investigación del Perú, dirigido por Gustavo Gorrit, publicó estas y otros hallazgos que mostrarían, con más precisión, el vínculo entre Alan García y las prácticas ilícitas de Odebrecht. Una vez público el reportaje de IDL-Reporteros, el expresidente le salió al paso a los señalamientos y negó rotundamente que tenga algo que ver con el escándalo.