Este portal es propiedad de Comunican S.A. y utiliza cookies. Si continúas navegando, consideramos que aceptas su uso, de acuerdo con esta política.

Detalles de una destitución

La sucesión presidencial tuvo su origen en el desgaste y la falta de tacto político de Fernando Lugo, quien terminó cediendo ante un Parlamento dominado por los partidos tradicionales.

Osvaldo Cáceres Encina * / Especial para El Espectador (Asunción), Paraguay

24 de junio de 2012 - 04:00 p. m.
PUBLICIDAD

Para tratar de entender cómo en dos días cambió la situación política del país, tal vez se deberían tomar en cuenta algunas cuestiones. En las elecciones del 20 de abril de 2008 en forma legítima el exobispo Fernando Lugo, producto de una alianza, derrotaba al Partido Colorado, derrocando de esa forma un sistema político que fue parte de una dictadura sangrienta. Lo hizo con el apoyo del Partido Liberal Radical Auténtico con Federico Franco a la cabeza, quien aportó más de 500 mil votos, lo que equivale el 65% de los obtenidos por Lugo para la victoria.

Pero en esa misma elección los partidos tradicionales, liberales y colorados, pasaron a ser mayoría en el Congreso Nacional. La relación con el presidente se basó en el sector oficialista de los liberales, liderado por el senador Blas Llano, pero ignoró otros como el caso del liderado por Franco. Lugo basaba su fuerza en esa relación y a la vez, fiel a su ideología, buscaba privilegiar los sectores de izquierda. En otros estamentos también mantenía el mismo comportamiento al privilegiar a sectores sociales e ignorar a los productores, así como tener una parca relación con la prensa.

Esa actitud hacía que sus actos cuestionables elevaran un perfil negativo sobre los positivos que tenían relación con el trabajo con sectores sociales marginados y con un trato digno a las Fuerzas Públicas que tenían encima la negra imagen de la dictadura.

Las últimas semanas fueron claves para el desenlace de esta historia. Apareció un nuevo hijo de Lugo, lo cual ponía en duda su seriedad, ya que lo habría concebido cuando era obispo de la Iglesia. El escándalo fue tapado con una firme postura de Lugo de oposición al desembolso de US$50 millones que los partidos políticos pretendían para que sus operadores políticos tengan los medios de trabajar para las elecciones de 2013.

Read more!

Su postura tuvo un acompañamiento inesperado de una ciudadanía que se autoconvocó a través de las redes sociales y que obligó a los senadores a rectificar su postura. Pero duró poco. La manifestación fue manipulada por un minoritario sector, que con el aval de la Policía se convirtió en una turba que ocasionó destrozos a las sedes de los partidos Liberal y Colorado.

El hecho fue asociado con simpatizantes de Lugo y los parlamentarios aprovecharon la ocasión para devolver la “gentileza” al ahora expresidente. La muerte de 11 campesinos y seis policías en Curuguaty fue el inicio del final. Lugo tuvo una tibia reacción pretendiendo dejar todo en manos del desprestigiado ministro del Interior, Carlos Filizzola. La presión subió y Lugo se deshizo de él e intentó refugiarse en la figura del colorado Rubén Candia Amarilla, exfiscal general del Estado, conocido por su habilidad de negociar con todos los sectores, para manejar la Secretaría de Seguridad.

Pero esto tuvo un efecto búmeran. Candia no tuvo el apoyo de su partido y los liberales, incluido el sector que apoyaba a Lugo, entendieron que el gobierno los ignoró una vez más al dejarlos fuera del Ministerio del Interior, pero con el agravante de que se trataba de una situación de crisis.

Read more!

Colorados y liberales, eternos aliados, cerraron filas y se aliaron para iniciar el juicio político. Una acción arriesgada por las consecuencias internacionales, algunas de ellas expresadas en amenazas como la del canciller venezolano que calificó el hecho como un golpe de Estado y anunció la aplicación de un protocolo diplomático no aprobado por Paraguay, lo cual fue interpretado por la clase política como un acto soberbio y desesperado de salvar a un aliado del presidente Hugo Chávez.

Finalmente, Lugo aceptó la decisión del Congreso, lo que pacificó los ánimos internos. La Iglesia católica y la mayoría de los partidos políticos también sumaron su aprobación basados en que la figura del juicio político es una herramienta que está en la Constitución Nacional, más allá de los tiempos procesales que fueron reglamentados.

No ad for you

Federico Franco, al ver el primer gran problema nominó a José Félix Fernández Estigarribia como canciller para trabajar en el reconocimiento internacional sobre todo ante los países de Unasur, ya que Estados Unidos y los de la Unión Europea sólo se mantienen como observadores.

A nivel interno nominó a Carmelo Caballero, un conocedor de la lucha contra el EPP (agrupación que tiene el apoyo de las Farc), para estar al frente del Ministerio del Interior.

Lugo convoca a un “gabinete por la restitución de la democracia”

Después de abandonar el Palacio de Gobierno en Asunción y ya alojado en su residencia privada, Fernando Lugo convocó a la reunión de un “gabinete por la restauración democrática”, del que hoy participarán sus antiguos ministros. Al mismo tiempo, el nuevo presidente, Federico Franco, tomará juramento de su nuevo gabinete.

Lugo se negó a reconocer la legitimidad del gobierno de Franco, quien lo había invitado a disminuir la “hostilidad política del país” tras su salida de la Presidencia.

No ad for you

De otro lado, la Cancillería argentina decidió suspender la participación de Paraguay en la próxima cumbre del Mercosur, que se realizará en la ciudad de Mendoza, Argentina, el próximo viernes.

Tanto Lugo —ya destituido— como el nuevo gobierno de Franco habían anunciado su participación en la cita, que tendrá como tema central la crisis política paraguaya.

Colombia consulta a su embajador

La Cancillería colombiana informó que llamará a consultas a su embajador en Asunción, Alberto Barrantes, ante el incumplimiento del “debido proceso” que se tuvo en el juicio político contra el ahora destituido presidente Fernando Lugo. El rechazo internacional a la medida, calificada de golpe de Estado, ha sido importante en la región: naciones como Ecuador, Bolivia, Argentina, El Salvador y Venezuela, entre otras, han anunciado que no reconocen como legítimo el nuevo gobierno. Hugo Chávez, en represalia, retiró a su embajador en Paraguay y canceló el suministro de petróleo hacia ese país.

*Periodista del diario ‘ABC Color’ y de radio Ñandutí .

No ad for you

Por Osvaldo Cáceres Encina * / Especial para El Espectador (Asunción), Paraguay

Conoce más

Temas recomendados:

Ver todas las noticias
Read more!
Read more!
Este portal es propiedad de Comunican S.A. y utiliza cookies. Si continúas navegando, consideramos que aceptas su uso, de acuerdo con esta  política.