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Sierra Leona fue declarada libre de ébola en 2016. Durante la epidemia, en el país se registraron 14.000 casos de la enfermedad de los cuales 4.000 no tuvieron la suerte de sobrevivirla. Antes de que la emergencia fuera controlada, 12.000 niños habían quedado huérfanos. No fue la primera tragedia que azotaba a la nación africana.
El brote de ébola llegó apenas diez años después del fin de la guerra civil, que dejó más de 50.000 personas muertas y un país en el que, aún hoy, más de la mitad de la población gana menos de 2 dólares al día, según datos del Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD).
Hoy mientras el país se alista para elegir presidente, trata de restaurar su sistema hospitalario que, además de quedar diezmado por el alto número de contagios del personal médico, acaba de de hacerle frente a las inundaciones y deslizamientos de tierra que en agosto pasado dejaron más de 500 muertos y 600 desaparecidos.
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Con todo esto, la oportunidad de elegir un nuevo presidente este 6 de marzo parecería una oportunidad inigualable para que los sierraleoneses cambien el panorama político de su país.
Del lado del oficialismo está Samura Kamara, quien fue elegido por el presidente Koroma como su sucesor al frente de su partido, el socialista Congreso de Todo el Pueblo (APC por sus siglas en inglés). El actual presidente lleva diez años en el cargo y, aunque muchos critican que haya elegido a dedo al candidato a sucederlo, la hoja de vida de Kamara respaldan su postulación: es exministro de Finanzas, de Asuntos Exteriores y además estuvo al frente del Banco Central de Sierra Leona.
Se trata de las cuartas elecciones libres que se celebran en el país de África Occidental desde el final de la guerra civil de 2002, y las primeras en las que las autoridades nacionales serán completamente responsables del proceso electoral, ya que la misión de la ONU abandonó el país en 2014.
En la oposición, desde los partidos tradicionales está Kulius Maada Bio, que en 1996 protagonizó un golpe de estado que lo mantuvo en el poder durante seis meses. Como candidato del Partido Popular de Sierra Leona, el pasado de Bio ha sido aprovechado por sus rivales políticos, que lo acusan de haber robado más de 18 millones de dólares en el breve periodo en el que estuvo al mando del gobierno del país.
Bio no está solo en las acusaciones de corrupción. A Kamara lo acusan de haber la adjudicación ilegal de carreteras, cuando era ministro de Finanzas. Sus críticos también le reclaman no haber reducido el tráfico de mujeres y niñas mientras estaba a cargo de la cartera de Exteriores.
Para John Kuroma, en este momento la corrupción “afecta, en mayor o menor medida a un 90% de la gente”. El periodista consultado por el diario El País, también señala que los casos de malversación de fondos públicos abarcan a las empresas grandes y medianas, a todas las clases sociales y tiene consecuencias en el mal estado de los colegios y hospitales. No en vano, Sierra leona ocupa el puesto 123 en el Índice de Percepción de Corrupción de Transparencia Internacional.
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Los datos de diario local, The Lelegraph, muestran apuntan a que en Sierra Leona, que en 2016 tuvo un PIB del 3.740 millones de dólares, 500 millones se pierden en corrupción.
Kanden Yumkella parece ser el único candidato al margen de cualquier escándalo de corrupción. El economista renombrado, llega a la contienda política ostentando sus logros al frente de la Organización de la ONU para el Desarrollo Industrial (ONUDI), desde donde promovió programas que favorecieron a su país.
La aparición de Yumkella en el plano político nacional podría dividir el voto tradicional del SLPP, al que impediría aprovechar las fisuras internas que también vive el APC tras las protestas de algunas facciones por cómo Kamara fue nombrado candidato.