Hace sesenta años, durante la crisis de los misiles en Cuba, el mundo creyó rozar la catástrofe nuclear. El peligro vuelve ahora con las amenazas del presidente ruso, Vladimir Putin, de un recurso al arma atómica en la guerra que libra en Ucrania. Estas son algunos de los momentos de la historia en los que el mundo temió lo peor:
Cuba, el temor más grande
El 14 de octubre de 1962, fotos en blanco y negro de alta definición tomadas por un avión espía U-2 revelan la presencia de rampas de lanzamiento en plena selva tropical, a menos de 150 km de las costas estadounidenses. Es el punto algido de la Guerra Fría. El joven presidente estadounidense, John Kennedy, y el jefe de gobierno de la Unión Soviética, Nikita Jrushchov, se enfrascaron a partir de la fecha en un pulso que dejó en vilo al mundo durante trece días.
Luego de recibir las fotos, Kennedy ve un posible “ataque nuclear contra el hemisferio occidental” y decide un bloqueo marítimo contra la isla. Según analistas de la CIA, los rusos tienen la capacidad de lanzar misiles de mediano alcance SS-4. Las grandes ciudades del noreste de Estados Unidos podrían ser atacadas.
“Estas bases no pueden tener otro objetivo que el de brindar la capacidad de un ataque nuclear contra el hemisferio occidental”, declara Kennedy el 22 de octubre en un discurso a la Nación. Las imágenes aportan pruebas de que Jrushchov mentía cuando había prometido que la URSS no desplegaría misiles en Cuba. El dirigente soviético pensaba que el presidente estadounidense cedería ante la muestra de poder.
Las fuerzas estratégicas se pusieron en estado de alerta máxima, un nivel precedente al inicio de la guerra nuclear. Cerca de un centenar de unidades navales estadounidenses son desplegadas alrededor de la isla, así como decenas de escuadrones aéreos de combate, con la orden de interceptar los 18 cargueros soviéticos que se acercan. También se prepararon los misiles intercontinentales. Los consejeros estadounidenses plantean ataques aéreos preventivos, pero, finalmente, es la opción del bloqueo marítimo que prevalece.
Entre bastidores, las dos potencias negocian un acuerdo: la retirada de los misiles soviéticos a cambio de retirada de los misiles estadounidenses en Turquía. Justo en ese momento, llega lo peor.
El 27 de octubre, el “sábado negro”, tiene lugar un nuevo golpe de escena: un U-2 es derribado sobre Cuba y su piloto muere. Ante el temor de que la crisis degenere, Kennedy envía a su hermano Robert, entonces fiscal general y hombre clave del gobierno estadounidense, a negociar con el embajador soviético Anatoli Dobrynin.
Al día siguiente, Jrushchov acepta desmantelar las rampas de lanzamiento y retirar los misiles. Se ha evitado lo peor. Washington promete no invadir Cuba y, de manera secreta, retirar sus misiles de Turquía. Así, los barcos soviéticos dieron media vuelta.
Tras esta crisis, en 1963 se instala una “teléfono rojo” que permite a la Casa Blanca y el Kremlin comunicarse directamente.
Un episodio menos conocido tiene lugar durante la crisis. El 27 de octubre de 1962, el oficial Vasili Arjipov se encuentra a bordo de un submarino soviético equipado de armas nucleares que es perseguido por la marina estadounidense frente a las costas de Cuba.
Ignorante de que Estados Unidos utiliza cargas de profundidad para obligar al submarino a emerger, el comandante soviético decide responder con un torpedo nuclear, algo que está autorizado a hacer sin pedir permiso a sus superiores en Moscú. Sin embargo, necesita el acuerdo de otros dos oficiales, uno de ellos, Arjipov, se opone y logra calmar a su superior, según medios oficiales rusos. El hombre evitó una escalada de las tensiones.
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Alarma engañosa en la Unión Soviética
En la noche del 25 al 26 de septiembre de 1983, en un momento de gran tensión entre la URSS y Estados Unidos, el oficial soviético Stanislav Petrov yacía de guardia en una base de alerta estratégica al sur de Moscú. Petrov dispone de algunos instantes para interpretar la señal de alarma de satélites de vigilancia que anuncian un ataque de cinco o seis misiles estadounidenses contra la Unión Soviética.
Petrov estima que un ataque estadounidense tendría que implicar un centenar de misiles y no solo cinco o seis, y llega a la conclusión de que se trata de un error del sistema de alerta. Asume la responsabilidad de anunciar a sus superiores que no hay un ataque inminente, sino una falsa alerta.
Más tarde, los especialistas soviéticos establecieron que el problema se debió a una interpretación errónea del reflejo de rayos solares en las nubes, confundido con la liberación de energía del lanzamiento de misiles. Petrov será condecorado algunos meses después por “Méritos a la Patria”, pero el incidente permanecerá en secreto durante diez años.
Paralelo a esto, un desertor de la KGB, el coronel Oleg Gordievski, reveló en 1988 que los dirigentes soviéticos estuvieron a punto de iniciar la guerra nuclear cinco años antes, en noviembre de 1983, en un momento de pánico en el que creyeron que Occidente se aprestaba a lanzar un ataque nuclear sorpresa contra la URSS. En realidad se trataba de ejercicios efectuados por la OTAN.
Entre otros incidentes de este tipo, la valija nuclear del presidente ruso Boris Yeltsin fue colocada en alerta el 25 de enero de 1995, cuando los radares de su país interpretaron un lanzamiento de cohete meteorológico noruego como un potencial disparo ofensivo. Una semana más tarde, Moscú calificó el tema de “malentendido”.
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India y Pakistán, la crisis más reciente
En mayo de 2002, India y Pakistán, que se disputan Cachemira desde la partición del imperio indio británico de 1947, se encontraban al borde de un nuevo enfrentamiento.
India atribuyó a islamistas procedentes de Pakistán un ataque suicida contra el Parlamento en Nueva Delhi el 13 de diciembre de 2001, que dejó catorce muertos.
Los dos países, potencias atómicas desde 1998, movilizaron cerca de un millón de hombres a sus fronteras, especialmente en Cachemira.
En abril de 2002, el presidente paquistaní Pervez Musharraf analiza “el recurso al arma nuclear” si su país es amenazado. Durante dos años, Nueva Delhi e Islamabad se amenazaron con ensayos de misiles y luego, bajo presión de Estados Unidos, se comprometen a una desescalada que da lugar a un alto el fuego en noviembre de 2003 y un proceso de diálogo en 2004.
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