El primer viaje fue en abril de este año. Samuel Díaz estaba llevando a una amiga a su casa cuando le preguntó si estaba inscrita en el Registro Electoral Permanente (REP). Ella le contestó que no, y que lo tenía pendiente. Eso le imposibilitaba participar de las elecciones en Venezuela. Díaz le dijo que por qué no lo hacían de una vez, antes de dejarla. Se demoraron unos 15 minutos más en el viaje. Poco después les escuchó a los papás de otra amiga que su hija menor tampoco estaba inscrita. Sin titubear tomó las llaves de su carro y la llevó a ella también y a tres amigos más a inscribirse en la sede central del Consejo Nacional Electoral (CNE), en Plaza Venezuela.
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Esta se volvió la nueva rutina de Díaz. Desde esa primera vez trata de hacer al menos un viaje cada dos semanas. Sube de a tres, cuatro, hasta cinco “chamos” en su carro, los lleva a registrarse y luego de regreso a casa. Porque Díaz, quien se describe como un activista apasionado, entendió que la primera barrera para que la democracia funcione en su país no son las inhabilitaciones de candidatos y las trabas que les pone el oficialismo a las campañas, o las fracturas de la oposición y su descoordinación, sino la gente que se ha quedado por fuera del padrón electoral.
En redes sociales cientos de personas lo han aplaudido. Él no sabe por qué. “No entiendo por qué algo de tanto sentido común se hizo viral”, comenta. La respuesta es porque en una Venezuela que ha perdido entre el 40 y 60 % de sus flotas de transporte público, que además no se renovaron y operan con unidades de hasta 30 años de antigüedad, a los jóvenes se les dificulta mucho trasladarse para inscribirse en este proceso. Tampoco hay combustible.
Y aunque aparecieron alternativas privadas como La Wawa, Yummy Rider y Ridery, a la juventud se le hace imposible pagar US$1 para un viaje hasta el CNE. Tendrían que elegir eso en lugar de comida o vivienda. Bajo estas condiciones se entiende por qué hay 3,5 millones de jóvenes que no están inscritos o no actualizaron sus datos en el REP. Díaz ha podido trasladar a unas 48 personas.
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Se necesitarían unas 97.222 personas como Samuel Díaz, llevando al menos a un joven a inscribirse en el REP cada semana, para que toda esta población alcance a estar inscrita antes de que el registro se cierre, junio de 2024, con miras a las presidenciales. O de manera mucho más sencilla, el CNE podría habilitar más puntos para hacer este proceso. Porque no se trata solo de que la crisis de transporte impide inscribirse, sino de que los puntos que pone el CNE parecen estratégicamente ubicados para hacer que el proceso sea más difícil.
“Tampoco hay campañas comunicacionales ni educativas robustas. Las personas no saben cómo registrarse, o hay quienes no saben que tienen que cambiar su lugar de votación porque se quedaron con la dirección en la que vivían antes de mudarse. Porque se ha hablado mucho de la migración venezolana, pero no de la movilidad interna que desde 2019 ha sido enorme. Así, un venezolano que vivía en Zulia y se fue a Caracas buscando trabajo y estabilidad económica, y que nunca actualizó sus datos por el desconocimiento, también tiene retos para votar ahora”, resalta Wanda Cedeño, coordinadora de la organización venezolana Voto Joven.
Para quienes promueven la participación en las elecciones, la salida ha sido apoyarse en redes sociales y en el voz a voz para indicarle a la gente cómo registrarse. Pero los problemas de fondo persisten. Hoy los únicos puntos habilitados para el registro están en la capital de cada estado. Es decir, solo hay 24 oficinas en todo el país. Y en cada una de ellas un solo técnico, con un solo computador. Así, para las personas ubicadas en los 21 municipios de Zulia, por ejemplo, este proceso significa un sacrificio de mínimo unas 10 horas. Y, por supuesto, de dinero. Las trabas, asevera Cedeño, son mayores en los municipios donde hay más presencia de la oposición al chavismo. Exchavistas como Rafael Simón Jiménez, quien fue vicepresidente del CNE, reconocen ahora que esto dificulta la inscripción.
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¿Disposición de cambio?
El pasado 6 de octubre el CNE comunicó que llevaría a cabo un operativo para la actualización del Registro Electoral y que pondría 500 puntos de actualización. Aunque era algo que Voto Joven venía pidiendo hace mucho, no es del todo una acción positiva. En primer lugar, estos 500 puntos, aunque son un avance, todavía son insuficientes para atender el rezago que existe, según el periodista Eugenio Martínez.
En segundo lugar, es preocupante el momento en el que llegan, pues el operativo se ejecutará entre el 7 de octubre y el 17 de noviembre. En la mitad de este período la oposición tiene programadas sus primarias para definir el candidato, o candidata, que se le medirá al oficialismo en 2024. Esas primarias se llevan a cabo hoy. Que los puntos aparezcan en este lapso podría generar confusión entre la ciudadanía, pues habrá mesas para fines electorales diferentes este fin de semana. Esta perturbación no es una sorpresa para algunos opositores.
El problema del registro electoral reaparece en e l contexto de estas primarias opositoras que se celebran este domingo. Hay quienes piden priorizar esta conversación. “Si no (se abre el registro), vamos a escoger al mejor candidato del mundo, y nadie va a votar por él”, dijo el precandidato opositor Andrés Caleca.
Esta semana la oposición y el chavismo llegaron a acuerdos en el área electoral para 2024 para actualizar el registro dentro y fuera del país. Los jóvenes son solo el segundo foco poblacional en el que hay que fijarse. Como destaca Freddy Superlano, “hay un país fuera de este país”. De los más de siete millones de venezolanos que se encuentran por fuera, al menos unos cinco millones están en edad para votar. Este grupo también enfrenta barreras enormes para inscribirse debido a la falta de consulados de Venezuela en el exterior.
Por supuesto: no es la única barrera para el buen desarrollo electoral. La censura es brutal. El pasado 7 de septiembre, el oficialismo bloqueó el sitio web buscadorprimaria2023.com, que le permitía a la población venezolana revisar los centros de votación a los que podían acudir para participar de las primarias. Como explica la ONG VE Sin Filtro, esta es una “violación de los derechos de las personas para informarse libremente”. El precandidato Freddy Superlano y María Corina Machado compartieron que también ha habido ataques contra los medios que se arriesgan a publicar entrevistas con ellos, y amenazas de seguridad a sus campañas. Las garantías son nulas.
El acuerdo parcial entre el gobierno y la oposición es una noticia positiva, pero las personas familiarizadas con el registro piden verlo con pinzas. Hay que esperar a ver si el CNE cumple con su palabra. Hubo varias denuncias respecto a los 500 puntos que dijo habilitar para el registro este mes. Esta vez la participación es la única solución para que sobreviva la oposición. Mientras se toman acciones, son los batacazos como el que da Samuel Díaz, o los buses que dispone Voto Joven para llevar a jóvenes a inscribirse, los que cambian el curso de la historia. Un inscrito a la vez.
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