El cartel de abogados del “Chapo” Guzmán

Que Joaquín Guzmán Loera, alias el Chapo, no esté hoy en una cárcel de máxima seguridad en Estados Unidos es un logro exclusivo de su equipo legal. De acuerdo con la prensa mexicana, el narcotraficante más buscado del mundo tiene 13 abogados que desde el 9 de enero —un día después de su recaptura en Los Mochis, Sinaloa— han presentado una decena de amparos para evitar que su cliente termine sentado en un tribunal de Arizona, California, Texas, Illinois, Nueva York o Florida, en donde tiene abiertos procesos por tráfico de drogas, asociación para delinquir, secuestro y hasta asesinato.

Desde que fue detenido en Guatemala en el año 1993, Guzmán entendió que el asunto legal no era menor y armó su propio cartel de abogados. Un trabajo “difícil”, según han dicho algunos de ellos, pero por el que reciben un generoso pago que ronda los US$200.000 por proceso, de acuerdo con la prensa mexicana. Los licenciados prefieren que les paguen en efectivo, pero a veces, reconocen, reciben inmuebles y carros de alta gama como parte de sus honorarios.

El miembro más antiguo de este equipo, en el que cada letrado trabaja independientemente aunque con la misma misión, es Juan Pablo Badillo, de 74 años, quien lo defiende desde hace 23 años. Desde el año 2014, cuando el Chapo fue recapturado y enviado a la cárcel del Altiplano, y antes de que huyera en julio de 2015, Badillo lo visitó en seis ocasiones, según datos de la Procuraduría. Un privilegio que ni la familia del delincuente logró. Él ha sido el encargado de presentar los amparos para evitar su extradición a EE. UU. desde hace casi dos años. En una entrevista con el Washington Post, Badillo reveló un respeto casi reverencial hacia su cliente: “Guzmán es un hombre extremadamente inteligente, de la mayor fortaleza y con respeto extremo hacia los demás”.

Esta vez, sin embargo, Badillo no ha podido tener contacto con su cliente. De hecho denunció las “trabas que existen en El Altiplano para reunirse con su defendido”. “La vez pasada 13 abogados diferentes lo veían. Ahora vamos a ser mucho más estrictos”, aseguró la semana pasada el secretario de Gobernación, Miguel Ángel Osorio Chong.

Fue gracias a otro de sus asesores legales que el líder del cartel de Sinaloa logró construir el túnel por el que huyó. Según investigaciones de la Fiscalía mexicana, el hoy detenido abogado Óscar Manuel Gómez planificó la huida. La titular de la Procuraduría General, Arely Gómez, dijo en octubre de 2015 que Gómez Núñez había sido el principal operador y organizador de la fuga.

Óscar Quiriarte mostró su cara en febrero de 2014, tras la primera recaptura del capo. El abogado se acreditó ante el Ministerio Público como defensor de Guzmán Loera y, según investigadores, fue quien consiguió que la diputada Lucero Guadalupe Sánchez López entrara al penal utilizando documentos falsos.

Oficialmente, según la Dirección de Prisiones de México, el Chapo tiene tres abogados que han estado presentes en dos audiencias recientes: José Refugio Rodríguez Núñez y Cynthia y Carlos Castillo Castillo. Rodríguez defendió a alcaldes y funcionarios locales de Michoacán acusados de estar al servicio del narco. Casi todos dejaron la cárcel por falta de pruebas. Andrés Castillo fue el encargado de poner el primer amparo ante un juzgado para proteger a su cliente de la extradición.

Uno de los más mediáticos es José Luis González Meza, de 73 años, quien protesta ante la Suprema Corte para que su cliente no termine en EE. UU. Este hombre es presidente de una ONG que defiende los derechos humanos, fue el abogado del director de la escuela de Ayotzinapa cuando fue citado a declarar por la desaparición de 43 estudiantes en 2014 y llegó a ser precandidato a la Presidencia en 2012.

“Su equipo de abogados parece más bien un equipo de apoyo empresarial. Son socios, cómplices del negocio”, dice a la AFP Raúl Benítez Manaut, experto en seguridad nacional de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM). Se refiere a Andrés Granados, el abogado que logró que Guzmán cumpliera su gran sueño: chatear con la actriz Kate del Castillo.

La prensa mexicana publicó una serie de mensajes suyos con la actriz, en los que ella le envía saludos al Chapo. “Llevaré mi tequila para compartirlo contigo, porque es un sueño que ya me tocaba cumplir. Y gracias a ti. Nos veremos pronto, amigo. Bendiciones”, escribió antes de su encuentro el 2 de octubre con el escurridizo capo y el actor estadounidense Sean Penn.

Este mensaje habría sido el que les confirmó a los servicios de inteligencia mexicanos el paradero del Chapo, hoy en México gracias a esos amparos legales. Aunque no por mucho tiempo, según el presidente Enrique Peña Nieto. La Suprema Corte de Justicia de la Nación (SCJN) desechó por “notoriamente improcedente” la solicitud para resolver uno de esos amparos.

