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El mundo, con hambre y sin petróleo

Mientras que  protestas en Europa se extienden por cuenta de los altos precios del petróleo; FAO reveló que hidrocarburos y biocombustibles son responsables de crisis alimentaria.

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Juan Camilo Maldonado T.
29 de mayo de 2008 - 10:43 p. m.
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Aunque pongan la economía del mundo entero a rodar todos los días, el petróleo y el desarrollo  de sus sustitutos son  esta semana el  gran dolor de cabeza del planeta. 

En medio de decenas de protestas que se extienden por el Mediterráneo e Inglaterra contra el alza en los precios de la gasolina, un informe hecho público este jueves por la  Organización para la Cooperación y Desarrollo Económico (OCDE) y la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y Alimentos (FAO), afirma que los altos precios del petróleo, mezclados con la producción de biocombustibles sustitutos, pondrán en riesgo la salud alimentaria de millones de habitantes en los  países no industrializados.   

El informe afirma que durante los próximos diez años, el promedio en los precios de los alimentos de la canasta básica se mantendrá por encima de los de la década anterior. Por ejemplo, entre 2008 y 2017, el azúcar incrementará en un 30%; el trigo, el maíz y la leche en polvo, entre un  40% y el 60% ; la mantequilla, en un 60% y los aceites vegetales, en 80%.

Según el informe, el aumento de la demanda en los países emergentes, el alto precio del petróleo y el aumento de cultivos destinados para producir biocombustibles son los principales responsables de esta tendencia mundial. Fenómeno que en los últimos meses ha causado un sinnúmero de protestas en el mundo entero.

“Pese a ser más pequeña que la demanda de alimentos, la demanda por biocombustibles está en aumento y es un factor determinante en el encarecimiento de los productos agrícolas”, afirma el estudio.

Esto generará una “vulnerabilidad alimentaria” en el  Tercer Mundo. Ya que en “muchos países de bajos ingresos, el gasto en alimentos corresponde a un promedio superior a la mitad de los ingresos de una persona”. Así, los altos precios proyectados en el informe, “conducirán a más personas a la desnutrición”.

El informe fue publicado el mismo día que el presidente del Brasil, Luiz Inácio Lula da Silva, viajó  a San Salvador, donde discute con los miembros del Sistema de Integración Centroamericana la posibilidad de generar conjuntamente la producción de biocombustibles. Lula ha sido uno de los adalides de esta alternativa energética y en repetidas ocasiones ha afirmado que los biocombustibles son la salida para la crisis desatada por el calentamiento global y, además, que “es posible compatibilizar seguridad alimentaria, suministro energético adecuado y preservación del medio ambiente”.

Sin embargo, el informe de la FAO concluye que el destino de los precios de los alimentos reside en el comportamiento que tengan las políticas agrícolas domésticas, y sugiere una reformulación de los planes de producción de  biocombustibles. También indica que el escenario podría cambiar significativamente, de bajar  el precio del petróleo, controlados por la Organización de Países Exportadores de Petróleo (OPEP), y que durante las  últimas semanas alcanzó un pico de 135 dólares por barril.


Se extienden las protestas

Hoy, más que nunca, los precios del petróleo tienen al mundo convulsionado. El martes, cuando ya se conocían fragmentos del informe de la  FAO, el primer ministro Gordon Brown, exhortó en una columna de opinión a los países miembros de la OPEP (a la que pertenecen Venezuela y Ecuador) a encontrar una salida para enfrentar lo que llamó “una crisis mundial que requiere soluciones globales”. En la columna, publicada en el periódico The Guardian, Brown afirmó que “en lugar de que la OPEP vaya por su propio camino, debería reforzarse el diálogo entre productores y consumidores en torno a los avances en la energía nuclear, carbonífera y  renovable”.

El afán del gobernante no  es para menos, y es compartido por diversos mandatarios en el mundo. En lo que a Brown respecta, se piensa que la subida en el precio de la gasolina y los alimentos han causado que durante el último período electoral su partido pierda importantes bastiones del laborismo, incluyendo a Londres. Esto lo tiene en serios aprietos con los miembros de su partido, quienes ya han sugerido su renuncia.

La situación se terminó de agravar para Brown el martes pasado, cuando gremios de conductores bloquearan carreteras en Londres y Gales, en señal de protesta por el alza en los precios de la gasolina.

 El hecho no pasó desapercibido para el resto de países europeos. Al contrario, el paro es síntoma de una oleada de malestar social que se extiende por el continente. El diario francés Le Figaro le dedicó su primera página a la ascendente ola que comenzó como una “vaga protesta” general, y que gradualmente, en cuestión de tres semanas, se ha multiplicado. 

En España y Francia, gremios de pescadores tienen congeladas sus operaciones en la costa del Mediterráneo desde hace tres semanas para presionar la baja en los precios del combustible. A esto se han sumado grupos en Italia y Portugal, y se teme que con el paro de camioneros ingleses, otros sectores se sumen a las protestas.

Éstas, de hecho, se están desbordando por el mundo. En Chile, la Confederación de Dueños de Camiones, anunció ayer un paro que se hará efectivo desde el próximo  lunes. Entre tanto, al otro lado del mundo, cientos de manifestantes chocaban con la policía en las principales ciudades de  Indonesia, para protestar contra el incremento del 30% en los precios de la gasolina.

Cuando aún están  frescas las imágenes de las protestas globales por el alza en los precios de los alimentos, ahora las protestas por la gasolina se le sobreponen, como si fueran parte de la misma crisis.

 Y tal vez lo sean, si Brown y la FAO aciertan, y parte de la crisis puede ser resuelta en un exitoso  proceso de negociación global con la OPEP. Cartel que tiene hoy no sólo la energía, sino el hambre del mundo en sus manos.

Por Juan Camilo Maldonado T.

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