La compañía china iFlytek entró al mercado en 2008 como una herramienta basada en inteligencia artificial de voz. Hoy en día se la conoce por sus traductores simultáneos, capaces de detectar al nivel de Google la voz humana y traducirla en otros idiomas. Su hermano político es Huawei, el gigante tecnológico que, además de haberse convertido en uno de los líderes en ventas de teléfonos, ha quedado salpicado en diferentes escándalos políticos por presuntas fallas de seguridad, advertidas especialmente por Estados Unidos.
Algo similar ocurre con iFlytek, que, a pesar de no llegar a tal nivel, tiene un lado oscuro del que poco se habla. Parte de su financiación es estatal y por lo tanto tiene algunos programas destinados a ayudarle al gobierno. No es un secreto la fuerte campaña de control impuesta por las altas esferas del Partido Comunista Chino, y en este caso, la compañía destina el 60 de sus acciones en programas que involucran subsidios gubernamentales, entre los cuales hay acceso a enormes bases de datos y un sistema inteligente de investigación criminal. "Eso podría ser todo lo que se registra en un proceso judicial, datos del centro de llamadas, un montón de cosas de seguridad", dice Jeffrey Ding, un miembro del Future of Humanity Institute de la Universidad de Oxford consultado por Wired.
Le puede interesar: ¿Vigilan los gobiernos lo que haces en la red?
El éxito del traductor de iFlytek es que se convirtió no solo en una ayuda para quienes entenderel mandarín, sino que es capaz de detectar lenguajes de minorías étnicas y conectar a pequeñas poblaciones cuya barrera del idioma era enorme hasta hace unos años. Con el paso del tiempo, el gobierno chino, en su interés por el poder del lenguaje y de la tecnología, visitó la sede de iFlytek para porponerles programas de prevención y control.
Desde entonces, según Human Rights Watch, se ha implementado la tecnología de la compañía para mejorar la detección de audio en los sistemas de vigilancia en las grandes ciudades chinas. Además, tienen un proyecto bautizado como "fusión militar-civil", según reporta Wired. Elsa Kania, miembro del Centro para una Nueva Seguridad Estadounidense en Washington, aseguró a este medio: "Hay elementos de la compañía que buscan aplicaciones de consumo, pero la seguridad pública, la vigilancia y las aplicaciones orientadas a la defensa también parecen ser importantes".
Human Rights Watch también ha reportado que la compañía tiene presencia en Xinjiang, la región china acusada de mantener en campos de concentración a miles de musulmanes con múltiples violaciones a los derechos humanos de por medio. La vigilancia, según Wired, se hace bajo aplicaciones muy sencillas que buscan obtener los datos biométricos de las personas para después obtener sus datos y rastrearlas fácilmente.
Control chino, un problema que sigue creciendo
El control gubernamental chino dejó de ser un secreto desde años. Si bien las personas se mantienen conectadas permanentemente, solo se pueden consultar páginas y aplicaciones locales. Google, Facebook, Twitter y sitios web como el de la BBC están bloqueados por el gobierno del presidente Xi Jinping. Desde 1996, además, se aplicó lo que la organización Global Voices llama el “gran cortafuegos”, un filtro que impidió el ingreso de contenido “sensible” con corte político.
Le puede interesar: La gran guerra de los memes en la política
En conversaciones con este diario, una ciudadana china, quien ocultó su identidad por motivos de seguridad, aseguró que recuerda el día en el que el gobierno bloqueó Facebook. Durante el verano de 2009 intentó ingresar a la red social. “Pensé que algo andaba mal con el internet de mi casa. Estábamos muy confundidos. Luego, todos estaban con el mismo problema. Pensamos que sería algo temporal. Si bien las restricciones funcionan con un propósito, no estoy de acuerdo con el bloqueo. A veces es frustrante, pero no se puede hacer nada, hay que aceptar las cosas como son”.
Aunque las aplicaciones y redes sociales occidentales no están disponibles, al menos en el territorio legal, los 800 millones de usuarios chinos cuentan con cientos de alternativas para realizar las mismas actividades. Es el caso de Baidu, un motor de búsqueda que reemplazó a Google en 2010, o Youku, que cumple la función de Youtube.
También están Wechat y Weibo, las cuales suplen las funciones de varias redes sociales, e incluye otras. Una estudiante mexicana que vivió en China aseguró a este diario: “Además de hacer todas las funciones de mensajería Wechat tiene una página donde tienes tu perfil, donde subes fotos. Desde ahí se puede pagar cualquier servicio o consumo en restaurante, tienda o lo que sea”.
Consultar páginas externas también es posible. Eso sí, hay que recurrir a una red privada virtual (VPN), una herramienta que en pocas palabras permite desviar el código IP, haciendo parecer que el usuario se encuentra en otro lugar del mundo. “Todos aquí usan VPN y, por lo tanto, la prohibición no ha afectado realmente nuestras vidas. Todavía podemos acceder a cualquier sitio web que queramos, solo se necesita dinero para pagar una suscripción, tiempo y paciencia para cargar cosas a veces”, asegura la ciudadana china.