Que Joaquín Guzmán Loera, alias el Chapo, no esté hoy en una cárcel de máxima seguridad en Estados Unidos es un logro exclusivo de su equipo legal. De acuerdo con la prensa mexicana, el narcotraficante más buscado del mundo tiene 13 abogados que desde el 9 de enero —un día después de su recaptura en Los Mochis, Sinaloa— han presentado una decena de amparos para evitar que su cliente termine sentado en un tribunal de Arizona, California, Texas, Illinois, Nueva York o Florida, en donde tiene abiertos procesos por tráfico de drogas, asociación para delinquir, secuestro y hasta asesinato.

Desde que fue detenido en Guatemala en el año 1993, Guzmán entendió que el asunto legal no era menor y armó su propio cartel de abogados. Un trabajo “difícil”, según han dicho algunos de ellos, pero por el que reciben un generoso pago que ronda los US$200.000 por proceso, de acuerdo con la prensa mexicana. Los licenciados prefieren que les paguen en efectivo, pero a veces, reconocen, reciben inmuebles y carros de alta gama como parte de sus honorarios.

El miembro más antiguo de este equipo, en el que cada letrado trabaja independientemente aunque con la misma misión, es Juan Pablo Badillo, de 74 años, quien lo defiende desde hace 23 años. Desde el año 2014, cuando el Chapo fue recapturado y enviado a la cárcel del Altiplano, y antes de que huyera en julio de 2015, Badillo lo visitó en seis ocasiones, según datos de la Procuraduría. Un privilegio que ni la familia del delincuente logró. Él ha sido el encargado de presentar los amparos para evitar su extradición a EE. UU. desde hace casi dos años. En una entrevista con el Washington Post, Badillo reveló un respeto casi reverencial hacia su cliente: “Guzmán es un hombre extremadamente inteligente, de la mayor fortaleza y con respeto extremo hacia los demás”.

Esta vez, sin embargo, Badillo no ha podido tener contacto con su cliente. De hecho denunció las “trabas que existen en El Altiplano para reunirse con su defendido”. “La vez pasada 13 abogados diferentes lo veían. Ahora vamos a ser mucho más estrictos”, aseguró la semana pasada el secretario de Gobernación, Miguel Ángel Osorio Chong.

Fue gracias a otro de sus asesores legales que el líder del cartel de Sinaloa logró construir el túnel por el que huyó. Según investigaciones de la Fiscalía mexicana, el hoy detenido abogado Óscar Manuel Gómez planificó la huida. La titular de la Procuraduría General, Arely Gómez, dijo en octubre de 2015 que Gómez Núñez había sido el principal operador y organizador de la fuga.

Óscar Quiriarte mostró su cara en febrero de 2014, tras la primera recaptura del capo. El abogado se acreditó ante el Ministerio Público como defensor de Guzmán Loera y, según investigadores, fue quien consiguió que la diputada Lucero Guadalupe Sánchez López entrara al penal utilizando documentos falsos.

Oficialmente, según la Dirección de Prisiones de México, el Chapo tiene tres abogados que han estado presentes en dos audiencias recientes: José Refugio Rodríguez Núñez y Cynthia y Carlos Castillo Castillo. Rodríguez defendió a alcaldes y funcionarios locales de Michoacán acusados de estar al servicio del narco. Casi todos dejaron la cárcel por falta de pruebas. Andrés Castillo fue el encargado de poner el primer amparo ante un juzgado para proteger a su cliente de la extradición.

Uno de los más mediáticos es José Luis González Meza, de 73 años, quien protesta ante la Suprema Corte para que su cliente no termine en EE. UU. Este hombre es presidente de una ONG que defiende los derechos humanos, fue el abogado del director de la escuela de Ayotzinapa cuando fue citado a declarar por la desaparición de 43 estudiantes en 2014 y llegó a ser precandidato a la Presidencia en 2012.

“Su equipo de abogados parece más bien un equipo de apoyo empresarial. Son socios, cómplices del negocio”, dice a la AFP Raúl Benítez Manaut, experto en seguridad nacional de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM). Se refiere a Andrés Granados, el abogado que logró que Guzmán cumpliera su gran sueño: chatear con la actriz Kate del Castillo.

La prensa mexicana publicó una serie de mensajes suyos con la actriz, en los que ella le envía saludos al Chapo. “Llevaré mi tequila para compartirlo contigo, porque es un sueño que ya me tocaba cumplir. Y gracias a ti. Nos veremos pronto, amigo. Bendiciones”, escribió antes de su encuentro el 2 de octubre con el escurridizo capo y el actor estadounidense Sean Penn.

Este mensaje habría sido el que les confirmó a los servicios de inteligencia mexicanos el paradero del Chapo, hoy en México gracias a esos amparos legales. Aunque no por mucho tiempo, según el presidente Enrique Peña Nieto. La Suprema Corte de Justicia de la Nación (SCJN) desechó por “notoriamente improcedente” la solicitud para resolver uno de esos amparos.