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Mike Pompeo, secretario de Estado de EE. UU., y uno de los funcionarios más incondicionales con los que cuenta el presidente Donald Trump, acaba de sellar con una visita a Cisjordania y los Altos del Golán, los cuatro años de política proIsrael de la actual administración estadounidense.
La polémica
Por primera vez un secretario de Estado estadounidense visitó un asentamiento israelí en Cisjordania, territorio palestino ocupado por Israel desde 1967. Esa visita oficial de Pompeo a la zona legitima estas colonias, consideradas ilegales por la comunidad internacional.
“El reconocimiento de una realidad”, repitió Pompeo esta mañana durante la comparecencia junto al primer ministro israelí, Benjamín Netanyahu, cuando anunció su visita de a los Altos del Golán sirios anexionados o ensalzó la que hizo anoche a la Ciudad de David, en el territorio ocupado de Jerusalén Este.
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En marzo de 2019, Estados Unidos se convirtió en el primer país del mundo en reconocer la soberanía israelí sobre los Altos del Golán, territorio estratégico, situado en la frontera con Líbano y Siria. La decisión mereció las críticas de varios países y la ONU aseguró que el estatus del Golán, como zona ocupada, seguiría siendo el mismo.
La “capital legítima, adecuada y verdadera de Israel”, remarcó sobre la ciudad santa. Aunque la comunidad internacional no haya admitido esta capitalidad que Trump proclamó en 2017 ni haya reconocido la soberanía israelí sobre los Altos del Golán sirios que anunció el año pasado.
Desde que Donald Trump llegó a la Casa Blanca, Estados Unidos ha mostrado un apoyo sin fisuras a Israel: ha reconocido Jerusalén como capital y también la soberanía israelí en el Golán, tomado a Siria en la guerra de 1967 y anexado en 1981.
“Imaginen el riesgo que representaría para Occidente e Israel si este territorio estuviera bajo control de (el presidente sirio Bashar al) Asad”, declaró Pompeo durante su histórica visita.
Las colonias y Pompeo
Durante el gobierno de Netanyahu y el mandato de Trump, la colonización de Cisjordania y Jerusalén-Este, parte palestina de la ciudad ocupada y anexada por Israel, han registrado enormes avances.
En este momento, más de 450.000 israelíes residen en estos asentamientos de Cisjordania, territorio en el que viven 2,8 millones de palestinos. A ellos se suman unos 200.000 israelíes de asentamientos en la parte oriental de Jerusalén.
Ver más: Debate, dos visiones sobre los asentamientos israelíes
En noviembre de 2019, Pompeo ya había afirmado que estos asentamientos no eran ilegales, pese a que el derecho internacional no los reconoce. Aquel día en Psagot se descorcharon botellas en honor al jefe de la diplomacia estadounidense.
Pompeo visitó un viñedo en Psagot, entre Jerusalén y la ciudad palestina de Ramala, escoltado por un importante dispositivo militar.
La bodega vende la mayoría de su producción en el extranjero, sobre todo en Estados Unidos y Europa y tiene un vino al que dio el nombre de Pompeo, para agradecer al responsable estadounidense su apoyo a los asentamientos israelíes.
“Las viñas de los viñedos israelíes en este lugar cuentan una historia de 2.000 años, la de la relación de un pueblo y su tierra”, indicó el equipo de Pompeo, tras esta visita, que fue condenada por el gobierno palestino por “ignorar del manera flagrante el derecho internacional”
Las reacciones
La Organización para la Liberación de Palestina (OLP) denunció que Israel está “explotando” la transición política en Estados Unidos para ampliar sus colonias en territorio ocupado.
Hanan Ashrawi, portavoz de la OLP y miembro de su Comité Ejecutivo, señaló en un comunicado que “Israel está explotando este periodo transitorio para aprobar expansiones de asentamientos grandes y estratégicas y para otros pasos destructivos” y pidió una “acción internacional inmediata” para frenarlo.
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Por su parte, el portavoz de la Presidencia palestina, Nabil Abu Rudeina, condenó la visita de Pompeo al asentamiento de Psagot “levantado sobre tierras de ciudadanos palestinos en Jabal al Tawil, en la localidad de Al Bireh”, así como el cambio de política sobre la identificación del origen de los productos hechos en territorio ocupado.
La decisión, señaló el portavoz, es un “reto flagrante a toda la legitimidad internacional y supone una continuación de las decisiones de esta Administración, que insiste en participar activamente en la ocupación de tierras palestinas”, informó la agencia estatal palestina Wafa.