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Desmantelar al Opus Dei como lo conocemos, el primer gran movimiento de León XIV

A menos de un año de su elección, León XIV asume la herencia más delicada del pontificado anterior: redefinir el papel del Opus Dei. Lo que comenzó como una corrección administrativa podría terminar reconfigurando uno de los movimientos más poderosos del siglo XX.

Hugo Santiago Caro

20 de octubre de 2025 - 01:00 p. m.
El Papa León XIV asiste al Jubileo de los Roma, Sinti y Viajeros en el Aula Pablo VI del Vaticano
Foto: EFE - MASSIMO PERCOSSI
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Una de las grandes preguntas que surgieron tras la elección del papa León XIV, en mayo, era qué tanto del papado anterior iba a seguir implementando ahora como máxima autoridad de la Iglesia católica. Pues bien, cinco meses después, parece que ha llegado el primer indicio para comenzar a dar respuesta.

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Según se ha conocido gracias a filtraciones de medios vaticanistas, León dio continuidad al proceso de reforma que inició Francisco sobre el Opus Dei, una de las congregaciones religiosas más poderosas y controvertidas, con casi 100 años de existencia. Desde 2022, el papa argentino hizo que la congregación dependiera del Dicasterio para el Clero, lo que, en otras palabras, la obligaba a rendir cuentas ante las autoridades del Vaticano.

¿Antes no lo hacía? No tanto. De hecho, el Opus Dei ha sido una de las más extrañas y controvertidas excepciones en cuanto a comunidades católicas se refiere. “Juan Pablo II, en el derecho canónico, les concedió un estatuto jurídico que en su momento fue muy novedoso y sorprendió negativamente a muchos. Los constituyó como una prelatura personal, es decir, el Opus Dei era —hasta ahora, con el papa Francisco— una especie de diócesis personal. Todo miembro del Opus Dei, sacerdote o laico, no era fiel de la diócesis donde viviera —por ejemplo, Bogotá o Medellín—, sino fiel de la diócesis o prelatura del Opus Dei en cualquier lugar del mundo”, explica Antonio José Sarmiento, vocero de los jesuitas en Colombia.

Con casi un siglo de existencia, esta comunidad vio su auge en pleno ascenso del franquismo, después de la Guerra Civil española, consiguiendo fuertes bases en la alta sociedad del país, en su mayoría conservadora. Durante décadas, el Opus Dei ha estado rodeado de episodios controvertidos que revelan tanto su influencia política como los cuestionamientos éticos sobre su funcionamiento interno. En España, su papel durante el franquismo marcó uno de los capítulos más polémicos: varios de sus miembros ocuparon ministerios clave en el régimen, siendo conocidos como “los tecnócratas del Opus Dei”, y consolidaron una red de poder económico y político que alimentó las críticas sobre la cercanía del movimiento con la dictadura.

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En Argentina, 44 mujeres acusaron a miembros del Opus Dei de haberlas reclutado bajo promesas de educación y trabajo, para luego someterlas a labores domésticas sin salario ni derechos, en condiciones que ellas describen como de servidumbre religiosa. Y en Perú, el cardenal Juan Luis Cipriani, una de las figuras más emblemáticas del Opus Dei en la región, fue apartado por el papa tras acusaciones de abuso sexual, un golpe simbólico para una organización que durante años se presentó como guardiana de la moral católica. En teoría, Cipriani renunció en 2019 al cumplir los 75 años, como reza el derecho canónico, pero la dimisión coincidió con la salida a la luz de denuncias de abuso sexual en su contra cometidas en 1983. También se le acusa de encubrir las denuncias contra el Sodalicio de Vida Cristiana (que Francisco disolvió antes de morir) y de haber sido cercano a Alberto Fujimori, el dictador peruano.

¿En qué consiste la nueva transformación del Opus Dei?

Lo que se sugiere y se ha filtrado es que León estaría ejecutando una continuación de lo que inició Francisco. Ya no solo tendrían que rendir cuentas, sino que la reforma plantearía la separación jurídica entre el ala clerical (la Sociedad Sacerdotal de la Santa Cruz) y el componente laico del Opus Dei. Hasta hoy, han funcionado con una estructura casi única en la Iglesia católica, lo que dio como resultado la acumulación de poder que los llevó a ser lo que son.

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Es un cambio de paradigma que los alinea y, de cierta forma, los rebaja al nivel de cualquier otra congregación religiosa católica. En concreto, según InfoVaticano, “el Opus Dei tal como lo conocíamos desaparecerá”. The Catholic Herald añade que “observadores cercanos al Vaticano consideran la medida un cambio decisivo, que alinea al Opus Dei con las nuevas normas canónicas y limita su influencia en la Curia y más allá”.

Del lado del Vaticano ha sobresalido la cautela, y es poco lo que se ha filtrado o las voces que han hablado al respecto. Según el Herald, “se dice que los miembros han recibido instrucciones de no hacer comentarios hasta la publicación oficial del decreto, aunque algunos, supuestamente, expresan su preocupación en privado de que la reforma cambie la esencia misma de la institución”.

Esto encaja, según Sarmiento, con las bases y la visión agustiniana del papa León: “Él es un agustino, un fraile de una tradición mística y espiritual muy marcada, centrada en la iniciativa de la gracia de Dios, que es el gran contenido de la teología de San Agustín. Lo expresa de una manera más suave, diciendo las cosas con claridad, pero sin lastimar”. Lo cierto es que está continuando con las reformas de Francisco, aunque sus modos sean diferentes. Sarmiento define al argentino como “profético, intrépido y audaz”, mientras que León es más “espiritual y moderado”.

Los antecedentes de Prevost

Aun así, León sabe de cerca lo que es lidiar con congregaciones tan controvertidas. Cuando Francisco disolvió el Sodalicio, Prevost era prefecto del Dicasterio de los Obispos y ya estaba en Roma. Sin embargo, desde su época como obispo de Chiclayo y presidente de la Conferencia Episcopal Peruana, había estado metido de lleno en apoyar a las víctimas de esta congregación. “Él decía que no entendía cómo conseguía las cosas el Sodalicio ni cómo podía ser efectivo como mediador. Sin embargo, su carácter era así: se plantaba, conversaba con ellos y lograba conseguir muchas cosas para las víctimas”, explica a El Espectador Paola Ugaz, periodista que investigó al Sodalicio en Perú.

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Ya desde Roma también tuvo que ver con su disolución. Francisco envió a los monseñores Charles Scicluna y Jordi Bertomeu para investigar la congregación. Los clérigos ejercían la misión como oficiales del Dicasterio para la Doctrina de la Fe, una de las dependencias más importantes del Vaticano. Una vez disuelta la organización, Bertomeu reveló que Prevost tuvo un rol clave: “El papel del nuevo papa León XIV en la supresión del Sodalicio es imprescindible: fue él mismo, como prefecto del Dicasterio para los Obispos, quien estudió y valoró nuestras investigaciones y, en nombre de Francisco, exigió la renuncia del arzobispo José Antonio Eguren”, afirmó a El Periódico de Tarragona.

La forma directa y de reflectores de Francisco no será la del nuevo papa, pero para Sarmiento es el hombre indicado para continuar con estas reformas.

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Por Hugo Santiago Caro

Periodista de la sección Mundo de El Espectador. Actualmente cubre temas internacionales, con especial atención a derechos humanos, migración y política exterior.@HugoCaroJhcaro@elespectador.com
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