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¿El Estado Islámico cede terreno?

La coalición contra el EI crece: tras los atentados de este grupo en su país, el gobierno belga anunció el envío de bombarderos a Irak y discute si hará lo mismo en Siria. Para el secretario de Estado de EE. UU., John Kerry, los ataques son muestra de debilidad.

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Redacción Internacional
26 de marzo de 2016 - 03:26 a. m.
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Cada ataque contra Europa obliga a replantear, acelerar o ampliar la guerra que se libra contra el Daesh, o Estado Islámico (EI), en Siria y en Irak. En esta ocasión, a causa de los atentados en Bruselas que dejaron 31 muertos, el gobierno belga decidió regresar a la estrategia de los bombardeos: el primer ministro de ese país, Charles Michel, anunció que enviará seis cazabombarderos F-16 a partir del 1º de julio a Irak. Una propuesta similar para atacar al grupo en Siria corre hoy en el Congreso.

Bélgica ya había participado en la guerra que la coalición liderada por EE. UU. lleva contra los yihadistas apoderados de buena parte del territorio sirio y con una influencia masiva en Irak. Los mismos seis cazas participaron por nueves meses, entre octubre de 2014 y junio de 2015, en numerosos bombardeos. Bélgica es el país que menos ha bombardeado en Irak, de acuerdo con la firma Airwars: 115 ataques durante su participación. Esta nueva decisión tiene también el aire de revindicación que mostró el gobierno de François Hollande cuando el Daesh atacó en París: envía el mensaje de que la coalición resiste.

Una nueva muestra de dicha resistencia es la muerte del segundo al mando del Daesh: Abd al Rahman Mustafa al Qaduli, nacido en 1957 o 1959 en Mosul (Irak). El secretario de Defensa de Estados Unidos, Ashton Carter, quien anunció la muerte de Al Qaduli, afirmó en una rueda de prensa: “Estamos eliminando sistemáticamente al gabinete del Estado Islámico”. Unos días atrás, el comando de EE. UU. había anunciado la muerte del alto mando del Daesh conocido como Ómar el Checheno, en un bombardeo al noroeste de Siria. Aunque aceptó que los líderes se pueden reemplazar, Carter sugirió que quienes llegan a ocupar esas posiciones ya no tendrían la misma experiencia militar. Su convicción va de la mano con las palabras del secretario de Estado de EE. UU., John Kerry, quien aseguró que “la verdadera razón por la que el EI está recurriendo a acciones fuera de Oriente Medio es porque su fantasía de un califato se está derrumbando ante sus ojos”.

Para Kerry, los ataques del Daesh en Bruselas y París son justamente todo lo contrario a una exhibición de vigor. Con un ejército afectado por los bombardeos de la coalición, el Daesh acude ahora a una estrategia casi propagandística: golpear a Europa para fomentar una imagen fuerte y sostener su influencia entre los grupos exteriores a Siria e Irak. En ese sentido, el Daesh podría estar en proceso de perder su ambición territorial del Califato, rechazada por los talibanes y por Al Qaeda, y en cambio convertirse en una suerte de ejército fragmentado, con sucursales ya existentes en Libia, el Sinaí, varios países de la Unión Europea y Turquía.

En un comentario para el New York Times, el analista Daniel Byman argumentó: “Europa es un teatro de operaciones especialmente importante. Los ataques en París y Bruselas —o los que podrían suceder en Londres, ciudad amenazada constantemente— permiten a sus líderes argumentar que están atacando a sus enemigos”. El Daesh pone en práctica una treta que hace cinco siglos le sirvió a la armada menguada de Hernán Cortés para conquistar el vasto imperio mexicano: no hay que ser fuerte, sino sólo aparentarlo.

Para Byman, el Daesh ataca en Europa porque, dadas las pérdidas militares en su territorio matriz, necesita imponerse en otros frentes para seguir atrayendo militantes. Hay que recordar que el Daesh ha sido el grupo yihadista que mayor esfuerzo ha puesto en sus extensiones mediáticas: sus páginas web, sus revistas y sus declaraciones públicas tienen siempre la forma de un reality macabro y violento sin par, que atrae a sus espectadores más ingenuos al sueño de una tierra donde la ley islámica gobierna. Sin embargo, la realidad en el terreno es que el Daesh ha perdido zonas esenciales como Ramadi y sus opositores los acosan de manera sistemática en los alrededores de Palmira (Siria) y Mosul (Irak).

La confianza de Kerry, sin embargo, no tiene en cuenta el hecho de que, más allá del territorio, el Daesh pelea una guerra ideológica. Las sucursales del terror también son amenazas latentes para países como Libia y Egipto que son, al mismo tiempo, puertos de entrada hacia Europa.

Por Redacción Internacional

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