Durante varias semanas, cientos de miles de puertorriqueños protestaron para exigir la renuncia de Rosselló. / AFP
Fueron dos semanas de protestas y presión social las que obligaron a Ricardo Rosselló a tomar una decisión hasta entonces inédita en Puerto Rico. El gobernador, otrora todopoderoso dirigente político, hijo de un exmandatario y miembro de una ilustre familia boricua, anunciaba, solitario y apenado, su renuncia irrevocable frente a un pueblo que se lo exigía diariamente.
Por Jesús Mesa / @JesusMesa
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