El escrutinio parcial de las urnas, tras las elecciones municipales en Turquía de este 31 de marzo, anuncia una tendencia favorable a la oposición en Estambul y Ankara, pese a la fuerte implicación del presidente Recep Tayyip Erdogan en la campaña.
Con el 33 % de las urnas escrutadas a las 8:00 p. m. hora local, el alcalde saliente de Estambul, Ekrem Imamoglu, del partido socialdemócrata CHP, había recabado el 49,7 % de los votos, frente al 41,5 % obtenido por su principal adversario, del partido en el poder (AKP) y el favorito del presidente Erdogan, el exministro Murat Kurum.
En Ankara, el alcalde saliente Mansur Yavas, también del CHP, le llevaba la delantera a su oponente, con el 57,1 % de los votos frente al 35,6 %, tras ser escrutadas el 15,4 % de las urnas.
La batalla por Estambul
Las elecciones municipales eran percibidas como una prueba para el gobierno del presidente Recep Tayyip Erdogan, que aspiraba a arrebatarle a la oposición la alcaldía de Estambul.
Detrás de estas elecciones se cierne la sombra del presidente Recep Tayyip Erdogan. “Nunca ha digerido la pérdida de Estambul en 2019″, resume Didier Billion, experto en Turquía y director adjunto del Instituto de Relaciones Internacionales y Estrategias (Iris).
Una reconquista de esta megalópolis marcaría una victoria simbólica y personal para el jefe del Estado.
Por otro lado, el actual alcalde de Estambul, Ekrem Imamoglu, está llevando a cabo una campaña exitosa y mantiene sus índices de popularidad a pesar de la crisis interna que sacude a su partido, el CHP, afirma Samim Akgönül, profesor universitario y jefe del departamento de estudios turcos de la Universidad de Estrasburgo. “Ha conseguido situarse por encima de la contienda partidista”.
Otra victoria del alcalde le convertiría naturalmente en líder de la oposición en las elecciones presidenciales de 2028.
Oposición dispersa
Esta vez, a diferencia de 2019, la oposición enfrentó los comicios dispersa. El partido socialdemócrata CHP no supo formar un consenso en torno a Imamoglu en Estambul ni en otras partes del país.
El partido prokurdo Dem se presentó en solitario, lo que favorecía al partido en el poder, amenazado por el empuje del partido islamista Yeniden Refah.
Antes de los comicios, el presidente del partido CHP, Özgür Özel, afirmó que su formación obtendría “una gran victoria” en las urnas, sin que esta suponga “la derrota de nadie”.
El país se enfrenta a una inflación oficial interanual del 67 % y a una devaluación de su moneda (de 19 a 31 liras por dólar en un año).
“Si logra volver a Estambul y Ankara, Erdogan verá un estímulo para modificar la Constitución para representarse en 2028″, apuntó, antes de los comicios, Bayram Balci, investigador del Centro de Estudios e Investigaciones Internacionales (Ceri)-Sciences-Po en París.
En cambio, si “Imamoglu, logra mantenerse, habrá ganado su batalla dentro de la oposición para imponerse” como jefe de filas de cara a las próximas presidenciales.
Golpe con efecto financiero y fondo electoral
Más allá del simbolismo, la razón por la que se presta tanta atención a Estambul es que esa ciudad, con dieciséis millones de habitantes, concentra la mayor parte de la riqueza del país, y también representa una ganancia económica inesperada para el partido que gane.
Didier Billion, que señala que la corrupción y el amiguismo no perdonan a Estambul, añade:
Esto da a quienes ostentan la alcaldía del Gran Estambul un poder financiero considerable, que no siempre se utiliza en beneficio de los ciudadanos, sino que también puede servir para alimentar las arcas de los partidos, sean quienes sean.
Berk Esen, politólogo de la Universidad Sabanci de Estambul, explica a AFP, que “la metrópoli dispone de enormes recursos municipales, que prestan servicios a sus millones de ciudadanos”, entre ellos once millones de electores, que probablemente ajustarán su voto en las elecciones nacionales en función de la calidad de estos servicios.
Aunque es en Estambul donde el AKP ha concentrado sus esfuerzos durante esta campaña, también tendrán que estar pendientes de los resultados en las otras dos principales ciudades del país: Ankara e Esmirna, en las que el partido de Recep Tayyip Erdogan quiere sumar puntos.
“En un país autoritario como Turquía es bastante extraño que las tres principales ciudades del país estén en manos de partidos de la oposición”, analiza Didier Billion.
Un año después de los terremotos en Turquía, las promesas del presidente Erdogan chocan con los hechos.
Bayram Balci, en Le Figaro, argumenta que, por el contrario, una victoria del AKP, en estos centros urbanos, “consolidaría el dominio de Erdogan durante mucho tiempo” y “anclaría profundamente a Turquía en una línea conservadora y nacionalista”.
En Ankara, el CHP está encabezado por el alcalde saliente Mansur Yavas, aunque los observadores de la vida política turca pronostican una carrera muy reñida. Por último, Esmirna, tercera ciudad del país, es tradicionalmente kemalista y administrada por un alcalde del CHP, pero el partido socialdemócrata podría perder terreno allí.
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